MONTERREY, NL (proceso.com.mx).- El hartazgo de la población por la corrupción de los exmandatarios Natividad González Parás y Rodrigo Medina y los errores del PRI para imponer una incompetente candidata a la gubernatura, permitieron el triunfo de El Bronco… pero su fracaso se debe a que no cumplió sus promesas y a su egolatría que lo ausentó de su administración desde que “pensó en ser candidato a la presidencia”, destaca el libro escrito por Romeo Flores Caballero, exdiplomático y funcionario.
Romeo Flores Caballero, quien tiene un doctorado en Historia por la Universidad de Texas, entregó a Proceso una copia de su más reciente libro titulado El Bronco: fracaso del primer gobierno independiente.
Flores Caballero es autor de varios libros históricos como Revolución y Contrarrevolución en la Independencia de México 1796 a 1867. México transición y cambio 1993-1997, entre otros. Se desempeñó como cónsul general de México en Los Ángeles, fue director del sistema de la televisión pública cuando era Imevisión y también fue precandidato del PRI a la gubernatura de Nuevo León.
En su más reciente libro, un pequeño texto de 93 páginas, el autor revisa los primeros 18 meses de la administración del gobernador Jaime Rodríguez Calderón; eecoge las opiniones sobre el gobierno de El Bronco emitidas en diversos medios de comunicación locales y nacionales, entre las que destacan las columnas de Ricardo Alemán.
El libro inicia con una revisión de la pasada campaña electoral por la gubernatura de Nuevo León. Destaca los aciertos de El Bronco para venderse como “candidato independiente” y cómo exageró los atentados en su contra para presentarse como “héroe”.
Al triunfo de El Bronco contribuyeron los corruptos gobiernos federal y estatal, precisa el texto.
“Ambos pretendieron imponer a una senadora (Ivonne Álvarez), sin apoyo de políticos locales, en contra de una sociedad dispuesta a luchar contra los caprichos de un PRI decadente, un partido ciego y sordo ante la voluntad de los nuevoleoneses”.
Flores Caballero enfatiza, cuestiona y rechaza el lenguaje vulgar de Rodríguez Calderón, quizá por ser diplomático, y lo tacha de un hombre inculto que sólo ha leído El Libro Vaquero.
“A un año de gestión del gobernador Jaime Rodríguez Calderón, la desaprobación empezaba a manifestarse.
“No había que demostrar las irregularidades de Medina”, una de sus principales promesas de campaña que le permitió ganar la gubernatura.
El capital político de El Bronco se comenzó a derrumbar cuando “los índices de inseguridad aumentaban”.
En los primeros meses de su gobierno estalló la bomba de tiempo que se había cocinado durante años en las prisiones estatales y regresaron crímenes de alto impacto relacionados con la delincuencia organizada, los cuales habían comenzado a reducirse en el último año de la administración de Rodrigo Medina.
“El Bronco perdió la oportunidad de pasar a la historia como un gobernador que cumple su palabra en cuanto el combate a la corrupción”, subraya El Bronco: fracaso del primer gobierno independiente.
La promesa de combatir el mal manejo de los recursos públicos fue puesta en duda debido al “mal manejo del famoso Cobigate, que se juzgó asociado con el amiguismo y compadrazgo, la corrupción y la impunidad”, critica el texto.
Uno de los pilares para el triunfo de El Bronco fue la declinación del exgobernador Fernando Elizondo. Su inclusión en el gobierno era garantía de una buena administración de las finanzas públicas.
Romero Flores concluye que “el experimento de Fernando Elizondo no funcionó, causó más problemas de los que resolvió. Y encima de todo, no consiguieron recursos para terminar la Línea 3 del Metro, ni para terminar los hospitales de alta especialidad, la construcción de un penal en Mina, Nuevo León. Todo indicaba que los días de encanto consecuentes a su triunfo electoral se disipaban”.
La ciudadanía se sintió defraudada por el fracaso en el combate a la corrupción, ya que a pesar de iniciar un juicio en contra del exgobernador Rodrigo Medina no han podido meterlo a la cárcel, una de las principales promesas de campaña de Rodríguez Calderón.
El texto reconoce puntos positivos del gobierno: “Algunos avances en transparencia” ya que El Bronco ordenó que todas las licitaciones de obra pública se transmitieran por internet.
Otro de los aciertos fueron “el manejo de las finanzas y el ahorro de millones de pesos en medios de comunicación, la eliminación de todas las áreas de comunicación social de las diferentes secretarías, la reorganización de la administración, el recorte del gasto en publicidad, la desaparición de la síntesis de prensa”, ya que su gobierno no lee periódicos, no escuchamos a las televisoras ni a los reporteros de televisión”.
Además, la cancelación del plan de Medina para traer agua llamado Proyecto Monterrey VI y que 11 funcionarios de la anterior administración fueron inhabilitados.
Otro de sus “pequeños” logros fue que eliminó la foto oficial del gobernador de las oficinas públicas y en el lugar donde se colgaba la imagen del mandatario en turno ahora se exhiben obras de arte.
Sobre las aspiraciones de El Bronco para lanzarse por la presidencia de la República, el libro señala que los líderes políticos locales esperaban que sólo fuera una “ocurrencia más” del gobernador dicharachero, ya que “no se apreciaban resultados tangibles que hicieran creer que las cosas fueran a estar bien en dos años, como para dimitir en busca de la presidencia”.
Para Romeo Flores Caballero, Rodríguez Calderón se ausentó del gobierno estatal desde que “pensó ser candidato a la presidencia”.
Su fracaso se debió también a que lo traicionó su egolatría. Además “se mostró arbitrario a pesar de pronunciarse a favor de una sociedad igualitaria y en contra de “actitudes virreinales y monárquicas”.
El perfil de dictador de Rodríguez Calderón se evidenció cuando eliminó, por sus fueros, la única estación de radio que difundiera la música clásica y la cultura en Nuevo León, para en cambio promover su deteriorada imagen para lanzarse como candidato independiente por la Presidencia de la República.