Zanardi, de la Fórmula 1 a los paralímpicos

miércoles, 19 de septiembre de 2012 · 12:08
Cuando se nace con el espíritu de competencia es imposible renunciar al impulso de medirse con otros, de probarse a uno mismo. Así le ocurrió a Alex Zanardi, expiloto de Fórmula 1 que perdió las piernas en un accidente de la Champ Car, y tras sobreponerse a la fatalidad se convirtió en competidor de handbike. Los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 atestiguaron sus hazañas, pues conquistó dos medallas de oro en competencia individual y una plata por equipos. “Víctima es una palabra que puede ser transformada en el curso de la vida…”, reflexiona Zanardi en entrevista con Proceso. MILÁN, ITALIA (Proceso).- Hace exactamente 11 años, el 15 de septiembre de 2001, familiares y amigos del boloñés Alessandro Zanardi, uno de los medallistas más admirados en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, habían perdido la esperanza de volverlo a ver con vida. Eran las 15:45 horas y Alex, corredor de CART y Fórmula 1, salió de la zona de pits donde los mecánicos cargaron gasolina a su auto para que terminara la carrera. Había dado 13 vueltas al circuito e iba por la decimocuarta. “¡Vamos, vamos!”, le gritaban los mecánicos de la escudería Honda en el circuito de Lausitzring, Alemania, el mismo donde meses atrás, el 25 de abril de 2001, el piloto italiano Michele Alboreto murió a bordo de su Audi R8 Sport durante una prueba en preparación para las 24 Horas de Le Mans. De manera vertiginosa y para sorpresa de todos, Zanardi se estaba colocando en el primer sitio de la competencia. Pero en cuestión de segundos todo cambió: En uno de los tramos perdió el control de su auto, un Reynard Honda rojo con el número 66, y quedó atravesado en medio de la pista. Ahí estaba cuando fue embestido a más de 200 millas por hora por el vehículo del corredor italocanadiense Alex Tagliani. En el vértigo de la tragedia aparecieron médicos y paramédicos sólo para confirmar que el choque le había provocado a Zanardi la amputación de ambas piernas –la izquierda arriba de la rodilla y la derecha por abajo– y que estaba en riesgo de morir desangrado. También se presentó el sacerdote de la capilla de Lausitzring para darle la extremaunción. El jefe del staff médico de la CART, Steve Olvey, tapó la arteria femoral del piloto en un intento por detener la hemorragia que no paraba. Junto a la pista aterrizó un helicóptero de la Cruz Roja para transportarlo a un hospital de Berlín, donde permaneció en coma farmacológico durante casi dos semanas. Después de numerosas transfusiones lograron salvarle la vida, pero no sus piernas. Seis semanas después, con una gran sonrisa por saberse a salvo, dejó el hospital en una silla de ruedas. Estaba por cumplir 35 años.   El vuelco   Años después, en una entrevista con National Geographic, Zanardi comentó: “Lo que más recuerdo al momento del accidente es que comencé a pensar que lo que acababa de suceder era malo, muy malo, verdaderamente malo”. Desde pequeño, Alex cultivó su pasión por los motores. A los 14 años construyó su primer kart y durante largo tiempo participó sin éxito en muchas competencias. No fue sino hasta 1982 cuando logró inscribirse en un campeonato nacional. Al finalizar ese año concluyó en tercer lugar dentro de la clasificación general. En los años sucesivos participó en eventos nacionales e internacionales que le dieron la oportunidad de afinar su estilo de conducción. En 1985 conquistó el título italiano al imponerse en el Gran Premio de Hong Kong, resultado que repitió tres años después. Así, en 1988 subió al podio de nuevo. En 1991 Zanardi decidió pasar a Fórmula 3000, categoría en la cual ya había debutado a finales de 1989 al volante de un Reynard. Aunque en ocho de las 10 competencias logró la primera posición, en la última no pudo conquistar el título (que ganó por cierto Christian Fittipaldi). No obstante, fue premiado por Autosprint en la ceremonia llamada “Cascos de oro”. Se le reconoció como el mejor piloto italiano del año, lo que le dio la oportunidad de conducir un automóvil de Fórmula 1. Ese año Alex suplió al corredor brasileño Roberto Moreno en Fórmula 1 y logró el noveno lugar en el Gran Premio de España. Luego siguió el Gran Premio de Japón y posteriormente Australia, donde no terminó la carrera a causa de la lluvia. Pese a los buenos resultados obtenidos, los años siguientes no fueron satisfactorios para Alex. En 1992 contó con el apoyo de Benetton y en 1993 y 1994 con el de Lotus. En varias ocasiones compitió con corredores como Michael Schumacher. Para 1995 ninguna escudería lo respaldó porque Lotus entró en crisis, abandonó la Fórmula 1 y Zanardi se quedó sin automóvil para competir. En 1996 le cambió la suerte, pues logró llegar al campeonato estadunidense CART, donde consiguió el tercer lugar. En 1997 y 1998 conquistó dos veces el título dominando las estaciones automovilísticas, por lo que desde entonces se le consideraba un ídolo. Para 1999 sus triunfos lo empujan de nuevo hacia la Fórmula 1. Sin embargo, no logra adaptarse al vehículo y el campeonato se convierte en un fracaso. En 2000 no le renovaron el contrato y en 2001 su vida daría un vuelco.   