Breves musicales del Cervantino

sábado, 17 de octubre de 2015 · 09:31
GUANAJUATO, Gto. (proceso.com.mx).- Parafraseando a Don Quijote, tenemos que decir: “Ni modo Sancho, con la burocracia hemos topado”. Y es que, en el actual Cervantino que apenas inició esta semana, las medidas burocráticas que afectan al desempeño artístico y su cobertura profesional, no sólo son mayores que las de años atrás sino, además, aún más absurdas, como el regateo del gafete oficial, fundamental para nuestro trabajo, y otras lindezas que, esperemos sean superadas en los próximos días. Y a lo positivo: I.- Espartaco, una joya.- Estrenado en 1968 por el Bolshoi de Moscú, compañía para la que fue especialmente creado, Espartaco es una auténtica joya del ballet clásico épico del siglo XX. Su creador, el gran coreógrafo soviético Yuri Grigorovich, utilizó la conocida gesta libertaria antiesclavista encabezada por Espartaco y, con la música de Arám Jachaturián, también soviético, creó una coreografía ejemplar en la que el hilo narrativo es de tal calidad que, sin permitir un solo instante de tedio, vacío, sobrecarga o exageración, es casi literario. Una coreografía literaria que se lee en mayúsculas y cuyos narradores tienen, imprescindiblemente, que ser auténticas y auténticos primeras y primeros bailarinas(es), enmarcados por un cuerpo de ballet igualmente de suprema calidad. Es decir, no es un ballet que puede abordar cualquier compañía. Afortunadamente, el Ballet Liaoning de China, que fue la que lo trajo a esta XLIII edición cervantina, es una compañía de esa calidad y tiene las primeras figuras correspondientes. “Volveré y seremos muchos” son las últimas palabras de Espartaco en el libro de Howard Fast, y así está sucediendo en nuestra América… que bueno que este ballet nos lo recordó. II.- Viaje de invierno. “Lieder” para iniciados.- Un hombre camina penosamente sobre la nieve, el frío cala y el viento lo azota pero él parece no darse cuenta, es mucho mayor el frío en su alma que lo lleva a cantar: “Llegué como un extraño y como un extraño me marcho”. Es la despedida de un enamorado a quien su amada rechaza, y es el principio del hermoso ciclo de 24 lieders de Franz Schubert, Viaje de invierno (“Winterreise” en el alemán original), que sobre poemas de Wilhelm Müller, el compositor escribiera el mismo año de su muerte, 1828, y que en un solo concierto fueran interpretados por el barítono Furio Zanasi, acompañado al piano por Massimo Viazzo. Música y canciones sólo para iniciados aunque parezca una gigantesca pedantería decirlo, pero es que la interpretación y escucha de este tipo de ciclos no es nada fácil, y de primera audición no gustan a la gran mayoría. Aun en el propio pequeño círculo de amigos en el que Schubert lo presentó, no gustó a muchos. Sin embargo, para los iniciados fue una verdadera delicia este Viaje de invierno cervantino. III.- La creciente. Ópera mexicana de hoy.- El Festival Cervantino tuvo la buena iniciativa de encargar a la compositora mexicana Georgina Dérbez y a la escritora argentina-mexicana Paula Markovitch, la creación de una ópera de cámara para este año. El resultado fue La creciente que, con un buen argumento: los recuerdos de una niña que vivió los horrores de la dictadura fascista argentina, tiene una aterradora vigencia de nuestro México de hoy. [gallery type="rectangular" ids="418477"] Sin embargo, ese buen argumento se pierde en un libreto incoherente y flojo, una música vocal poco interesante, sosa y feamente emitida, y una puesta en escena por demás fallida. De buenas intenciones está asfaltado el camino del infierno, reza la conseja popular, y un asistente, evidentemente primerizo, lo ilustró así contundentemente: “Si esto es la ópera, me vacunaron contra ella”. Lástima. IV.- Scandale (La consagración de la primavera). La refrescante irreverencia.- El escándalo desatado la noche del 29 de mayo de 1913 en el Théatre des Champs Elysées en ocasión del estreno de La consagración de la primavera de Igor Stravinsky, es memorable. Un tanto menor pero igualmente sonado es el ocurrido durante el estreno del hoy famosísimo Bolero de Ravel, en el que una respetable dama grito “Está loco, loco”, a lo que el compositor respondió: “Ella ha comprendido mi obra”. Pues bien, estas dos piezas más, intermediadas, los nocturnos “Nubes” y Fiestas” de Claude Debussy (en arreglos de Ravel), La valse también de Ravel y, A soft shell groove Suite de Francesco Tristano, constituyeron la deliciosa irreverencia que, por única ocasión, en el Teatro Juárez, presentaron los jóvenes pianistas Alice Sara Ott -quien se presentó con vestido largo pero descalza-, y su compañero de apenas 34 años Francesco Tristano, ambos estupendos pianistas que, a dos instrumentos, nos ofrecieron sus particulares versiones de las obras mencionadas que, por supuesto, escandalizaron a más de un purista pero constituyeron una deliciosa escandalosa irreverencia que mucho disfrutamos. V.- Proyecto Beethoven. Las 9 sinfonías. Diamante de la corona.- Las maravillosas 9 sinfonías de Beethoven son, sin duda, el refulgente diamante de la corona… pero esto merece capítulos aparte. [gallery type="rectangular" ids="418478"]

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