Obras clásicas e incluyentes, el objetivo de Beltrán en la Academia Mexicana de la Lengua

jueves, 28 de enero de 2016 · 10:16
MÉXICO, DF (apro).- Cuestionar qué es un clásico o una obra clásica será el desafío personal que pondrá Rosa Beltrán sobre la mesa de discusión a partir de este jueves cuando se convierta en la quinta ocupante de la silla XXXVI de la Academia Mexicana de la Lengua. “Abrir el canon, considerar otros géneros, pensar en la crónica, en el testimonio, no sólo privilegiar algunos como la poesía o la novela. Pensar en una tradición en términos más amplios y más incluyentes”, dijo la también escritora. Además, abundó, podrá énfasis en obras escritas por mujeres. “Soy la décima mujer que va a ingresar a la Academia, tengo interés también en que se estudien y se anoten obras escritas por autoras, pues prácticamente no hay”, señaló. Una de ellas será Nellie Campobello (1900-1986) cuya obra aborda la Revolución pero no de una forma cronológica, lineal o con un protagonista y un antagonista, sino con la violencia, la ruptura, la fragmentación. “(Nellie) se ha vuelto una lectura indispensable y muy actual, esto obedece al fenómeno de la revaloración de los clásicos; en la lengua está escrita también la historia de las mentalidades, en la literatura está contenida la historia, la sociología, pero también una forma de sentir que de pronto se vuelve actual en una época. “Vivimos en un mundo tan violento que los colgados en los puentes dialogan con los colgados de Nellie; que la forma de consignar esta violencia de manera directa, sin adjetivaciones, vuelve a Campobello una autora que parece que nos está escribiendo desde hoy en este México”, reflexionó Beltrán. La profesora de Literatura Comparada también se refirió al español como idioma. Es la segunda lengua global en términos de usuarios, después del mandarín, y es una lengua diversa y rica. “Se encuentra en un momento de vigor, goza de una enorme y rica tradición literaria, tiene obras fundamentales, desde sus inicios. El Quijote, que siempre es nuestro ejemplo paradigmático, se sigue leyendo en el mundo”, subrayó. Y mencionó algunas de sus palabras favoritas que vincula siempre a algo afectivo pero también fonético. Casandra es una de sus favoritas porque “tiene muchas ‘aes’” pero también porque así se llama su hija. Otra es alharaca, porque le parece “divertida” y porque en sí misma tiene el significado en su significante, “se oye como maraca, suena a fiesta”. “Siendo agnóstica, me gusta mucho también alma, me parece que contiene un significado inasible y profundo, el alma de las cosas, el alma de la literatura”, señaló. La directora de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM comentó que cuando se enteró que ocuparía la XXXVI silla de la Academia Mexicana de la Lengua, se sorprendió. “Mi reacción inicial fue de susto, después de sorpresa, porque es un honor formar parte de ese grupo de notables, pero también una enorme responsabilidad y un desafío”, expresó. Beltrán fue electa por unanimidad en la sesión plenaria del 12 de junio de 2014, a propuesta de Vicente Quirarte, Julieta Fierro y Vicente Leñero. Será la quinta ocupante de la silla XXXVI; el primero fue Manuel Toussaint, a quien le siguieron Octaviano Valdés, Luis Astey Vázquez y Gustavo Couttolenc. Con la lectura de su discurso en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, se formaliza su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, como miembro de número. La escritora nació en la ciudad de México el 15 de marzo de 1960. Estudió la licenciatura de Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM y el doctorado de Literatura Comparada en la Universidad de California. Es profesora en Literatura Comparada en la Facultad de Filosofía y Letras. Ha impartido cátedra en la UCLA, en las universidades de Jerusalén, Ramón Llull y de Colorado. Desde 2008 es titular de la Dirección de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM y colabora en la Revista de la Universidad, en la que publica la columna “Los raros”. En 2011 obtuvo el Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz por la UNAM. Entre sus novelas destacan: “La corte de los ilusos” (1995); “El paraíso que fuimos” (2002); “Alta infidelidad” (2006); “Efectos secundarios” (2011) y “El cuerpo expuesto” (2013). Y los libros de cuentos titulados “Optimistas” (2006) y “Amores que matan” (1996), del cual publicó una edición ampliada en 2005, así como “La espera” (1986).

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