Miguel Tejada: Del dopaje en las Grandes Ligas al beisbol mexicano

domingo, 10 de mayo de 2015 · 21:24

El dominicano Miguel Tejada era una estrella en las Grandes Ligas de Estados Unidos. Pero consumió un medicamento prohibido que provoca un efecto similar al que causan las anfetaminas y recibió una sanción durísima: 105 partidos de suspensión. Decidió entonces firmar con los Pericos de Puebla para jugar, afirma, su última temporada. Su llegada implicó modificar los topes salariales y el replanteamiento de las reglas antidopaje. Además, evidenció las carencias de la liga nacional y la situación de los peloteros mexicanos, que no están sindicalizados y son “sangrados” por los clubes si quieren emigrar.

PUEBLA, PUE. (Proceso).- La contratación del exligamayorista Miguel Tejada por los Pericos de Puebla fue la operación más importante en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) en esta temporada 2015. Para lograrla, la directiva solicitó permiso para elevar el tope salarial de 8 mil a 15 mil dólares y el pelotero dominicano firmó, junto con el contrato, la aceptación de que se someterá a todos los controles antidopaje que marca la regla.

El detalle cobra relevancia porque en agosto de 2013 la oficina del comisionado Bud Selig, de Estados Unidos, decidió suspender 105 partidos al jugador, quien dio positivo por anfetaminas. Durante 16 años Tejada había brillado en las Grandes Ligas y su castigo era el tercero más largo desde que en 2005 se instauraron los controles antidopaje en la llamada gran carpa.

Tejada nunca volvió a pisar un diamante en las Mayores. La sanción ocurrió en el ocaso de su hasta entonces impecable carrera, a los 39 años.

Después de Alex Rodríguez –suspendido 211 juegos en 2013 por el escándalo de la clínica Biogénesis, que fue acusada de distribuir sustancias prohibidas entre peloteros de élite– y del pitcher Steve Howe –castigado 119 partidos en 1992 por abusar de la cocaína y del alcohol– ningún otro beisbolista ha recibido un castigo tan severo como Tejada. Un pelotero rutilante se fue del mejor beisbol entre sombras, por la puerta de atrás.

En entrevista, Tejada se duele de la situación. Igual que hace ya casi dos años, insiste en que el medicamento (Adderall) por el cual dio positivo no le ayudó a mejorar su rendimiento, que lo tomó durante cinco años por prescripción de un psiquiatra –padece déficit de atención– y que las Grandes Ligas lo autorizaron a consumirlo gracias a una exención, hasta que se prohibió definitivamente. Él siguió utilizándolo. Pagó las consecuencias.

El salón inaccesible

Los periodistas que integran la Asociación de Cronistas de Beisbol de América (BWAA, por sus siglas en inglés) votan cada año para elegir a quiénes se integrarán al Salón de la Fama.

Hasta el momento no han inmortalizado a ningún jugador que haya sido castigado por consumir sustancias dopantes ni a nadie sobre el que pese tal sospecha o haya sido mencionado en el Reporte Mitchell, es decir, la investigación independiente que, en 2007, las Grandes Ligas ordenó para determinar cuántos y quiénes se doparon.

Así, a la hora de votar, los integrantes de la BWAA no sólo toman en cuenta la calidad del pelotero en el terreno de juego, sino también su integridad como deportista y ciudadano.

En 2013, cuando muchos de los jugadores que formaron parte de la llamada Era de los Esteroides fueron elegibles para entrar al Salón de la Fama, ninguno fue seleccionado. En la lista de figuras con el estigma del dopaje estaban Barry Bonds, Roger Clemens, Sammy Sosa, Mark McGwire y Rafael Palmeiro.

Tejada está consciente de que no tendrá un lugar en aquel salón.

–¿Es injusto que los periodistas no voten por quienes tienen esa mancha? –se le pregunta.

–Son reglas que ellos impusieron. Espero que algún día se rompan. Los peloteros hicieron lo suyo para poner los números; además, esos peloteros dieron un gran show (durante sus juegos). Cuando el beisbol estaba apagado ellos lo prendieron, le dieron mucho dinero a ganar a las Grandes Ligas.

“Todos reconocen lo malo, pero las cosas buenas también hay que decirlas. Creo que algún día esos peloteros tendrán la oportunidad, porque somos seres humanos y tenemos derecho a cometer errores, algunos pequeños y otros muy grandes. Quien incurrió en esos fallos fue para ser mejor, para hacer un show que la gente disfrutara. Entonces no debe ser juzgado de forma permanente. Algún día Dios va a meter su mano y le va a dar la oportunidad a esos peloteros de llegar al Salón de la Fama. Yo no sé si les dieron la orden de no votar por ellos, pero alguien está metido en medio.”

–Los dueños de equipos y las Grandes Ligas sabían lo que ocurría y toleraron que los jugadores lo hicieran. ¿Cómo se les reclama su parte de responsabilidad?

