Tras 12 años de relaciones distantes, cuando no tirantes y agresivas, México y Cuba parecen encaminarse a una “normalización” diplomática y comercial. Con ese propósito el jueves 30 Enrique Peña Nieto hará una visita oficial a la isla, se entrevistará con Raúl Castro y probablemente conozca al líder histórico de la revolución. Pero –como en los viejos tiempos priistas– esa “normalización” obviará el espinoso tema de los derechos humanos.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El jueves 30 Enrique Peña Nieto hará una visita oficial a Cuba para continuar el “relanzamiento” de las relaciones con La Habana, las cuales sufrieron un serio deterioro durante los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Ese “relanzamiento” tiene propósitos definidos: mantener el diálogo político “al más alto nivel” e impulsar el comercio, la inversión y la cooperación bilateral.
Durante su visita a La Habana, ni Peña Nieto ni ningún miembro de su comitiva tiene previsto reunirse con representantes de la disidencia cubana. Es más, el tema de los derechos humanos –que propició tensiones y enfrentamientos durante los gobiernos panistas– está afuera de la agenda de la visita e incluso de la agenda bilateral.
“El tema de los derechos humanos no lo hemos planteado como uno de los que vayamos a abordar en el encuentro bilateral y Cuba tampoco lo ha planteado”, dice a este semanario Vanessa Rubio, subsecretaria de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe.
Además, señala, “no dirimimos temas de derechos humanos a nivel bilateral con ningún país, los dirimimos en los organismos multilaterales”.
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1943 de la revista Proceso, actualmente en circulación.