Condolencias y agradecimiento

lunes, 8 de octubre de 2007 · 01:00
México, D F, 8 de octubre (apro)- A nuestros amados descendientes: la presente es para ofrecerles nuestras más sinceras condolencias a tantos de ustedes que viven en circunstancias más jodidas que las nuestras? y lo ignoran ¡Ah!, y también agradecerle a los que están reivindicándonos ante sus ojos ¡Quien lo diría!, pero así es, ¿o no es verdad que la mayoría de ustedes, los vivientes, nos siguen viendo como seres salvajes, de aspecto y caras simiescas, semidesnudos, semivestidos con pieles, incapaces de pensamiento lógico y sujetos a reacciones instintivas motivadas principalmente por impulsos de violencia e, incluso, de asesinato, dispuestos, por lo tanto, a echar mano a la cachiporra o la lanza para aplastar la cabeza o atravesarle el corazón al prójimo? ¿No es verdad que siguen pensando que los genes de brutal bestialidad que heredaron de nosotros son los culpables de no pocos de los problemas que los atormenta e, incluso, de las tragedias de los que son protagonistas, así sea como autores o víctimas de las mismas? ¡No la frieguen! Afortunadamente --¡ya era hora!-- ya no es así, pues en las últimas décadas han aparecido toda un serie de estudiosos científicos ?antropólogos, etnólogos, arqueólogos, etcétera-- que han estado y están descubriendo y dando a conocer que no éramos ni tan ignorantes, ni tan brutos, ni tan incapaces, ni tan bestiales como se pensaba que éramos y se nos presentaba Esos estudiosos ?R Rudgley, N Salí, N Harri y Cohen entre otros--, están descubriendo y asentando que nosotros, sus tatarabuelos prehistóricos, que tuvimos como únicos medios de sobrevivencia la caza, la pesca y la recolección de raíces, granos y frutos que nos proveía la madre naturaleza; que no vivimos nunca en una economía reproductiva como es la agrícola o la ganadera, consideradas como los primeros peldaños de la escalera que se entiende como civilización, no nos dedicábamos a aplastar la cabeza a nuestros prójimos con la cachiporra o a arrastrar, tirándolas de la cabellera, a las mujeres, sino más bien nos dedicamos, sin necesidad de jefes, jueces, policías, cárceles ni campos de concentración, ejércitos, ni comercio ni propiedad individual, a vivir y transmitir la vida por espacio de unos 30 mil años, lo que no es poca cosa ¿O no es así? Esos estudiosos de nosotros y nuestro tiempo, van poniendo en claro también que no éramos los seres obtusos, limitados e ineptos que se pensaba Al contrario, ya que nuestras observaciones sobre la vida animal y las selecciones que hacíamos de frutos, raíces y semillas, de la fauna y flora de nuestro entorno; sobre las costumbres y rastreo de los animales que teníamos que cazar para comer y los vegetales, fueron resultados de cerebros capaces de refinada lógica, sutiles deducciones y clara y contundente objetividad, que en nada tiene que envidiar a la de los científicos modernos, al punto que algunos de los estudiosos ?Blurton Jones y M J Konner-- se atreven a decir: "Hemos ganado poco o nada en habilidad o agudeza intelectual desde la Edad de piedra; nuestra ganancia se ha dado en la acumulación de los registros de nuestros logros intelectuales" Y remarcan: "Nos encaramamos sobre los hombros de los demás; sabemos más y entendemos más, pero nuestros intelectos no son mejores" Y señalan: "Es un error equiparar la historia documentada de los logros intelectuales a una historia del intelecto" Y resaltan: "Es un error suponer que los cambios acontecidos en aproximadamente siete mil años de civilización urbana representan un etapa final de un progreso que se puede extrapolar hacia atrás, hasta nuestro pasado preurbano" Y terminan por afirmar: "Así como ya no se puede calificar la vida primitiva de desagradable, brutal y corta, tampoco se la puede definir como estúpida, ignorante y dominada por la superstición" ¿Cómo les ha quedado el ojo ante estas afirmaciones? Y aún hay más, muchísimo más? vean y lean Y tanto más y tan curioso y peregrino hay en esta carta, firmada por un tal Gar-Gar, presunto prehistórico integrante del Clan del Perro, que ni resumiéndola ha sido posible, por cuestión de espacio, darla por completo de una vez Estimados lectores: en el próximo buzón les haremos conocer el resumen del final de la misma Por su atención, gracias El encargado del Buzón

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