Oportunidad de vida   Después de casi dos semanas en coma en el hospital de Berlín, Alex despertó de un profundo sueño para enfrentarse a su nueva realidad. Su esposa Daniela, que todo el tiempo se mantuvo a su lado, le dio la noticia. “Mi primer pensamiento en ese momento fue: ‘quién sabe si podré hacer lo que hacía antes’”, expresó Zanardi en la entrevista con National Geographic. Claudio Costa, el médico que atiende a los pilotos que participan en el campeonato del mundo de la velocidad, conocido como Motomundial, y gran amigo de Zanardi, recuerda que cuando fue a visitarlo al hospital después del accidente en Lausitzring, dijo: “Este hombre regresará a hacer todo lo que hacía antes: caminar, manejar, esquiar, y sobre todo cargar en la espalda a su hijo”. Y así fue. Después de una larga rehabilitación, al año siguiente Alex volvió a caminar con la ayuda de prótesis. Después de este logro decidió regresar a la carrera de autos. En 2002 la CART le dio la oportunidad de participar en una competencia en Toronto. Un año después, en 2003, el piloto se enfrentó a sus demonios al participar en el mismo circuito alemán donde perdió las piernas. Recorrió simbólicamente las mismas 13 vueltas que había logrado hacer dos años atrás, antes del accidente. A bordo de un carro adaptado logró un tiempo tan bueno que si hubiera tenido el permiso para participar formalmente en la competencia, habría salido en la quinta posición. Gracias a este hecho, Zanardi regresó a correr formalmente y el 28 de agosto de 2005 se adjudicó la victoria en la competencia del Gran Premio de Alemania, a bordo de un BMW 320, válida para el Mundial de Turismo. Ese mismo año conquistó el Campeonato Italiano Superturismo, y para octubre logró también el primer sitio de la primera carrera del Campeonato Europeo Superturismo (WTCC), en Vallelunga, un autódromo al norte de Roma. Sin embargo, la segunda competencia la ganaron unos pilotos suecos y al final no obtuvo el título. Su pasión por correr continúa y en 2006 participó de nuevo con la BMW en el Campeonato Italiano Superturismo, así como en el Campeonato Mundial de Turismos (WTCC, por sus siglas en inglés), donde obtuvo el segundo puesto. “Creo que yo siempre he sido la misma persona de siempre, antes y después del accidente. En el imaginario colectivo, un hombre sin piernas está destinado a permanecer en su casa delante de la televisión, pero en mi caso no ha sido absolutamente así, porque he vuelto a hacer las cosas que hacía antes”, apunta Zanardi en entrevista telefónica con Proceso. Acaba de regresar a Italia después de las competencias en Londres y lo hace con tres medallas al cuello, dos de oro y una de plata, en las competencias por equipos. Apenas el miércoles 5 conquistó el oro en la competencia contra reloj que se desarrolla en el circuito de Brands Hatch. Dos días después, obtuvo su segunda medalla de oro en los Paralímpicos, esta vez en la prueba en un circuito externo. El deportista compitió en bicicletas de mano en la categoría H1-H4. El sábado 8, el equipo italiano de handbike, donde también está Zanardi, llegó en segundo sitio logrando para Italia la medalla de plata junto con Francesca Fenocchio y Vittorio Podestá. Al final de los Juegos Paralímpicos de Londres, Zanardi fue elegido para portar la bandera de Italia en la ceremonia de clausura. –¿Qué significa ahora para usted, un corredor de autos, la bicicleta con la que ganó los Juegos de Londres? –se le pregunta. –Nunca la hubiera descubierto si no hubiera sufrido el accidente que después se reveló como una oportunidad en mi vida. Me da mucho gusto que los demás se queden sorprendidos, pero si yo logro hacer aquello que ven es porque existe un sistema. Y reflexiona: “Víctima es una palabra que puede ser transformada en el curso de la vida, porque he vivido tantas cosas hermosas que puedo decir que aquel accidente se convirtió en una oportunidad”.

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