MONTERREY NL (apro). La destrucción de los vitrales del Palacio de Gobierno, durante la manifestación ciudadana del 5 de enero, representa una pérdida irreparable para el patrimonio cultural de Nuevo León, consideró Claudia Ávila, coordinadora de exposiciones de 3 Museos de la entidad.
En los disturbios de esa noche, un grupo de jóvenes encapuchados rompió los altos ventanales ubicados en la fachada de la sede del poder ejecutivo estatal. Imágenes repetidas en televisión muestran a los jóvenes utilizando estructuras metálicas como arietes, para consumar la destrucción.
Uno de ellos empleó una patineta para romper las obras de arte construidas en 1906, que no habían sufrido daños siquiera durante la Revolución Mexicana que inició en 1910.
Anteriormente, en 1985 sólo uno de los vitrales, el que presenta a Benito Juárez, había sufrido un daño durante un mitin político, aunque la afectación fue inmediatamente reparada y la imagen quedó prácticamente intacta, explicó la funcionaria cultural en un texto que difundió este viernes.
“La fragilidad del vidrio, su composición química y la técnica de dibujo utilizada por la mano del artista Víctor Marco, convierten a estos vitrales en piezas irrepetibles”, escribió Ávila Rocha.
Son seis ventanales los que sufrieron daños aquella noche. Las obras, de 3.60 por 1.20 metros, cada una, tienen las imágenes de Fray Servando Teresa de Mier, el general Mariano Escobedo, Miguel Hidalgo y Costilla, Benito Juárez, el general Ignacio Zaragoza y el general Juan Zuazua.
Para las autoridades de cultura de la entidad, los actos vandálicos en el inmueble ocasionaron “una gran pérdida para el patrimonio del estado”, pues los vitrales formaban un conjunto estético que apoyaba el gran concepto de la modernidad del siglo XIX, catapultado a través de la arquitectura y las artes decorativas.
“Prueba de ello es el inicio de las imponentes construcciones del Palacio de Bellas Artes (1904) y el Palacio de Correos (1902) en la Ciudad de México. El general Bernardo Reyes, gobernador del estado de Nuevo León, fue el gran artífice de la transformación de Monterrey, de una pequeña ciudad, a una gran urbe”, señaló la directiva en una pesarosa nota informativa.
Con las obras hechas añicos se pierde una parte de la historia del estado, pues cada pieza representaba la majestuosidad del arte suntuario floreciente en los últimos años del siglo XIX y principios del XX. “Quebranta posibles estudios e investigaciones sobre un sinfín de temas relacionados con la época porfiriana en nuestra región”, dijo la especialista.
Los vitrales fueron fabricados por la prestigiosa Casa Pellardini y decorados por el pintor catalán Víctor Marco y Urrutia. Mostraban los rostros de héroes nacionales que coronaban ideales estéticos, así como el afán de progreso y modernidad de la época, que el entonces gobernador Reyes trató de plasmar con la construcción del Palacio de Cantera, que aún es emblema del poder en Nuevo León.
Claudio Pellardini era un migrante suizo especializado en la venta de marcos, cristales de espejos y grabados artísticos, que se estableció en la Ciudad de México.
El empresario incorporó artículos de importación exclusivos como objetos de arte, esculturas en mármol, bronce y terracota, espejos venecianos y florentinos, acuarelas de famosos artistas, grabados, fotografías y vistas estereoscópicas de paisajes, explica la especialista.
Las vidrieras fabricadas en su taller embellecieron edificios como La Tesorería General, El Salón de Embajadores del Palacio Nacional e incluso el Castillo de Chapultepec, residencia de Porfirio Díaz, señaló la funcionaria.
Fue el gobernador Reyes el que le encargó a Pellardini la construcción de los ventanales precisos para el palacio que comenzó a ser construido en 1895.
Evaluación de daños
Luego de la destrucción, personal de la Coordinación de Exposiciones de 3 Museos, junto con el de Palacio de Gobierno y personal del Instituto de Criminalística y Servicios Periciales, trabajaron durante la noche y la madrugada que siguió, en la identificación, recolección, clasificación, empaque y resguardo de lo que quedó de los vitrales, explicó Ávila.
Al día siguiente se reunió para evaluar los daños un comité integrado por funcionarios de las secretarías estatales de Infraestructura y Desarrollo Sustentable, el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte), 3 Museos, los Institutos Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Un restaurador del INBA visitó el sitio e inició los trabajos para efectuar un dictamen sobre las afectaciones, que será entregado en las próximas semanas.
La empresa de vitrales Casa Montaña, de Torreón, Coahuila, con más de un siglo de experiencia, se encargó del desmontaje de la obra y su confinamiento en un sitio seguro dentro de las instalaciones del Palacio, explicó Ávila.