Las generaciones de dramaturgos, confrontadas: Chabaud

lunes, 15 de noviembre de 2004 · 01:00
* La suya se enfrentó a la de la Nueva Dramaturgia * Edgar Chías, Noé Morales, Vidal Medina, de los novísimos México, D F, 15 de noviembre (apro)- “Los nuevos dramaturgos están entre la adolescencia y la ignorancia”, dice categórico Jaime Chabaud, autor teatral que dirige la revista Paso de Gato Para Chabaud no existe una nueva propuesta en los distintos niveles de la estructura teatral, es decir, se tiene el conocimiento a nivel formativo pero no llevado a la práctica “Los nuevos dramaturgos a nivel de la temática están en las obsesiones tradicionales de la dramaturgia Por otro lado, a nivel formal no existen nuevas propuestas en la investigación” Estas nuevas generaciones se quedan en el trabajo post-dramático, afirma, que de haberse dado hace 30 años habrían traído la revolución teatral Quienes enmarcan esta generación son Edgar Chías, Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, Vidal Medina, Noé Morales, entre otros De todos en los que ve una mejor estructura están Edgar Chías y Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio Sin embargo, comenta Chabaud, parafraseando a Alfonso Reyes, “esto va en el sentido de que México llega siempre 50 años tarde al festín de la historia”: “En las grandes revoluciones del teatro del siglo XX, la apuesta en cuestión del concepto del personaje, del conflicto dramático, la evacuación de la fábula, la desaparición del espacio tiempo, es decir, las puestas se pueden contemplar en cualquier lugar; siento que no permearon la dramaturgia mexicana de manera decisiva” En cuanto a los autores teatrales de su generación, están Antonio Serrano, Luis Eduardo Reyes, Estela Leñero, Luis Mario Moncada, David Olguín, Jorge Celaya, entre otros, que se negaron a encasillarse en la ideas de la llamada Nueva Dramaturgia, donde lo importante era el realismo mexicano como una manera contestataria de la realidad Su oposición no se debió “por una reacción violenta contra la Nueva Dramaturgia representada por Jesús González Dávila, Víctor Hugo Rascón Banda, Óscar Liera”, sino “permeada por la caída de las ideologías, una especie de nihilismo, el sentido de desilusión que llevaba a su generación a sentir el realismo como un corsé muy chato” Sin embargo, los dramaturgos de hoy regresan a los cánones de esa Nueva Dramaturgia, de manera que se está dando una confrontación con quienes los critican de no haber dado un paso más allá de lo preestablecido Y es que la generación de la Nueva Dramaturgia abrió una brecha que está muy cerrada, “que era la de poder acceder a los teatros”; mientras que la suya “tomó los teatros por asalto para que se les abriera el camino cuando los espacios estaban cerrados, ya que predominaba la dictadura del director como creador del espectáculo teatral” De no haberse dado estas circunstancias, no existirían tales espacios y se enfrentarían a más problemas para poder ver sus puestas en escena Además de que éstas acceden al escenario con mucha facilidad, que para él “rayan en la impunidad”, donde no se han preocupado por confrontarse entre sí, “previo a la verificación escénica de sus textos teatrales”, así que llegan los productos sin terminar Como consecuencia no existe la autocrítica, y ello puede resultar mucho más dañino porque los espectadores podrían dejar de asistir al teatro Por otro lado, Chabaud se siente relegado hoy porque no existe un circuito teatral donde pueda exponerse en el medio comercial, ya que lleva dos años sin poder realizar una puesta Otra de sus preocupaciones es que las instituciones encargadas de patrocinar la cultura las están dejando de lado: “¿Qué va a suceder con la cultura y específicamente con el teatro?”, se cuestiona Ejemplifica cuando hace más de un año el secretario de Educación Pública decidió retirar de la biblioteca de aula la noveleta Aura, de Carlos Fuentes, o se pregunta qué puede suceder si “López Obrador llega a la Presidencia cuando se ha visto que el populismo es su fuerte, y dentro del mismo no entra la cultura como prioridad” Paso de Gato, la revista con la cual Chabaud anima el medio teatral, toma su nombre de un pasillo situado en la parte de arriba del escenario por el cual se desplazan peligrosamente, “a gatas”, los tramoyistas, para enfocar las lámparas hacia distintos lugares del foro

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