Con Peña Nieto, más ejecuciones que en el primer trienio calderonista

lunes, 25 de enero de 2016 · 19:11
El combate al crimen no ha tenido los resultados que publicita el gobierno. En esta investigación del semanario tijuanense Zeta, que comparte con Proceso, se muestra cómo en el primer trienio de Enrique Peña Nieto se han registrado 65 mil 209 ejecuciones, más que en el mismo periodo del mandato de Felipe Calderón, además de que esa cifra representa 78.38% del total de homicidios dolosos en el periodo del panista. Y así como Chihuahua fue el estado más sangriento en el calderonismo, en la presente administración ocupa ese lugar el Estado de México, de donde Peña Nieto saltó a la Presidencia. MÉXICO, DF (Proceso).- En términos de inseguridad y violencia, para Enrique Peña Nieto la misión no está cumplida. En los tres primeros años de su gobierno, la promesa de disminuir la incidencia delictiva relacionada con homicidios dolosos en el país ha quedado frustrada. Durante su campaña presidencial, Peña Nieto prometió que “en un año” se empezarían a ver resultados de su estrategia contra el crimen organizado, al grado que supuestamente disminuiría la cantidad de ejecuciones; hubo incluso quienes generosamente concedieron el beneficio de la duda al gobierno priista luego de seis mortíferos años que protagonizó Felipe Calderón Hinojosa, entre 2006 y 2012. Pero se cumplió el primer año del peñato el 30 de noviembre de 2013, luego el segundo en 2014, y la realidad es que los datos duros presentados por Zeta al concluir la primera mitad de la administración de Enrique Peña Nieto, cumplida el 1 de diciembre de 2015, demuestran que su sexenio es más cruento que el de su antecesor. Tal como se ha investigado en los últimos sexenios, y recurriendo como metodología a la comparación de la información oficial del gobierno federal con registros hemerográficos, así como servicios médicos forenses e institutos forenses en los estados, el equipo de investigación de Zeta llegó a la conclusión de que en los primeros tres años de gobierno de Peña Nieto, del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015, sucedieron en el país 65 mil 209 homicidios dolosos. Comparando la información oficial del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), dependiente de la Secretaría de Gobernación, el primer trienio de Peña Nieto supera al de Felipe Calderón en homicidios dolosos: Del 1 de diciembre de 2006 al 30 de noviembre de 2009, el Secretariado Ejecutivo del SNSP reportó 20 mil 5 homicidios dolosos, mientras que del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015, el sistema registró 54 mil 454 asesinatos intencionales. Una significativa diferencia de 34 mil 449 ejecutados más en el presente sexenio. Incluso comparando los últimos tres años de gobierno calderonista con el primer trienio peñista, los homicidios dolosos en la gestión de Peña Nieto no disminuyeron: se reportaron 65 mil 118 ejecuciones del 1 de diciembre de 2009 al 30 de noviembre de 2012; mientras que en los tres primeros años de gobierno de Peña Nieto, del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015, sucedieron 65 mil 209. La inseguridad, fuera del discurso presidencial Salvo cuando se ve obligado, como en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en septiembre de 2014, o la recaptura de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, Peña Nieto ha omitido hablar de inseguridad y violencia. La estrategia federal fue sacar al país de la percepción de la “Guerra contra las Drogas” que declaró Calderón, llevando el discurso a la idea de un “México en Paz”. Sin embargo, la realidad muestra un escenario distinto al que plantean tanto el presidente como su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que en el discurso oficial insisten en presumir una disminución en las cifras de la inseguridad. En su mensaje en Palacio Nacional a propósito de su tercer año de gobierno, Peña Nieto presumió estrategia y disminución de cifras sin más sustento que su palabra. De las acciones dijo: “Desde el primer día de esta administración nos propusimos construir un México en Paz. Esto significa, por una parte, disminuir la violencia y recuperar la tranquilidad de las familias mexicanas en todas las regiones del país… además, realizar cambios de fondo en el funcionamiento de nuestras instituciones y en la vida de las comunidades, a fin de alcanzar una seguridad duradera. Para hacer frente a la delincuencia, el primer acuerdo fue trabajar en equipo, más allá de filiaciones políticas u órdenes de gobierno”. Y así, sin más, le entró a las cuentas alegres: “Hoy, es un hecho que la violencia está disminuyendo en México”. Se explayó: “Como ha informado el Inegi, en 2014 el número de homicidios fue 24.3% menor al de 2012, y 27.7% inferior al de 