Trilogía poética de las mujeres en Hispanoamérica (pícaras, místicas y rebeldes)

lunes, 29 de noviembre de 2004 · 01:00
* Compilación de Aurora Marya Saavedra (+), Maricruz Patiño y Leticia Luna México, D F, 29 de noviembre (apro)- Acaban de aparecer tres tomos de Trilogía poética de las mujeres en Hispanoamérica (pícaras, místicas y rebeldes), en compilación de Aurora Marya Saavedra (+), Maricruz Patiño y Leticia Luna para La Cuadrilla de la Langosta (colección “Once Mil Vírgenes”, coedición UNAM, UAM, Conaculta/Fonca y Fundación Bancomer), gracias al impulso de Benjamín Anaya y Leticia Luna Se trata de un enorme y utilísimo trabajo antológico que recoge poemas de las principales creadoras del lenguaje en lengua española en tierras americanas, desde Sor Juana Inés de la Cruz hasta nuestros días Cada tomo responde a un enfoque: “Pícaras” (obra de Saavedra, Patiño y Luna), “Místicas” (selección de Patiño) y “Rebeldes” (compilación de Luna) registran la impronta de las poetisas sobresalientes De México, aparecen 38, 40 y 19, respectivamente, aunque se repiten algunas Todos los países latinoamericanos están representados Vale la pena asomarse a esta rica colección de obligada consulta en una biblioteca personal En seguida, se reproduce un fragmento de la presentación de “Rebeldes”, titulada “La insumisión de la inteligencia”, por Leticia Luna, poeta nacida en la Ciudad de México, 1965 I Si bien es cierto que lo importante es que una obra literaria deje huella en la cultura de un país o de una lengua, no importando el género, raza o clase social del sujeto histórico que la escribe, no debemos olvidar que antologías que han marcado el canon de un país, una lengua o una época, han sido selecciones donde mayoritariamente encontramos voces de escritores varones: lo mismo ha ocurrido en España que en Argentina, El Salvador o México En los países de nuestra América hispana, en sus panoramas de poesía, el porcentaje de mujeres poetas incluidas es revelador de una exclusión permanente y sistemática, de un desconocimiento o desinterés por la producción poética femenina La discriminación editorial (que no sólo alcanza a las mujeres), ocasiona una gran dificultad en la investigación de las autoras en su conjunto, más allá de las consagradas Ante este panorama, diversos estudiosos y especialistas han visualizado la necesidad de abrir espacios editoriales, muchas veces construidos por las propias poetas, saltando del canon selectivo al canon democrático Sin embargo, corto ha sido el sendero recorrido: en México, debido a las fiestas del Centenario de la Independencia, y a instancias de la Junta de Señoras correspondiente a la Exposición de Chicago, se encargó a José María Vigil realizar la antología Poetisas mexicanas Siglo XVI, XVII, XVIII y XIX Al igual que otras invaluables antologías del siglo XIX y principios del XX, que comenzaron a dar cuenta de la producción poética femenina en el continente, legaron a los investigadores posteriores la tarea de establecer una bibliografía de muchas autoras; en el año 1975 hubo una especie de auge de las antologías femeninas debido a la coyuntura política que representó el Año Internacional de la Mujer; pero desde Gertrudis Gómez de Avellaneda, quien en 1890 dirigió la revista quincenal Álbum cubano de lo bueno y lo bello, con temas de interés para y sobre la mujer, hasta las antologías realizadas por Carmen Conde (Once poetisas americohispanas, Madrid, 1967), Luz Méndez de la Vega (Mujer, desnudez y palabras Antología de poetas desmitificadoras guatemaltecas, Guatemala, 2002), e Idea Vilariño (Antología poética de mujeres hispanoamericanas, Montevideo, 2001), por mencionar sólo algunas, muestran ese interés y preocupación de las poetas por abrir espacios de difusión y conocimiento de la obra de las mujeres Y aunque en las últimas antologías femeninas de finales del siglo XX, muchas autoras dicen que “ni una más”, ya que la batalla debe hacerse “junto a ellos”, la mayor parte de la poesía femenina en sus diversos “corpus”, está por estudiarse En la actualidad, el tono nada domesticable de la rebeldía femenina sigue encaminándose a liquidar el rol tradicional de la mujer como poeta, y aunque el panorama ha cambiado, sobre todo para aquellas que logran situarse en las metrópolis --se han