Elogio

lunes, 3 de diciembre de 2007 · 01:00
México, D F, 3 de diciembre (apro)- Pues sí, apreciables y apreciados lectores, la presente va en elogio del chisme y de las personas que lo ejercitan No ignoro, por supuesto, que esta mi intención, la de elogiar al chisme y a los que lo practican, tanto como propaladores o consumidores del mismo, es como intentar poner una pica en Flandes, como vulgarmente se dice, esto es, intentar una cosa muy difícil, pero en manera alguna pretender la cuadratura del círculo, es decir, un problema insoluble, por lo que persisto en mis trece aunque sé que mi propósito me va a generar la enemiga y hasta la burla de no pocos Que digan lo que quieran los académicos, los científicos sociales, en general los estudiosos del tema, pues la verdad, aunque duela, es que finura, discreción, conocimiento y cultura, tanto científica como artística, carecen de atractivo para esa mayoría ciudadana que los citados juzgan población subcultural, compuesta, sí, de mujeres, pero también de hombres, jóvenes y viejos y en muchos casos hasta de niños No es menos verdad que los integrantes de esa llamada subcultura, encuentran gran satisfacción y excitante entretenimiento en esos programas de los medios, sobre todo los que se ofrecen en la televisión, en que sus conductores son oídos atentos y trompetas tronantes de todos los dimes y diretes, líos, habladurías y escándalos, tanto íntimos como públicos, sean verdaderos e inventaos de personajes públicos, muy en particular los que atañen y suscitan posprotagonistas de los propios medios; artistas, los creadores de espectáculos, sus directores, productores y publicistas de los mismos Se ha dicho y se dice que las pautas o normas de esta cultura, a la que se descalifica tildándola de subcultura o de "simples chismes de lavadero", son la insignificancia, lo insustancial, la frivolidad y lo vulgar Eso dicen Por mi parte, proclamo y sostengo que en modo alguno la población, que es la mayoría en el mundo, perteneciente a la subcultura, descalificada con ese calificativo por los puristas de la cultura y la ciencia, carezca y rechace tales o cuales principios; lo que hace, simplemente, es vivir sus propios valores: el de la muy humana curiosidad por lo que le rodea y el muy legítimo querer saber y conocer del prójimo, sobre todo de los exitosos, de los que han sabido cómo hacerla para conseguirlo, de los que han llegado a ser sus ídolos --¿Pues qué? ¿No son estos días los de las figuras de los medios, sobre todo de los que aparecen en televisión, en los espectáculos? ¿Entonces?? con lo que demuestran que son modernos y actuales ¿O no es así? Piensen: ¿no vivimos en la cultura de la imagen y del espectáculo, de las representaciones, de las escenas, que cuanto más escandalosas y provocativas son, mayor atención despiertan y tienen mayor rating, mayor auditorio o espectadores alcanzan? Todo lo expuesto hasta aquí nos da la siguiente realidad irrefutable: que el chisme, su práctica, tanto por parte de los que lo generan, lo dan a conocer o exhiben como los que lo consumen, es un hecho multitudinario, mayoritario mundialmente, como lo confirma y demuestra igualmente su desarrollo, su crecimiento e incluso la comercialización del mismo en los diferentes medios, como en la televisión y la radio, por ejemplo, ¿Qué nos dice esa realidad irrefutable? Pues que más allá de toda crítica que merezca, ¡el chisme es por esa realidad una actividad eminentemente democrática, demócratas los chismosos y democrática la chismografía! ¿Pues qué, la democracia no es y se caracteriza por la voluntad de la mayoría? Y ese hecho, ¿no justifica y hace también democrático el elogio del chisme y los chismosos? Esto puede parecer a algunos un disparate, mas reflexionemos: si el chisme y los chismosos son democráticos por numerosos, por mayoritarios, son un bien en sí y hasta éticos, ya que, como señalé más arriba, responden a la innata curiosidad humana y a la humana necesidad de conocer al prójimo para saber a qué atenerse respecto al mismo y a sus acciones A parte de lo expuesto, pregunto para apuntalar mi derecho a elogiar al chisme y a los chismosos: A ¿Existen leyes investidas de autoridad suficiente para poder dictar juicios a favor de la cultura de la minoría y en contra de la respectivamente llamada "subcultura" de los más? B ¿Qué autoridad avala y justifica los principios que determinan que programas o espectáculos son culturales o mejores que otros? Perdónenme, pero considero que hasta que no respondan a mis preguntas, no pueden negarme mi derecho a elogiar al chisme y los chismosos Apreciables y apreciados lectores: con el deseo y la esperanza de que las razones expuestas en la presente aclaren su juicio sobre el tema tratado en la misma, queda de ustedes Dtor MAX P DANTE

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