2011. En diversas regiones, la tranquilidad está volviendo gradualmente a las calles y localidades. En este mismo periodo, el número de homicidios en las entidades fronterizas del norte se redujo 41.6%. En estos dos años, ocho estados del país lograron disminuir los homicidios en más de 40%. Sobresalen Nuevo León, con una baja de 69.8%; Durango, con 63.6%; o Coahuila, en donde se redujeron 62%”. De hecho, hace unos días el SNSP dio a conocer la cifra oficial de homicidios dolosos en México durante los primeros tres años de gobierno de Peña Nieto: 54 mil 454; es decir, 16.49% menos de los contabilizados en la investigación de Zeta en instancias de origen de información y datos en las diversas entidades federativas. Para poner en contexto la cifra de asesinatos violentos en los primeros tres años de Enrique Peña Nieto, volveremos a los números que se reflejaron en el sexenio de Felipe Calderón: del 1 de diciembre de 2006 al 30 de noviembre de 2012, Zeta contabilizó, en el apogeo de la “Guerra contra las Drogas”, 83 mil 191 ejecuciones. En tres años, la administración de Peña Nieto ha registrado el 78.38% del total de ejecuciones en el sexenio anterior. Omisiones de Gobernación Desde el inicio del sexenio de Peña Nieto el discurso oficial ha sido opinar sobre una supuesta “incidencia delictiva a la baja” en cuanto a homicidios dolosos en México. “La violencia se ha reducido a su mínima expresión”, opinó Osorio Chong, titular de Gobernación, el 29 de julio de 2014, sin proporcionar datos duros que respaldaran su dicho. “Sin duda los niveles de violencia que se están registrando están disminuyendo, sobre todo los homicidios y secuestros”, consideró Peña Nieto el 11 de junio de 2015 en una entrevista a EFE en Bruselas, durante su campaña de imagen en Europa. La opinión más reciente en cuanto a homicidios dolosos en México sucedió en una entrevista que Osorio Chong otorgó a La Jornada, publicada el pasado domingo 17: “Nosotros ya los bajamos de una manera significativa”, consideró, nuevamente sin presentar ninguna numerología ni metodología que respaldara su suposición. Oficialmente el gobierno de Peña Nieto, a través del SNSP, da cuenta nada más de 54 mil 454 víctimas por homicidio doloso y averiguaciones previas por el mismo concepto del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015; no obstante, Zeta documentó 65 mil 209 muertes intencionales en el mismo lapso. En otras palabras, el SNSP, bajo la tutela de Gobernación, no informa de por lo menos 10 mil 755 asesinatos intencionales. Las ejecuciones año tras año De Calderón a Peña Nieto, año por año, las disminuciones en el número de ejecuciones entre uno y otro no inciden en la cifra en los totales por sexenio y por trienio. La realidad es que los asesinatos violentos producto de enfrentamientos, vendettas, ajustes de cuentas, secuestros y extorsiones van a la alza. Así los números del horror de la “Guerra contra las Drogas” al “México en Paz”: 2007: 2 mil 826 ejecuciones 2008: 6 mil 837. 2009: 11 mil 753. 2010: 19 mil 546. 2011: 24 mil 068. 2012: 22 mil 433 (únicamente en diciembre de 2012, el primer mes de Peña Nieto: 2 mil 325) 2013: 23 mil 928. 2014: 20 mil 276. 2015: 17 mil 962 (al 30 de noviembre, para calcular los tres años de Peña Nieto, y dado que los registros de ejecuciones no se han cerrado para determinar la cifra en 2015). Aun cuando se advierten los decrementos, en los primeros tres años de Peña Nieto se contabilizan más ejecuciones que en los primeros tres de Calderón. El Presidente del “México en Paz” ha superado en violencia, al Presidente de la “Guerra contra las Drogas”. En Edomex, 8 mil 845 ejecuciones De los 65 mil 209 homicidios dolosos cometidos en el primer trienio peñista documentados por Zeta del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015, 8 mil 845 lo fueron en el Estado de México, que gobierna el priista Eruviel Ávila. Sin embargo, la administración de Ávila, través de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, reporta nada más 6 mil 529 víctimas por homicidio doloso y averiguaciones previas por el ese concepto en el mismo lapso. Dicho de otra forma: la gestión eruvielista no informa de por lo menos 2 mil 316 asesinatos intencionales del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015. Los estados más peligrosos Durante el sexenio de Calderón, de las 83 mil 191 ejecuciones documentadas por Zeta, en el estado de Chihuahua sucedieron 16 mil 467. Actualmente, en la administración de Peña Nieto, el estado que él gobernó se erige como el más cruento, superando incluso a Guerrero y Chihuahua: Mientras el Estado de México está en primer lugar con 8 mil 845 ejecuciones en tres años, del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015, lo sigue, en segundo lugar, Guerrero, con 6 mil 40; en tercero