Alemania: El debate sobre cómo recordar

lunes, 9 de mayo de 2005 · 01:00
Berlín, 9 de mayo (apro) - “Los días inmediatos después de la guerra se borraron de mi memoria, quizá porque los últimos días de la guerra fueron para mí una experiencia tremenda”, dice a Apro Hans Werner Mihan La experiencia a la que se refiere fue su participación en los combates en la afueras de Berlín, con sólo 17 años, la mano izquierda infectada e inútil, respirando la muerte ajena y presintiendo la propia, mientras las tropas se confundían con los miles de alemanes que escapaban de la capital sitiada “Nadie quería caer prisionero de los rusos --señala Mihan Tal vez ésa era la causa por la que seguíamos luchando, a pesar de que sabíamos que la guerra estaba perdida Hoy algunos dicen que las luchas eran mero fanatismo Pero no era así, nosotros queríamos sobrevivir Desde Berlín, la gente huía en dirección al Oeste, para entregarse a los británicos o a los estadunidenses El régimen nazi propagó imágenes sobre las regiones recuperadas por los rusos, donde se veían miles de muertos Entonces no sabíamos nada de las crueldades cometidas por los alemanes en Rusia Si lo hubiéramos sabido, habríamos tenido más miedo” El 8 de mayo de 1945 se anunció en Alemania la rendición incondicional firmada un día antes en Reims, Francia, y que se firmó un día después en Berlín, frente a los mandos soviéticos El saldo de la guerra iniciada por los alemanes fue de 60 millones de muertos, entre los que se cuentan 27 millones de soviéticos y 6 millones de judíos, asesinados por los nazis de manera sistemática en los campos de concentración, al igual que gitanos, homosexuales, opositores políticos, soldados y civiles de los países ocupados El holocausto y la guerra de exterminio sumieron a Alemania en el desbarranco moral El país ocupado, destruido y dividido, cubrió con un manto de silencio la vergüenza y la culpa Este domingo 8 de mayo, como cada diez años, la conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial ha dado lugar al debate histórico y político En los últimos meses, un sinnúmero de exposiciones, películas y demás manifestaciones del arte y la cultura han puesto el acento en el modo en que Alemania debe recordar lo sucedido Los debates centrales se dan en torno a la transformación de la culpa en responsabilidad histórica, a las implicancias de considerar el 8 de mayo como día de la derrota o de la liberación, a considerar o no las reivindicaciones de los alemanes desplazados tras la guerra como un modo de relativizar los crímenes del nazismo Esta vez el canciller alemán Gerhard Schroeder participará en la conmemoración central de los 60 años del fin de la guerra, que se realizará el lunes 9 en Moscú, con la presencia de los mandatarios de las potencias vencedoras En Berlín se llevará a cabo un acto oficial el domingo 8 El punto discordante del día será, sin duda, la marcha de los grupos neonazis por el centro de la ciudad, y las consiguientes marchas de protesta de la izquierda y de los sectores antifascistas ¿Liberación o derrota? En 1985, el presidente federal Richard von Weizsäcker dijo que el 8 de mayo era el día en que los alemanes se habían liberado de la violencia nacionalsocialista y de su sistema de desprecio por el ser humano Dicho concepto marca desde entonces la ideología oficial del Estado, que impregna los medios de comunicación y los libros escolares La controversia surge, sin embargo, con sólo recordar el modo en que los alemanes combatieron en Berlín hasta el final “La mayoría de la gente vio el fin de la guerra como una derrota”, dice a Apro el doctor en historia, Burkhard Assmuss “Había alrededor de 8 millones de miembros del Partido Nacionalsocialista, que eran seguidores incondicionales del Führer, quien llevó la guerra hasta el absurdo, aun cuando el desenlace ya estaba a la vista En esos días se ahorcó y fusiló a cientos de miles que deseaban rendirse, como forma de intimidación”, recuerda Assmuss, director de la colección del Museo Alemán de Historia en Berlín, sostiene que si bien se trató de una derrota militar, desde el punto de vista político fue una liberación Señala que tuvieron que pasar 40 años para que en Alemania se impusiera el aspecto de la liberación sobre el de la derrota El politólogo Guillermo Ruiz Torres opina distinto En entrevista con Apro, dice: “Mal se puede hablar de una liberación cuando ha sido evidente el apoyo masivo de la población alemana al régimen nazi, a la conducción de la guerra, que se expresa, por ejemplo, en la defensa de Berlín, donde murieron decenas de miles de soldados soviéticos” En los primeros años de postguerra, la población alemana en todas las zonas de ocupación