–Cuando eres dueño de tu empresa, no puedes ser responsable de lo que hagan tus empleados, en ciertas circunstancias. Pero si un empleado hace algo mal, tiene que pagar su error. Entonces, si yo me hago el que no sabía, aunque sí sabía, porque me está dando a ganar dinero, cambia (la situación). Espero que se haga justicia. Que en unos, 20, 30 o 50 años cambie. En este momento es difícil apuntarle a los dueños o a cualquiera que sabía y no dijo nada antes. Esa parte no se ha contado. Espero que alguien algún día lo cuente; quizá cuando alguien haga conciencia o le remuerda la conciencia.

–¿Cómo ha vivido con la sombra del dopaje?

–Es muy difícil. Fui suspendido por un medicamento que usé por mucho tiempo y ellos me permitían emplear. Mi equipo y la liga lo sabían. Se me venció el permiso y ahí fue donde me agarraron. Tengo la conciencia limpia. Fui suspendido por algo que no usaba para rendir en el terreno, era para mi salud. Nunca di positivo por esteroides. Siempre fui un pelotero intachable y terminé suspendido por algo que no me hacía ser mejor jugador…

–¿Cree que se tendría que hacer una diferencia entre quienes dan positivo por esteroides y quienes fallan en un control por un medicamento?

–Sí. No sé por qué ponen la misma pena. No es justo el mismo castigo por un medicamento que por un anabólico. No lo veo bien. Mi tiempo en Grandes Ligas ya estaba culminando y como yo vengo de aquellos tiempos (la Era de los Esteroides)… Fue un error mío porque yo tenía la sustancia en mi cuerpo. Pagué por mi error. He seguido adelante y ya no lo tomo.

La nueva prohibición

El presidente de los Pericos de Puebla, Juan Villarreal, precisa que en una asamblea los presidentes de los equipos de la LMB votaron por dejar de otorgar exenciones por uso terapéutico (TUE, por sus siglas en inglés) a los peloteros que, aunque presenten una receta, utilicen Adderall.

“Pienso que fue porque hace el mismo efecto que las anfetaminas, que son un estimulante. Se votó, y en la LMB ese medicamento ya no está permitido. Se le avisó a Miguel. Él ya no toma nada. Y, de hecho, en la primera prueba (antidopaje) que se le hizo aquí salió negativo”, explica.

En Grandes Ligas ya se instauró una estricta regulación para otorgar TUE por Adderall, porque se detectó un gran incremento en el número de jugadores que solicitaban tratar su déficit de atención con este medicamento.

En 2013, 119 de los 122 TUE que fueron solicitados por jugadores fueron por Adderall. En 2014, ocho de 10 peloteros que fallaron en controles antidopaje por estimulantes tenían en su cuerpo esa sustancia.

“Hubo 106 exenciones por déficit de atención en 2008, y 108 en 2009. Eso representa alrededor de 10% de los jugadores de Grandes Ligas, lo que sugiere que esa organización o bien tiene un número desproporcionadamente alto de jugadores distraídos, o que el consumo de medicamentos a base de anfetaminas sigue siendo un método popular para estar alerta durante una temporada larga y agotadora”, publicó en diciembre de 2010 el Daily News de Nueva York.

Para Tejada, la LMB es el sitio donde jugará su última temporada. Dice que quizá no deje unos números sorprendentes, pero que sí puede aportar para tratar de darle un título a los Pericos –club que la campaña pasada perdió en cuatro partidos la Serie Final contra los Diablos Rojos del México.

En 2014, Rafael Moreno Valle Sánchez le vendió, casi al final de la temporada, el equipo a Gerardo Benavides Pape, presidente del Consejo de Administración de Grupo Industrial Monclova (GIMSA), de Coahuila.

Haberse quedado a centímetros del campeonato motivó a la nueva directiva a armar un equipo con jugadores extranjeros, como el venezolano Armando Galarraga, JC Romero, Sandy Madera, Willy Taveras y Miguel Tejada, entre otros.

Juan Villarreal explica que la contratación del infielder requirió más paciencia y buenos tratos que dinero. Junto con José Meléndez, gerente deportivo del equipo, viajó tres veces a República Dominicana en busca de la firma. Tejada todavía quería regresar a las Mayores y también le interesaba el beisbol asiático.

Cuenta que fue hasta la tercera ocasión que se vieron cuando por primera vez hablaron de dinero. Tejada le dijo que 15 mil dólares eran suficientes y que todo lo donaría a un hospital infantil de su país.

“No vine pensando en el dinero porque sé que no me van a pagar lo que valgo”, ataja el beisbolista. “El dinero se va a donar al hospital Robert Reid Cabral. Lo que gane no me lo meto a la bolsa. Vine porque quiero jugar. Tenía ofertas de Japón, pero no sólo quiero ganar económicamente, sino disfrutar el juego. Ya Dios me dio la oportunidad de ganar para estar bien con mi familia. Estos son mis últimos tiempos y prefiero estar en un sitio relajado. No voy a renacer aquí porque ya es definitivo. Ésta es mi última temporada”.

