Juliette Binoche y los años de horror de Camille Claudel

viernes, 25 de octubre de 2013 · 12:21
Activa emprendedora de grandes retos cinematográficos, la actriz francesa Juliette Binoche se refiere en entrevista al último de ellos, representando a la artista plástica Camille Claudel (1864-1943), musa del escultor Auguste Rodin (1840-1917) para la cinta Camille Claudel, 1915. Ese año ella ya no estaba con Rodin. Binoche celebra que el filme de Bruno Dumont aborde por primera vez el final de Camille, abandonada a su suerte en un hospital psiquiátrico por familiares, entre ellos su hermano el poeta Paul Claudel (1868-1955), quienes jamás aceptaron su amasiato. MÉXICO, D.F. (Proceso).- La polémica escultora Camille­ Claudel, más conocida por haber sido musa y amante del también escultor Auguste Rodin, es recreada por la célebre actriz Juliette Binoche en el largometraje Camille Claudel, 1915, del destacado Bruno Dumont, justo cuando la artista plástica llevaba dos años internada en el manicomio de Montdevergues. Vía Skype desde el sur de Italia, donde se encuentra rodando (mantiene en secreto cuál filme), Binoche defiende esta película de Dumont: “Así es como esta historia debía ser contada. El tiempo que Camille pasó en el psiquiátrico, casi 30 años, nunca había sido abordado. Es una historia importante que debe ser relatada porque en esa época las mujeres tenían que pelear por su derecho a ser artistas. A veces lo pagaban con la vida.” Camille Claudel, 1915 muestra la soledad de la escultora y el odio hacia Rodin, así como su temor a ser envenenada por este creador en el hospital a donde fue enviada por su madre, Louise, sin permitirle visita alguna; sólo fue a verla una vez su hermano, el dramaturgo, poeta, ensayista y diplomático Paul Claudel. Al final de la cinta se resalta que Camille Claudel murió el 19 de octubre de 1943, a los 79 años, y fue enterrada en una fosa común, sin que a la fecha haya sido encontrado su cuerpo. Distribuida en México por ND Mantarraya, la película se proyectará en el Undécimo Festival Internacional de Cine de Morelia, que se efectuará del 18 al 27 de octubre, y se estrenará en los cines del país el viernes 25. Juliette Binoche, ganadora de un Oscar por El paciente inglés, de Anthony Minghella, relata que a sus 16 años leyó un libro acerca de la artista y empezó a sentirse fascinada con su vida y su genialidad: “Genialidad que puede apreciarse cuando uno ve sus esculturas. Supo plasmar todo su espíritu en su trabajo, y eso es algo difícil de lograr y complicado de describir. Sus esculturas inspiran. Bueno, así es como me siento cuando veo sus esculturas. Un día llamé al director Dumont y le dije que estaba interesada en trabajar con él, ya que me gusta su trabajo y uno debe expandir sus horizontes. “Así fue como él pensó en mí para hacer el papel de Camille. La verdad es que no me sorprendió porque ya habíamos estado hablando sobre la vida de la artista, lo importante era pensar en cómo se iba a contar la historia y cómo se iba a crear el personaje.” Camille Claudel, 1915 se estrenó en la edición 63 del Festival Internacional de Cine de Berlín, organizado del 7 al 17 de febrero pasado. También actúa Jean-Luc Vincent; pero Dumont no utilizó actores profesionales para interpretar a los internos, sino discapacitados auténticos. –¿Qué significa para usted recrear a esta gran artista, sobre todo en la situación en la que se encontraba en 1915? –Fue todo un reto. Es verdad que la autora de la escultura El vals padecía un desa­juste mental, neurosis, depresión… Ahora es diferente, porque si Camille hubiera vivido en estos tiempos hubiera podido ser ella misma y no vivir en silencio, por eso es importante sacar a la luz esta parte de su vida, para que sirva de ejemplo.   