se dedicó a paliar las necesidades básicas, tales como el hambre, el frío y la falta de vivienda Entonces cualquier intento por escarbar en el pasado reciente encontraba fuerte rechazo Muchos responsables directos de las atrocidades jugaban todavía un papel importante en la vida del país Los alemanes abocados a la persecución de los crímenes de guerra, en apoyo a los juicios realizados en Nuremberg, relatan que sus propios connacionales los hacían sentir en un país enemigo Transcurrió mucho tiempo hasta que en Alemania se impuso una forma más autocrítica de ver el pasado En 1955, todavía dominaba el recuerdo del propio sufrimiento y el orgullo por la reconstrucción La tendencia continuó en el 20 aniversario del fin de la guerra Ese año se inició, no obstante, un cambio, luego de que los campos de concentración captaron la atención de la sociedad Entonces se discutió por primera vez acerca de la forma en que debía tratarse la cuestión del 8 de mayo El hecho esencial para tomar como tema la responsabilidad y la culpa se debe a la generación del 68, que con su irrupción política desafió el silencio colectivo acerca de los crímenes del nazismo Esta generación cuestionó a sus mayores con preguntas tales como qué era exactamente lo que habían hecho durante la guerra En 1970, después de que el canciller socialdemócrata Willy Brandt se arrodilló frente a la tumba de los muertos en el guetto de Varsovia, Alemania empezó oficialmente a tomar en cuenta a los muertos soviéticos y de los países del Este en la Segunda Guerra Mundial En 1975, el Presidente federal Walter Scheel mencionó a los judíos, rusos y polacos como víctimas de la política de exterminio Así mismo reconoció que el advenimiento de Hitler no fue ninguna mala pasada del destino, sino que los alemanes lo eligieron y aclamaron Y sostuvo que la liberación, en todo caso, había venido de afuera A finales de los años 70, algunas filmaciones sobre el Holocausto tuvieron un gran impacto entre la población alemana A partir de entonces, el tema no pudo quedar a un lado a la hora de discutir sobre el nazismo y la guerra La memoria de la resistencia En los últimos años, sobre todo a través del cine, se han recuperado figuras de la resistencia, como el oficial Claus von Stauffenberg, quien realizó un atentado fallido contra Hitler en 1944; y la estudiante Sophie Scholl, quien conspiró contra el nazismo en la universidad de Munich “Si bien en Alemania existió la resistencia contra el nacionalsocialismo, la cifra de personas que se atrevieron a oponerse es muy pequeña La gente también sacó provecho del sistema”, dice el doctor Assmuss “Durante los primeros años, existía una amplia resistencia en el marco del movimiento de los trabajadores, de parte de los comunistas y de los socialdemócratas, pero a lo largo de los años fue suprimida, y la mayoría de la población, que en un principio estaba en contra, se adaptó rápidamente”, agrega Para Ruiz Torres el hecho de resaltar personajes individuales tiene que ver con la forma en que se escribe desde hace algunos años la historia, con el fin de despolitizar procesos y movimientos: “No se habla de los aproximadamente 200 mil alemanes no judíos, no gitanos, que fueron asesinados en los campos de concentración, y que sufrieron persecución política, básicamente partisanos, anarquistas, comunistas, socialdemócratas, e incluso demócratacristianos” Esta marginalización de dichos grupos, a la hora de recordar la resistencia contra Hitler, tiene que ver –a juicio de Ruiz Torres– con un sentimiento anticomunista, que todavía subsiste en Alemania, pero que se expresó fuertemente en los años 70 y los 80 En la época de la Guerra Fría, o de grupos subversivos como la RAF, era impensable que desde el Estado se resaltara la resistencia de los comunistas La balanza del dolor En los últimos años se discute abiertamente acerca de los alemanes desplazados de los territorios perdidos tras la guerra (Prusia Oriental, Silesia, los Montes Sudetes), sobre los bombardeos a ciudades alemanas cuando la guerra estaba decidida, sobre las crueldades cometidas por el Ejército Rojo al ocupar Alemania Algunos sostienen que de este modo se busca relativizar los crímenes del nazismo “Los grupos de desplazados en Europa del Este han estado adquiriendo mucha mayor resonancia a nivel nacional e internacional para recuperar sus derechos perdidos”, dice Ruiz Torres “Este accionar y el hecho de que sean apoyados por la Unión Democristiana (CDU) tiene que ver con un intento de relativizar los hechos, la historia, y por otro lado de presentar a Alemania también como víctima de la guerra, diciendo ‘nosotros también sufrimos en la guerra, tal y como sufrieron los