se ubica Chihuahua con 5 mil 176; en cuarto Jalisco con 3 mil 946; y Michoacán en quinto sitio con 3 mil 629. Entre el sexto y el décimo lugar como los Estados más sangrientos se ubican, en ese orden: Sinaloa, con 3 mil 514; la Ciudad de México con 3 mil 212; Tamaulipas con 2 mil 660; Veracruz con 2 mil 600 asesinatos y Baja California con 2 mil 547. En el sexenio de Peña Nieto, Guanajuato y Oaxaca son los nuevos focos rojos. Mientras Guanajuato registró mil 999 homicidios dolosos en los seis años de Calderón, sólo en los primeros tres años de administración peñista se documentaron 2 mil 448, escalando del lugar 14 al 11 de un sexenio al otro. Y en el caso de Oaxaca, mientras en todo el sexenio calderonista se registraron mil 246 homicidios dolosos, en el primer trienio de Peña Nieto suman ya 2 mil 348, subiendo del lugar 20 al 12. Uno de los datos duros más escalofriantes de los últimos nueve años, (el sexenio calderonista y el primer trienio de Peña Nieto) es que suman 185 mil 428 homicidios dolosos entre el 1 de diciembre de 2006 y el 30 de noviembre de 2015, de acuerdo la investigación de Zeta. Fosas mal registradas Francisco Rivas, director del Observatorio Ciudadano, habla del incremento de homicidios, incluso en las cifras oficiales a partir de abril de 2015: “De abril hasta noviembre, por siete u ocho meses consecutivos, tuvimos aumento en los datos que reportó el Secretariado Ejecutivo del SNSP, y esto, primero, interrumpe la serie a la baja de estos números que se había iniciado en agosto de 2012, por lo tanto nos habla de un aumento en la violencia”. Además persisten los falsos registros: “Desafortunadamente, los asesinatos que están reportando dentro de la categoría de homicidios dolosos no representan el universo de homicidios violentos del país. Por ejemplo, las fosas clandestinas de plano no se están registrando adecuadamente, no aparecen en la estadística oficial. Y muchos casos de robos o secuestros que terminan en homicidio se califican como culposos en lugar de dolosos, y eso también falsea la estadística”. Pese a la aparente mejora en secuestros y extorsiones expuesta por las autoridades, Rivas considera que no se puede hablar de estar haciendo lo correcto cuando “casi la mitad del país tiene una crisis de seguridad: el Estado de México, Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Morelos, la Ciudad de México, Guerrero, Michoacán, Jalisco, Colima, Baja California, Zacatecas, Sinaloa y Durango. Luego tienes algunos estados que van medio mal, como Querétaro y Baja California Sur. “Y hay otros estados con condiciones aparentemente aceptables de seguridad, como Coahuila y Nuevo León, que han mejorado de manera sustancial; Sonora, que si bien tiene algunos municipios con alta incidencia de homicidios, en general las condiciones son calificadas como aceptables. Oaxaca, similar. Chiapas, una entidad subdesarrollada, pero las condiciones de seguridad aparentemente son buenas; igual que Yucatán, Quintana Roo, Campeche. “La mitad del país está aceptable y la mitad del país no, con los delitos repartidos. Por ejemplo, en Zacatecas existe un gravísimo problema de secuestro, no de homicidio, pero en Morelos es secuestro, homicidio y robo; en Tamaulipas el robo es muy bajo, pero el secuestro y el homicidio hicieron que la incidencia delictiva creciera en 200%, son condiciones desmedidas. “No puedes decir que las cosas están mejor, puedes decir que aparentemente algunos delitos están disminuyendo, que aparentemente hay una mejora pero no tienen la certeza porque seguimos con problemas de registro en las estadísticas de los delitos, problemas de confianza del ciudadano para denunciar (la cifra negra es del 93% según el Inegi) hacia las instituciones, etcétera”. En cuanto a la efectividad en la captura de líderes de cárteles, el analista cuestiona la mencionada clasificación de objetivos principales y los resultados: “Nunca supimos quiénes eran, entonces es muy fácil que mañana me detienen a mí y dicen que soy de los objetivos principales porque era el líder del Cártel de los Observatorios”. Concluye refiriéndose a los grupos delictivos: “Uno de los problemas es precisamente que por un lado hay jugadores nuevos (traficantes) que vienen a desestabilizar una situación. Lo que podemos analizar por la experiencia a lo largo del país es que incide más y tiene más resultados el hecho de que los grupos criminales se pongan de acuerdo entre ellos o logren un equilibrio, o bien ganen una plaza, que la labor del Estado para prevenir y sancionar los homicidios. Y eso es muy desafortunado porque, en la medida que un grupo delictivo ve posible hacerse de un territorio, lucha por él y eso eleva el número de delitos”. (Con información de Enrique Mendoza)

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