Autoridades de Michoacán y Guerrero, sin pistas de levantados en Acapulco
MÉXICO, D.F., 5 de octubre (apro).- La procuraduría general de Justicia del estado de Michoacán señaló este martes que el secuestro de 20 ciudadanos michoacanos, perpetrado el pasado fin de semana en Acapulco, Guerrero, podría tratarse de una “confusión”.
"Pudiera ser una confusión, porque son un grupo de personas que trabajan en talleres, dados de alta en el IMSS desde hace mucho tiempo, que no tienen antecedentes penales", dijo el procurador de la entidad, Jesús Montejano.
La declaración del funcionario michoacano se da un día después de que el gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo, aseguró que el caso de los levantados en Acapulco es un asunto relacionado con "la delincuencia organizada".
De acuerdo con Montejano, quien afirmó que 19 de los desaparecidos cotizan en el Instituto Mexicano del Seguro Social y otro más es un menor de edad que acompañaba a su padre, la PGJ de Guerrero se hará cargo de las investigaciones del caso.
Al respecto, el procurador general de Justicia guerrerense, David Augusto Sotelo Rosas, aseguró que ya se siguen dos pistas para dar con el paradero de los turistas michoacanos secuestrados.
Asimismo, mencionó que de acuerdo con la colaboración que mantienen con sus homólogos de Michoacán, se ha determinado que esos dos indicios son válidos y podrían ayudar a resolver el caso.
Ayer, familiares de los desaparecidos afirmaron en un comunicado que ninguno de los 20 michoacanos levantados tiene vínculos o relación alguna con la delincuencia organizada, y los describieron como hombres trabajadores, de cuna humilde y buenos principios, por lo que exigieron a los medios de comunicación manejar con respeto y veracidad el caso.
"Ninguno de ellos tiene vínculo o relación con algún grupo que se dedique a realizar actos ilícitos o fuera de la ley. No tienen conflictos con persona alguna, ni amenaza de cualquier tipo", decía el texto.
En tanto, familiares de otros siete jóvenes michoacanos desaparecidos en Colima presentaron dos denuncias, una en la capital del estado y otra en el puerto de Manzanillo, y afirmaron que la última vez que vieron a los siete jóvenes originarios de Jiquilpan y Sahuayo fue en un evento automotor de arrincones, donde supuestamente tuvieron diferencias con una persona.
De acuerdo con un correo electrónico enviado por familiares de los jóvenes desaparecidos (Roberto García Álvarez, José Carlos Novoa Ortiz, Sergio Hernández Campos, Arturo Martínez Sánchez, Fernando González Arzate, Bryan Hernández Arredondo y Jorge Hidel Pimentel), éstos salieron el sábado 25 de septiembre de Sahuayo con rumbo a Manzanillo y la última ocasión que supieron de ellos fue cuando los interceptó una patrulla de la Policía Federal, para amonestarlos verbalmente por llevar personas en la caja de la camioneta que tripulaban. Después de eso no volvieron a tener noticias de su paradero.
En el mismo correo mencionan que el mismo sábado 25 de septiembre los vieron en un evento de arrancones de automotores, y entre las 20:00 y 21:00 horas tuvieron diferencias con un individuo del que desconocen sus datos.
Además, señalan que presentaron ante las autoridades del estado de Colima dos denuncias por la desaparición de los jóvenes, una asentada en el acta 692/2010 mesa cuatro, en la ciudad de Colima, y la otra, la 663/2010, en el puerto de Manzanillo.
El vocero de la PGJ de Michoacán, Jonathan Arredondo, informó en días pasados que ningún familiar de los desaparecidos había acudido a las instancias ministeriales del estado a solicitar ayuda para localizarlos.
De su lado, el alcalde de Jiquilpan, Francisco Mora Ciprés, reveló que había sido ubicada la camioneta en la que viajaban los jóvenes, pero ésta se encontraba abandonada y no había pistas sobre el paradero de los muchachos.