creado premios literarios, colecciones, sesiones en las bibliotecas y librerías, se realizan en encuentros y congresos nacionales e internacionales, y la literatura escrita por mujeres es ya un campo de estudio--, como dice Noni Benegas, en su estudio preliminar de la antología Ellas tienen la palabra Dos décadas de poesía española (1997) “cada vez más editoriales quieren tener a las poetas en sus catálogos” Ya sea por transgresoras, por “sexys”, por ser voces que vienen a refrescar el lenguaje poético; ya para integrarlas a sus grupos literarios, o porque hay que ser “políticamente correctos”, el desprecio consabido y soterrado no ha desaparecido, resintiéndolo tal vez más las poetas que viven en las regiones de provincia, pues el calificativo de regionalistas o localistas es como un estigma de origen que también se lucha por romper II La poesía social contempla que el poeta no brinda soluciones, sino que denuncia con su canto la gama de injusticias que atañen al Hombre; parte de un realismo, en el sentido de observar y sentir al mundo en un contexto histórico determinado, pero no se une a las problemáticas sociales a través de la piedad o caridad, virtudes cristianas que pueden ser individualistas, ya que --establecen los teóricos de la poesía social--, ésta es ante todo, colectiva En el caso de la mujer poeta, inmersa en el contexto que le ha tocado vivir, no sólo “padece” la realidad social, sino que la “compadece”, está movida por el dolor ajeno, y es en ese compadecerse de las injusticias del mundo que toma conciencia de sí misma, pues no le es ajena su situación de marginación histórica En la presente antología encontramos poemas que expresan una identificación femenina con las injusticias hacia el indio, el negro, el campesino y el obrero Matilde Cazasola (Bolivia, 1943), escribe: Yo te he visto sentado cabizbajo con tu perfil antiguo () Ahora los indios se sientan en la plaza con la mayor tranquilidad () Estás clasificado como yo Mercedes Matamoros (Cuba 1851-1906), en su soneto “La muerte del esclavo”, apunta: Por hambre y sed y hondo pavor rendido, del monte enmarañado en la espesura, cayó, por fin, entre la sombra oscura el miserable ciervo perseguido Ángela Valle (Honduras, 1927), escribe en “Los desheredados”: Grande es la tierra, amado, sin embargo, no es nuestra Esta conciencia hacia el otro toma conciencia para sí, en el poema de Nancy Morejón, “Mujer negra”: Me sublevé En esta misma tierra toqué la sangre húmeda y los huesos húmedos de muchos otros Las poetas incorporan a su obra elementos de testimonio y denuncia contra la guerra, el exilio, el racismo, la militancia antipatriarcal, antimilitarista y antiimperialista; nos hablan de las dictaduras impuestas en esta región del mundo; o bien de las revoluciones cubana, sandinista, los procesos de liberación; la represión: la matanza estudiantil de 1968, la masacre de Acteal o las desapariciones políticas Thelma Nava (Ciudad de México, 1932), en su poema “Tlatelolco 68 II” escribe: Todo ha sido invadido por la sangre Aún vuelan partículas por el aire que recuerda () Los asesinos siempre regresan al lugar del crimen El arrebato de la rebeldía social es auténtico y es dinámico, ya sea independentista, autonomista o revolucionario; más allá de las ideologías, la poesía rebelde de las mujeres es, finalmente, aquella que postula la dignidad y los derechos de equidad entre los seres humanos, eleva a categoría artística su pulso social y es ante todo combativa y amorosa, pues como comentara Claribel Alegría: “El amor inconmensurable que le tengo a mis pueblos es lo que me ha hecho cantar” () De esta forma iniciamos el recorrido poético por la lírica femenina de alrededor de ocho siglos y veinte países del ámbito hispanoamericano, donde además de encontrar reflexiones e interpretaciones diversas que van desde el significado de la patria, el devenir de América Latina, el sentido de la justicia social, la construcción de las identidades femeninas, el dolor ante las problemáticas del mundo la palabra poética se convierte en un testimonio rotundo de la Historia, esa otra Historia de las mujeres, donde dialogan tradición y ruptura, rebeldía y libertad conquistada, a través del canto de la inteligencia insumisa

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