Más espiritual que Rodin   Binoche, nacida el 9 de marzo de 1964 en París, Francia, ha trabajado con destacados directores, como Krzysztof Kieslowski, Louis Malle, Michael Haneke, Jean-Luc Godard, Olivier Assayas, Abbas Kiarostami, Jean-Marie Leos Carax y David Cronenberg (Proceso 1802). También es intérprete de danza contemporánea y pintora. –Como pintora, ¿está satisfecha con la visión de Bruno Dumont sobre Camille Claudel? –Su visión es mi visión. El actor puede tener una posición, y es válido; pero si el actor va por otro camino, entonces no podría haber una visión en sí misma. Al final debe haber una conexión. Eso es lo maravilloso del cine, a veces es algo loco, mágico. Así que no puedo dividir mi perspectiva de la del director. –Además del guión que escribió Dumont, ¿en qué más se inspiró para actuar este personaje? –Bueno, para empezar no tuve el guión. Fue algo así como una situación a ciegas; aunque ya sabía mucho acerca de la vida de Camille. El día que me dijo Dumont que leyera el guión, le comenté que filmar una película sobre ella sería difícil, así que le pedí que mejor me contara de qué trataba el largometraje. Un día fuimos a comer juntos y durante la comida me platicó: “En la primera escena pasa esto… en la segunda escena pasa lo otro…”. Así lo hizo con cada una. “En ese proceso, la supervisora del guión estuvo ahí, y a veces las escenas las modificábamos un poco. Una vez ella me dijo: ‘Quiero que escribas palabras que pienses que Camille diría en ciertas escenas, desarróllalas e improvisa a partir de ellas’. Entonces le expuse: ‘¡Espera un minuto! Mi vida ha sido diferente a la de Camille, yo nací en un lugar diferente, mis padres eran diferentes a los de ella’. Pero siguió insistiendo, así que después de leer las cartas de Camille logré entrar un poco más en su mente.” –¿Fue ya más fácil su personaje? –Le propuse a la encargada del guión y al director que eligieran algunos extractos que quisieran que yo desarrollara, y me los enviaron. Me pidieron que los desarrollara con mis propias palabras. Los escribí y cuando se los mostré me dijeron: “Espera, aquí te faltó esta expresión, esta palabra…”. Les señalé: “¿Pero cómo pretenden que diga las palabras exactas que Camille dijo? Sería más bien improvisar”, y me contestaron: “Eso es exactamente lo que queremos”. “Es más bien una película silenciosa. Se trabajó con la expresión corporal y los gestos. Recuerdo cuando filmamos la escena en donde Camille está con el doctor en el manicomio cuestionándole cuándo iba a salir de ahí. Hicimos como cuatro o cinco tomas. Al final el director dijo: ‘No es lo que quiero, no estás improvisando’. Y le mencioné: ‘Pero estoy haciendo todo lo que me has pedido, y estoy entregada completamente al personaje’. Me indicó que siguiéramos intentando, al final de la semana quedó esa toma. “En la segunda escena donde se encuentra Camille con su hermano, el director soltó todas las páginas del guión y fue todo improvisado. En algunas escenas me sentí un poco humillada, lo cual no fue nada bueno, y después me di cuenta de que esa era la intención para que floreciera en mí la esencia de Camille (ríe). Pero en general fue una filmación bastante armoniosa.” –¿Cómo es recordada Camille Claudel en Francia? –Es un personaje muy conocido y recordado por la gente. Se sabe todo lo que pasó en su vida, su dolorosa muerte y los 29 años que estuvo internada en un psiquiátrico. Debo destacar que hubo un momento en el que se pensaba que ella había muerto más joven; pero después se supo que pasó gran parte de su vida en silencio en el manicomio. Su hermano la visitó, pero su madre y su hermana nunca lo hicieron. “Queda la pregunta: ¿Por qué jamás logró salir si fueron muy pocas veces las que entraba en crisis? La mayoría del tiempo era una mujer muy tranquila; al estar internada se volvió muy espiritual, se