Avizoran priistas un "Fobaproa aeroportuario"

lunes, 10 de diciembre de 2018 · 12:41
La decisión del gobierno de recomprar mil 800 millones de dólares en bonos a los inversionistas que prestaron dinero para la construcción del aeropuerto de Texcoco causó una airada reacción de diputados priistas, quienes le exigen a Andrés Manuel López Obrador que diga de dónde saldrán esos recursos, y hablan de un “Aeroproa”, un “Fobaproa aeroportuario”. A esto se suma una versión según la cual sí hay recursos para hacer ese pago porque en uno de los fideicomisos del NAIM hay miles de millones de dólares que no se han usado y que están generando intereses, lo que constituiría un grave daño patrimonial al Estado. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El gobierno de Andrés Manuel López Obrador arrancó con una decisión controvertida: recomprar bonos por mil 800 millones de dólares a los inversionistas extranjeros que le prestaron al gobierno de Enrique Peña Nieto para construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco. Y el PRI, que diseñó la estrategia para financiar el NAIM, ahora, junto con sus aliados en San Lázaro, acusa al nuevo gobierno de crear incertidumbre e inseguridad para los inversionistas, al grado de avizorar el nacimiento de un “Fobaproa aeroportuario” generado por AMLO con dicha recompra de certificados bursátiles. Del otro lado, Morena y sus aliados del PES y PT rechazaron las acusaciones. Ante la crítica, el pasado jueves 6 en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, coordinador de la bancada morenista, lanzó desde tribuna: “Ahora resulta que los autores del Fobaproa vienen a amenazar aquí que estamos a punto de hacer otro Fobaproa. ¡No, no, no! Hay una enorme diferencia. Es falso que se estén utilizando recursos públicos para esta operación.” El economista y exfuncionario federal priista Mario di Costanzo resume: “Pero lo que el lunes 3 hizo el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en términos llanos fue decirles a los prestamistas: ‘Te quiero pagar y regresar tu dinero’, así recupero el derecho de cobro y evito que demanden al gobierno por la cancelación del nuevo aeropuerto”. Pero más allá de la liquidación de una parte de lo que prestaron los inversionistas hay un problema mayor. Una fuente del gobierno anterior –que participó en la construcción del andamiaje financiero– revela que podría darse un “daño patrimonial al Estado” debido a que sí hay recursos para pagar lo prestado, y los hay porque se pidió dinero de más que no se ha usado y por dicho préstamo se han estado pagando intereses durante tres años. Hasta el momento, el gobierno de López Obrador no se ha referido al posible daño patrimonial; pero lo que sí reveló Delgado en entrevista es que hay en caja, en “la panza del fideicomiso, 3 mil millones de dólares líquidos”. La fuente del gobierno anterior dice que no se trata de 3 mil, sino de 5 mil millones de dólares. Daño patrimonial Para financiar el aeropuerto de Texcoco el gobierno de Enrique Peña Nieto creó cuatro fideicomisos. Uno: formado por el Grupo Aeroportuario (GAP), que es a donde llegó todo el dinero de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA). Dos: el GAP cedió los derechos y se formó un fideicomiso privado que pagaría los bonos que se fueran emitiendo. Tres: uno más, creado con dinero del gobierno federal, que se autorizó en el presupuesto de egresos. Cuatro: uno para la llamada “Fibra E”, y que viene de las afores. Sin embargo, según un documento consultado por Proceso y fechado en agosto de 2018, hubo otro participante: Banobras. La fuente del gobierno peñanietista revela que primero se creó una línea de “crédito revolvente” por 20 millones de pesos; esto es que al acabarse el crédito por esa cantidad puede volver a pedir otra línea por el mismo monto, y así sucesivamente hasta concluir el aeropuerto. Después se creó el fideicomiso para la Fibra E por un monto de 30 mil millones de pesos. “Luego se pidió prestado a inversionistas