–¿Está en su proyecto ser manager de los Pericos la próxima campaña?

–Sí, existe la posibilidad. Tengo la inteligencia para ser manager. Me gustaría serlo en México.

–¿No prefiere en Grandes Ligas?

–Ya quiero paz, estar tranquilo. Voy a escuchar todas las ofertas. Espero quedarme muchos años en México.

–¿Cuando le propusieron venir no pensó en que es un país inseguro, con narcotráfico y altos índices de violencia?

–Nunca lo he creído porque también así se habla de mi país. En todos lados hay delincuencia, hay narcotráfico. No todo es malo. Cuando decidí venir mucha gente me dijo: “Cuidado”. No tuve miedo. No necesito seguridad ni nada de eso porque confío en el mexicano.

–¿Sabe que en México los peloteros que desean ir a Grandes Ligas deben firmar a través de un club y que la LMB les cobra 75% de su contrato? ¿Qué opina usted, que firmó como agente libre?

–No lo sabía. Sería lo mismo como cuando los dominicanos estamos en la calle jugando y llega un scout y nos ofrece llevarnos. A nosotros las personas que nos preparan nos dicen: si firmas, 40% de lo que te den es de nosotros. Ojalá que en Dominicana hubiera una liga de verano donde jugar. Nosotros nos preparamos solos. Somos un grupo de muchachos que sólo pensamos en firmar. No nos importa si nos dan 10%. Yo me hubiera ido hasta gratis porque lo importante es llegar a Estados Unidos y jugar ahí para que me paguen. Pagaríamos con tal de ir.

–En México los peloteros no tienen sindicato.

–Debería haber en todas las ligas porque el pelotero necesita alguien que lo defienda, que saque la cara por él. Un sindicato no es para pelear con una liga, es para conciliar, para que en cualquier cosa que pase haya dos partes discutiendo para hacer las cosas mejor.

–¿Le sorprende que no haya?

–Sí, porque es una liga grande con peloteros importantes. Espero que llegue con el tiempo, pero si el pelotero mexicano lo ha aceptado y se ha sentido bien así, pues…

El rostro del equipo

En Pericos de Puebla, Tejada es tratado como un jugador más, asegura Juan Villarreal. Refiere que no cuenta con ningún tipo de privilegios y que, además, sabe que tiene que dar resultados.

El efecto de su presencia lo sintieron en la primera serie en casa durante la segunda semana de abril. El martes 14 de ese mes llegaron 4 mil personas al estadio. En un día como ése, pero de la temporada pasada, entraban entre 800 y mil 500 aficionados.

“Es el efecto Tejada, pero también que terminamos bien la temporada pasada y que bajamos 30% los precios de los boletos porque éramos la tercera plaza más cara. Tejada tiene mucho que aportar. No te digo que va a llenar todos los estadios, pero sí pondrá los reflectores sobre la LMB y la beneficiará. Traer jugadores de renombre ayuda. Después de contratar a Tejada algunos peloteros importantes se interesaron en venir. Me habló el agente de Johan Santana. A Manny Ramírez también le ofrecimos venir, pero él sí fue tajante con el tema de la inseguridad, además de que tenía oferta de ser coach-jugador con Cachorros de Chicago”, detalla Villarreal.

–El presidente de los Diablos Rojos, Roberto Mansur, cuestiona que mientras su equipo desarrolla peloteros los demás traen extranjeros que, él dice, están viejos y acabados.

–Concuerdo con él en que hay que desarrollar. Esa es una vía. La otra es que yo sí siento que se necesitan este tipo de beisbolistas. Nosotros ya vamos a desarrollar a nuestros jugadores. Ahorita no tenemos y nos va a tomar cuatro años empezar a producir. Que todos quisiéramos tener puros peloteros mexicanos buenos… pues sí, pero hay que desarrollarlos. Si Diablos, que tiene el mayor desarrollo, no puede mexicanizarse, los demás menos.

–Los directivos del beisbol mexicano dicen que no es negocio este deporte y muchos usan recursos del gobierno para operar. ¿No es negocio?

–No es, hay que hacer mucho trabajo de mercadotecnia y como somos de Coahuila hay que ganarnos la confianza de los patrocinadores poblanos, porque ahorita sólo tenemos cuatro o cinco.

“El estadio lo tenemos en comodato, no le pagamos al gobierno por usarlo, pero no tenemos ningún otro subsidio. Hicieron la promesa de remodelarlo cuando termine la temporada. Nosotros ya le metimos 8 millones de pesos en el club house, en el alumbrado, que ya no cumplía con los parámetros de la LMB; pusimos la pantalla nueva, la pizarra y se arreglaron un poco los baños. Todo lo pagó el licenciado Benavides.”

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