San Romero de América

sábado, 26 de marzo de 2005 · 01:00
San Salvador, 25 marzo (apro) -- Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez estaba oficiando una misa en el aniversario de muerte de una de sus fieles, en la capilla del hospital para cancerosos “La Divina Providencia” Eran las 6:20 de la tarde del 24 de marzo de 1980 En el preciso momento en que iba a tomar la ostia del cáliz sonó un estruendo y el arzobispo de San Salvador cayó de espaldas En el suelo fue auxiliado por quienes se encontraban cerca del altar, pero de su boca y nariz la sangre le salía con fuerza como signo de una grave hemorragia interna En aquella confusión no hubo alguien que se fijara en el homicida, quien desde un vehículo rojo había hecho un certero disparo al pecho del arzobispo Aquel francotirador, cuyo nombre hasta el momento se desconoce --y es uno de los secretos mejor guardados de algunos personajes de la extrema derecha de El Salvador-- estaba asesinando al segundo arzobispo de la Iglesia católica El único antecedente de semejante magnicidio es el del hoy santo Tomás Becket, quien era arzobispo de Canterbury, Inglaterra, y asesinado por sicarios del Rey Enrique II en el año 1170 Lo que nunca imaginaron los ejecutores y planificadores del asesinato de monseñor Romero, es que el Vaticano lo convertiría en mártir y en santo Tampoco podían imaginar que la Iglesia católica aseveraría que el crimen contra Romero se había dado porque “los tiranos odiaron la fe” que el mártir profesaba El Vaticano aún no ha dado fallo, pero no tardará en hacerlo La Iglesia católica tendría entre sus santos al que ya se conoce, sobre todo en Latinoamérica, como San Romero de América No nació santo Oscar Arnulfo Romero nació el 15 de agosto de 1917 en la ciudad de Barrios, en la oriental provincia de San Miguel, en El Salvador Sus padres, Santos Romero y Guadalupe Galdámez, formaron una familia de clase media De su padre heredó su afición por la literatura y la música Apenas con 13 años de edad entró al seminario menor y luego fue enviado a Roma, hasta que el 4 de abril de 1942 se ordenó sacerdote Uno de sus biógrafos, el también asesinado sacerdote jesuita Ignacio Martín-Baró, apuntó que inicialmente y antes de que Romero llegara al arzobispado, “todos los indicios hubieran señalado a un tipo de apostolado pacato, espiritualista y puritano, más inclinado a la componenda con los poderosos que a la solidaridad insobornable con los pobres” Martín-Baró aseveró tal cosa porque cuando Romero fue designado obispo de Santiago de María, una región de grandes haciendas cafetaleras, se codeó con la crema y nata de la alta sociedad terrateniente salvadoreña, por ello se le conocía como un cura conservador El 3 de febrero de 1977, monseñor Romero se convirtió en arzobispo de San Salvador, lo cual fue festejado por los grupos oligárquicos cafetaleros y por los altos oficiales del gobierno dictatorial Pero la época ya era turbulenta La dictadura no distinguió en asesinar a sindicalistas, políticos de oposición y sacerdotes, como los padres Alfonso Navarro, Rutilio Grande y Rafael Palacios, entre otros El asesinato, las capturas, torturas, desapariciones y expulsiones de sacerdotes, así como la represión en contra de sus colaboradores laicos, provocaron en Romero una conversión que lo colocó en la primera fila de la defensa por los derechos humanos y en una abierta oposición a la violencia, viniera de la naciente guerrilla o del gobierno militar Un día antes de su asesinato, en su homilía dominical, monseñor Romero denunció graves violaciones a los derechos humanos cometidos por el ejército y los cuerpos de seguridad Antes de finalizar el sermón le envió un mensaje a los soldados: “En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, ¡les ordeno! En nombre de Dios: ¡Cese la represión!” El magnicidio Durante sus tres años como arzobispo, Romero fue víctima de insultos y amenazas públicas En el Informe de la Comisión de la Verdad se constata como fue atacado por sectores de ultraderecha desde las páginas editoriales del periódico El Diario de Hoy, donde se le califica como “Arzobispo demagogo y violento” y se le culpa de haber estimulado desde la catedral la “adopción del terrorismo” Diariamente se le amenazaba de muerte y en una ocasión, después de su homilía en la Basílica de Guadalupe, se encontró un maletín lleno de dinamita muy cerca del púlpito Pero aquel llamado a las bases del ejército habría llenado la copa de la paciencia de las fuerzas ultraderechistas Romero fue asesinado al siguiente día, el 24 de marzo de 1980 Un francotirador le disparó una sola bala explosiva que le penetró por el pecho y le destrozó importantes arterias, provocándole una hemorragia interna y la muerte instantánea En la actualidad los autores intelectuales y materiales del asesinato, que se constituyó en un detonante definitivo para el estallido ese mismo año de la guerra civil, aún permanecen impunes, pese a que todas las investigaciones locales e internacionales sobre el caso apuntan al mismo grupo extremista que fue comandado por el ya fallecido exmayor Roberto D´Aubuisson La Comisión de la Verdad, que fue patrocinada en 1993 para investigar los más graves hechos de violencia en El Salvador (1980-1992), concluyó que existían plenas evidencias de que D´Aubuisson dio la orden de asesinar a Romero Entre los ejecutores se menciona al excapitán de la fuerza aérea Álvaro Saravia (actualmente procesado en ausencia por un tribunal californiano); al también capitán Eduardo Ávila; los civiles Fernando Sagrera y Mario Molina La Comisión de la Verdad apunta que el Estado participó, promovió y toleró a los Escuadrones de la Muerte como el dirigido por D´Aubuisson --que en 1982 fundó el ahora partido gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA)--, así como a los grupos de exterminio que estaban incrustados en las unidades de inteligencia de las policías militarizadas y en el ejército Pese a que la Comisión de la Verdad recomendó investigar de manera especial a los escuadrones de la muerte, el entonces presidente Alfredo Cristiani promulgó una amnistía general en 1993 que mantiene en la impunidad no sólo el magnicidio de Romero, sino todos los crímenes de lesa humanidad que cometieron los militares y los guerrilleros La santidad No obstante, el martirio de Romero, desde su propia muerte, cobró otra dimensión espiritual En El Salvador y en Latinoamérica se conoce popularmente a monseñor Romero como "la voz de los sin voz" o "San Romero de América" Monseñor Rafael Urrutia, quien ejerce como uno de los principales defensores de Romero en la causa de la canonización, dice que el proceso tuvo contratiempos, pero que después de estar detenido durante casi cinco años en la Congregación para la Doctrina de la Fe, ésta ha dictaminado que Romero, siendo arzobispo de San Salvador, no transmitía ninguna herejía, sino que “su doctrina era ortodoxa” En coincidencia, el principal postulador de Romero, nombrado por el Vaticano, el obispo Vicenzo Paglia, aseguró recientemente a la televisión italiana que "la comisión --la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe-- ha concluido que Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la iglesia, del evangelio y de los pobres” Los postulantes estiman que la canonización de Romero será a más tardar el año próximo Paglia cree incluso que el proceso está avanzado hasta en un 95 por ciento y Urrutia afirma que sería ideal que el Papa Juan Pablo II sea el encargado de beatificarlo

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