UAM: "Profesionales" sin cédula

domingo, 23 de febrero de 2014 · 10:46
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Una de las principales preocupaciones de la sociedad es la salud; sin ella no se pueden hacer –o se dificultan– muchísimas cosas necesarias para realizar cualquier proyecto vital. Por esta razón la Ley Reglamentaria del artículo 5º Constitucional –relativo al ejercicio profesional– regula con pulcritud los requisitos de quienes se ostentan o ejercen funciones propias de profesiones que inciden en la salud, así como en otras áreas profesionales. La usurpación de profesión es un delito federal previsto en el artículo 250 del Código Penal Federal. Este delito no sólo implica multas, sino privación de la libertad por su gravedad y por el riesgo que, si no se regulara, podría traer para todos. Para nadie es un secreto que un médico, por ejemplo, debe exhibir su cédula profesional en toda receta médica que expida y que los químicos deben hacer lo propio en las farmacias de las cuales son responsables, para certificar que lo que se vende se ajusta a estándares de calidad. Si todo profesional relacionado con las áreas de salud requiere una cédula profesional legalmente expedida, se entenderá que sus profesores deben contar al menos con esos requisitos legales y muchas otras prendas académicas. Si nadie investigara qué sucede en las universidades del país que ofrecen esas carreras, el sentido común, convertido en acto de fe, aconsejaría que todo debe estar debidamente en orden. Para sorpresa y preocupación mía, al revisar de rutina a la Universidad Autónoma Metropolitana advierto que no sólo engaña a la población, sino que forma profesionistas que paradójicamente podrían llegar a tener cédulas de las que carecen sus mentores. Existen, por supuesto, los elementos que me permiten afirmar lo anterior. Veamos. Primero. La UAM ofrece carreras relacionadas con la salud en tres de sus unidades académicas, Cuajimalpa, Iztapalapa y Xochimilco. En las tres unidades un porcentaje considerable de sus profesores de tiempo completo podría violar la ley y poner en riesgo la salud de los mexicanos. En realidad nadie –absolutamente nadie– debería carecer de los mínimos requisitos que la ley establece para que se atreva a cuidar de la salud de los mexicanos. Este hecho rompe con todo umbral de tolerancia, lo que resulta inaceptable. Si los profesores no saben porque no cumplen los requisitos que la ley dispone, ¿qué se puede pensar de sus discípulos? ¿Pondría usted la salud de los suyos en las manos de quien no sólo miente, sino que no demuestra legalmente sus conocimientos? Es importante como punto de partida anotar que el artículo 6º constitucional crea la figura de lo que se denomina “principio de máxima publicidad”, que está anclado en el derecho a la verdad de la información pública. Por ello el artículo 7 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental dispone en su último párrafo que la información de oficio, entre la cual se encuentra la contenida en sus directorios institucionales, debe publicarse “de tal forma que facilite su uso y comprensión por las personas, y que permita asegurar su calidad, veracidad, oportunidad y confiabilidad”. Segundo. Las carreras revisadas son las siguientes: estomatología (odontología), medicina, biología molecular, ingeniería química industrial e hidrobiología. Las labores de los médicos y dentistas no requieren mayor explicación porque la sociedad sabe qué hacen o qué deben hacer. No es el caso de las otras profesiones, de ahí que utilizando la propia información oficial de la UAM explicamos su relación con la comunidad. El “biólogo molecular realiza diversas actividades de investigación o aplicación del conocimiento en la industria o bien, en los centros científicos y tecnológicos; también puede dedicarse a la divulgación o a la enseñanza científica. Las técnicas derivadas de esta ciencia se usan cada vez más en la asesoría en procesos productivos, en el control de calidad y en análisis médicos basados en ADN. Algunos laboratorios que requieren de biólogos moleculares son aquellos en donde se realizan estudios forenses, de identificación temprana de parásitos, o de variedades de vegetales. Uno de los cometidos principales de la biología molecular es comprender los genomas, humano y de otros organismos.” ¿Qué control de calidad y análisis médicos puede haber cuando no hay conocimiento certificado por la ley? El ingeniero químico industrial entre otras cosas se encarga de “desarrollar procesos biotecnológicos tanto a nivel de laboratorio, como de planta piloto o industrial”. El hidrobiólogo tiene como tarea, entre otras, “elaborar y ejecutar proyectos que optimicen el uso y aprovechamiento de los recursos acuáticos”. El panorama en la UAM resulta muy grave porque, por ejemplo, 15.38% de los profesores del Departamento de Química de la UAM Cuajimalpa carecen de cédula profesional, lo que no es poca cosa. Tercero. Aquí se publica la relación completa que debe ser investigada por la autoridad competente. Se escriben como están en los directorios institucionales (en la lista aparecen escritos todos con mayúsculas): Unidad Xochimilco: Aceves Pastrana Patricia, Altagracia Martínez Marina, Del Muro Delgado Rubén, Melo Ruiz Virginia Eustolia, Sánchez Herrera Karina (tiene cédula como “técnico en contabilidad”), Sandoval Trujillo Ángel Horacio, Reyes Méndez Jorge Joel, Rodríguez Herrera María Eugenia (tiene cédula como “profesora en educación preescolar”), Toussaint Manríquez Joaquín Augusto, Zepeda Zepeda Marco Antonio. Unidad Iztapalapa: Irene Barriga Sosa, Edmundo Ducoing Chaho, Guadalupe Miranda Arce, Jorge Rogelio Quintana y Molina. Unidad Cuajimalpa: Leticia Arregui Mena e Hiram Beltrán Conde. La impunidad y la corrupción sólo florecen cuando todo mundo calla. Hoy que aquí alzamos la voz, cabe esperar que las prácticas de la simulación no ganen la partida. La salud de todos está en juego.   Evillanueva99@yahoo.com @evillanuevamx www.ernestovillanueva.blogspot.com

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