encerró en sí misma y guardó silencio para no darle la razón a nadie sobre su supuesta locura.” –¿Qué opina sobre la vida de Camille en el manicomio? –Creo que fue horrible. –En las publicaciones sobre la vida de Camille casi siempre se concluye que enloqueció cuando se dio cuenta de que Rodin nunca se casaría con ella… –Fue muy compleja su relación amorosa, pero su situación va más allá. Ella siempre quiso ser una artista independiente. Era verdad que Rodin fue su inspiración, además de que él era mucho más grande que ella. Él fue su maestro, y claro que se puede ver la gran influencia de Rodin en el trabajo de Camille. “Sin embargo, pienso que era mucho más espiritual que él. Es decir, ella trabajaba más el interior y plasmaba su espíritu.”   Un espíritu libre   El amor de Camille Claudel por Auguste Rodin nunca tuvo aceptación, refiere la actriz Juliette Binoche. “Por eso su familia la rechazaba, por la vida que llevaba. Camille vivía su amor con Rodin sólo en el estudio, pero afuera no existía eso, no podía vivir libremente toda la pasión que sentía por él. En una carta que le escribe a su hermano, le menciona que tuvo algunos abortos, no sé cuántos, pero sí más de uno. Su familia era muy católica. Incluso su hermano, mientras ella era un espíritu libre, incomprendido en aquella época. “Camille empezó a sentirse aprisionada por su familia y por el amor que le tenía a Rodin. Hay una escultura que ella hizo, donde hay una mujer que es la misma Camille de rodillas, implorando a otra imagen, que es Rodin. Se titula El abandono. Y creó otra donde se puede ver a una persona mitad ángel y mitad demonio que representa a la esposa de Rodin, Rose Beuret, quien se está llevando a Rodin, se llama La edad madura. “Ésta última obra les impactó tanto a los críticos de la época que querían ponerla en exhibición; pero cuando Rodin la vio, canceló la muestra. Rodin no quería ser expuesto de esa manera, él quería salvar su reputación. Obviamente eso destruyó a Camille, entró en crisis por toda aquella frustración. Para mí ese es justo el momento en que Camille perdió el control. Y nunca se lo perdonó a Rodin.” –¿Cree que él la usó? –Todos nos usamos, de alguna manera… “Rodin usó a Camille y ella también lo hizo con él. Era parte del trato. Aunque Camille era muy capaz y muy independiente. Ella aprendió mucho de él y trabajó en su estudio, conoció a gente importante, sólo que llegó un momento en que ella sintió que no se le daba crédito por todo lo que había aportado para el trabajo de Rodin. “Sus manos y sus pies estaban plasmados en Las puertas del infierno y en muchas obras más en donde Camille fue la musa de Rodin. Obviamente, llegó un momento en el que ella empezó a reclamar todo eso.” –En el filme se observa a su hermano, el escritor Paul Claudel, como un religioso devoto; sin embargo, no tuvo la sensibilidad de sacarla del manicomio, a pesar de que el doctor también le dijo que ella ya podía valerse por sí misma. ¿Qué opina? –Su hermano era una persona muy devota de su religión, pero esto debe analizarse desde diferentes circunstancias. Hay que saber que su hermano viajó mucho, vivió en diferentes partes del mundo, como Alemania, Japón, incluso en Estados Unidos, en Boston. Ellos estaban muy unidos, pero con las distancias, Paul no supo cómo fue que Camille empezó su relación con Rodin y, peor aún, Camille nunca le contó. “Eso fue un duro golpe para Paul, ya que se sintió traicionado por su hermana. Creo que Paul no supo cómo reaccionar a sus sentimientos, por un lado su religión le decía que la vida de Camille estaba llena de pecado, y por otra parte sentía un gran cariño hacia ella. Él siguió fiel a su religión.” Binoche finaliza: “Todo eso fue un gran escándalo para esa época.”

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