extranjeros a través de la emisión de bonos por 6 mil millones de dólares, de los cuales el nuevo gobierno quiere liquidar mil 800”, detalla la fuente, y añade que era un exceso emitir bonos porque se tenía el crédito de Banobras. “Hubo tan buena respuesta y se emitió y compró tal número de bonos que se tuvo liquidez en exceso; pero el problema es que por ese dinero que nunca se utilizó y se pidió innecesariamente (por tener el crédito de Banobras) se estuvieron pagando intereses de 4.25% fijo anual, lo cual constituye daño patrimonial.” La existencia de la línea de crédito de Banobras figura en la página 7 del documento fechado en agosto de 2018 y llamado Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, monto estimado de inversión y plan financiero. La fuente sostiene: “El dinero que esté en caja puede generar un daño patrimonial y eso aún no lo ha visto o no lo ha querido dar a conocer el nuevo gobierno”. “Aeroproa” El lunes 3 la Secretaría de Hacienda emitió un comunicado en el que dio a conocer que “el Fideicomiso del Aeropuerto de la Ciudad de México (Mexcat) realizará una transacción dirigida a los inversionistas tenedores de bonos internacionales. “Mexcat realizará una oferta pública de recompra en efectivo por una porción de los bonos y solicitará el consentimiento de los tenedores de los valores para hacer ciertas modificaciones a los convenios de emisión y otros documentos relacionados. El objetivo (…) será proporcionar flexibilidad a Mexcat en el caso de que se presenten cambios por parte de la nueva administración.” En otras palabras, en ese fideicomiso hay bonos por 6 mil millones de dólares que están en manos de inversionistas extranjeros y que año con año cobran una tasa de interés de 4.25%. De esa cantidad, de acuerdo con el comunicado, el gobierno comprará mil 800 millones de dólares y pedirá a los tenedores que no se vayan a juicio por la cancelación del aeropuerto. Dolores Padierna, diputada federal de Morena, explica que lo que busca el gobierno con la subasta o recompra de bonos es, ante la cancelación del aeropuerto de Texcoco, “dar certidumbre jurídica a quien tenga temor de perder sus inversiones. Para buscar tranquilizar a los mercados financieros”. Di Costanzo califica de acertada la decisión de recomprar esos mil 800 millones de dólares en bonos, porque entonces el gobierno lo que hace es recuperar una cartera “y minimizas la posibilidad de que te demanden por la cancelación de la construcción o reduces un posible número de juicios. Los tenedores de esos mil 800 millones de dólares ya estaban preparando acciones jurídicas, se iban a demanda segura contra el gobierno antes de que se realizara el anuncio de recompra”. Delgado, también economista, comenta que en el fideicomiso donde entraron esos 6 mil millones de dólares no se ha gastado ni la mitad. “Del aeropuerto se han gastado 3 mil 800 millones de dólares y tú nada más de bonos levantaste 6 mil millones de dólares, más mil 600 millones de dólares de Fibra E, pero además has tenido recursos presupuestales… entonces, en la panza del fideicomiso traes 3 mil millones de dólares líquidos. No tiene caso que, si ese proyecto ya no continúa, sigas teniendo esa deuda, mejor la pagas.” Sin embargo, el funcionario del gobierno anterior, y participante en la elaboración del engranaje financiero para el aeropuerto de Texcoco, revela que lo que se tiene de líquido son 5 mil millones de dólares, porque la emisión de bonos fue un éxito. “Si no se hubiera cancelado el aeropuerto, difícilmente alguien se daría cuenta de esa cantidad de dinero en caja que no se ha usado y por la cual se están pagando intereses cuando, insisto, se autorizó una línea de crédito revolvente de Banobras”. Se le pregunta a Di Costanzo por qué el gobierno sólo lanza el anuncio de la recompra por mil 800 millones de dólares, cuando lo que se sabe oficialmente es que hay 5 mil millones de dólares. Responde: “Asumo que es porque sólo quieren recomprar los que tienen más riesgo de irse a una