otros’”, agrega Ruiz Torres supone una tendencia, acentuada por el actual gobierno socialdemócrata-verde, en el sentido de querer dar vuelta la página y cimentar la idea de que Alemania fue liberada, y en esa medida ha cumplido con la responsabilidad histórica de resarcir a las víctimas y a los países agredidos “El discurso ha pasado así de la derrota a la liberación, y ahora estamos llegando a la victimización del pueblo alemán, por los propios crímenes que cometieron”, sostiene el politólogo Para el doctor Assmuss, el sufrimiento de la gente es siempre comparable La diferencia más importante, sin embargo, es que no se puede hablar del fin de la guerra en 1945 sin mencionar la asunción de Hitler al poder en 1933, que fue la base para todo lo que vino más tarde La expulsión de los alemanes de las zonas orientales, y las ejecuciones y violaciones del Ejército Rojo serían, a su juicio, consecuencia de la guerra de exterminio contra la población eslava Una venganza por las atrocidades cometidas por los alemanes en el Este Documentos de toda índole demuestran que el ejército alemán no sólo luchó, sino que participó del terror sembrado por las SS en los territorios ocupados Sin embargo, el hecho de considerar la guerra en el Este y Sureste de Europa como “de exterminio”, fue tabú en Alemania por mucho tiempo La exposición titulada Los crímenes del Ejército Alemán, desató polémicas virulentas en las ciudades en las que se ha presentado Neonazis En los últimos meses se debatió agriamente la posibilidad de impedir la marcha neonazi del 8 de mayo por el centro de Berlín Finalmente el gobierno optó por no restringir un derecho tan caro a la democracia como la libertad de reunión Los neonazis, agrupados alrededor del ultraderechista Partido Nacional Demócrata (NPD), tendrán finalmente su marcha Sin embargo, no se les ha permitido cruzar la simbólica Puerta de Brandeburgo ni desfilar frente al Memorial del Holocausto, que será inaugurado el próximo 10 de mayo para recordar a los judíos europeos asesinados por el régimen nazi La marcha se suma a la presencia de los partidos neonazis en los parlamentos de Sajonia y Brandeburgo “Esta es la expresión de una nueva política mucho más agresiva de los partidos neonazis, en cuanto a ocupar posiciones dentro de la burocracia, dentro del Estado alemán, en el parlamento federal y en los parlamentos de los estados”, opina Ruiz Torres “Lo interesante –añade-- es que los partidos neonazis o de extrema derecha resurgen en épocas en las que no se observan mayores diferencias entre la política de la oposición y del gobierno, igual que como ocurrió en los años 70” Buena parte del debate pasa, sin embargo, por el modo en que Alemania debe recordar lo ocurrido “Todo aquel nacido después de 1945, no puede ser considerado culpable desde el punto de vista jurídico Pero por el otro lado todos, también los nacidos después de 1945, tienen la responsabilidad de convivir con esa historia”, sostiene Assmuss A su juicio nadie puede quedar exento de esta responsabilidad individual, y el Estado debe mantener vivo el recuerdo, desde el ámbito político y social Ruiz Torres supone que tanto en el discurso oficial como en la política educativa sobre la memoria histórica, si bien hay un reconocimiento de los hechos, de la responsabilidad y de la culpa, todo se presenta de manera demasiado abstracta “Los niños en las escuelas son confrontados con estos temas, pero sin que les atañan de manera directa”, sostiene No se promueve la indagación acerca de lo que hicieron en esa época los familiares, las grandes empresas, industrias y bancos alemanes Cuando se habla de la desnazificación llevada a cabo, se omite decir que la mayoría de los jueces del Estado alemán nazi permanecieron en sus cargos; igual que lo médicos que participaron de los experimentos en campos de concentración, muchos jefes de grandes empresas y también políticos que tuvieron puestos importantes dentro de la maquinaria del Estado nazi “Qué y cómo recordemos, y aquello sobre lo que deseemos hacer valer nuestros derechos, decidirá lo que será de nosotros”, dijo el filósofo Karl Jaspers a finales de 1945 La historia y la memoria viven de la política simbólica que se lleva a cabo en su nombre, se le contesta desde el poder político La tematización de la responsabilidad y la culpa, y el reconocimiento de la página más negra de la historia --incluida la participación masiva de ciudadanos normales en los crímenes del régimen--, han hecho posible que el país de los victimarios cambie de sitio, y que la Alemania reunificada se encuentre hoy entre los vencedores morales de la guerra contra el fascismo

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