demanda. Te vas con los tenedores más bravucones”. El diputado Enrique Ochoa Reza, expresidente nacional del PRI, y su par Alberto Acosta Peña presentaron el jueves 6 un punto de acuerdo para exhortar al gobierno federal a que explique de dónde saldrá el dinero para pagar esa recompra. Y fueron ellos los que hablaron del posible “Aeroproa” en referencia al Fobaproa, el fondo con el que el gobierno federal rescató en 1995 a los banqueros que tenían una cartera impagable luego del “error de diciembre” de 1994. “El día que se anunció la cancelación del proyecto de Texcoco se perdieron 351 mil millones de pesos, monto superior al costo total para el nuevo aeropuerto, que se estimaba en 285 mil millones.” Acosta Peña agregó: “Están en riesgo nuestra economía y la estabilidad de nuestras finanzas. Se está utilizando el dinero de los mexicanos para que inversionistas particulares no pierdan su dinero. Tanto que criticaron el Fobaproa y las prácticas neoliberales y hoy están utilizando los recursos públicos para enmendar su error”. Ochoa Reza añadió que esos bonos se pidieron para pagar el aeropuerto y se pagarían con el TUA. Ahora, dijo, con la cancelación del aeropuerto se va a pagar ese dinero –que son 120 mil millones de pesos– “sin obtener la obra de infraestructura. ¡Se está pagando por cancelarla! Ese dinero se va a los detentadores de bonos”. Movimiento Ciudadano (MC), el PRD y el Partido Verde se unieron al exhorto de una explicación, pero fueron avasallados por Morena, PES y PT, y se desechó la demanda. Padierna rechazó que fuera un rescate hacia los inversionistas: “Definitivamente no estamos hablando de otro Fobaproa, que es un barril sin fondo, un negocio para los banqueros. Aquí no se está rescatando a nadie”. Di Costanzo rechaza calificarlo como “Aeroproa”, porque no se está involucrando deuda pública: “Aquí de lo que hablamos es de la bursatilización de los derechos del uso del aeropuerto”. Padierna, Di Costanzo y Delgado aclaran lo que los priistas, respaldados por PAN, MC y PRD, reclamaban en su punto de acuerdo: saber de dónde saldrá el dinero para el repago de los mil 800 millones de dólares. “No sabemos aún cómo vendrá el presupuesto de egresos, pero hay dinero suficiente para pagar de los fideicomisos existentes. No veo necesidad de más dinero de otro lado”, dice Padierna. Di Costanzo responde: “Tendría que salir, para no revolver, del mismo TUA, es decir, del fideicomiso constituido para ello. Entonces no será deuda pública y por lo tanto no será un ‘Fobaproa aeroportuario’. Si lo hicieran con el presupuesto de egresos sería un error”. Delgado aclara: “No necesitas dinero del presupuesto. Ni un peso”. Y explica cómo surgieron los bonos y el porqué ahora de la recompra: “Los mil 800 millones de dólares son dinero que los inversionistas pusieron de su bolsillo. Es el préstamo que le hicieron al gobierno mexicano a cambio del flujo futuro de la TUA. “Es decir que el gobierno pone en un fideicomiso la TUA de aquí a 30 años. Y les dice a los inversionistas: ‘Ésta es mi proyección de cuánto va a ingresar de TUA en los 30 años que vienen, partiendo del flujo de viajes. Te vendo el flujo’. Los inversionistas dicen: ‘Sí, el flujo de dinero es tanto, pero yo sólo requiero 6 mil millones de dólares’. Los inversionistas aceptan y ponen una tasa de rendimiento de 4.25% fijo al año. Ahora, ante la falta de construcción, agarras de los fideicomisos y le dices al inversionista: ‘Te quiero pagar, ahí está la lana que me prestaste’. Y con eso se libera el compromiso de la TUA a 30 años.” –¿Dicen que aceptarán la recompra sólo si el gobierno les da garantías? –se le pregunta –Eso es hacerlo deuda pública, es decirle a Hacienda: “Ponle tu firmita a los bonos”. Pero hasta ahora no lo ha planteado así Hacienda, que se vaya a deuda pública. Hay dinero suficiente en los fideicomisos para pagar. Este reportaje se publicó el 9 de diciembre de 2018 en la edición 2197 de la revista Proceso.

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