"Estamos bien bendecidos por verlo"

viernes, 12 de febrero de 2016 · 22:40
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Empleados, desempleados, amas de casa, niñas bien, alumnas de escuelas públicas, jóvenes, ancianos y ambulantes se codearon en las vallas que se instalaron desde el Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” hasta la Nunciatura Apostólica, donde el pontífice pernoctará los cinco días de su visita a tierra azteca. “Estamos bendecidos por verlo”, decía Ana en una plática banquetera con un par de sacerdotes norteños que apoyaron el comentario y le pidieron a ella y sus acompañantes que compartieran esa bendición abrazando a sus hijos, a sus hermanos, a todos sus familiares. La avenida Insurgentes Sur fue cerrada a partir de las 4 de la tarde. Desde el eje 7 Sur Félix Cuevas ningún tipo de transporte pudo cruzar. Los convoyes del Metrobús circulaban vacíos y la gente que caminó por las aceras avisaba a sus familiares que tardarían más en llegar a su destino porque les habían cerrado el camino. En el trayecto la vendimia no paró. Playeras con la imagen del Papa Francisco a 130 pesos; banderas y calendarios a 20 pesos; camisetas a cien pesos. La medallita, las pulseras, la cruz pastoral, todo con la imagen del pontífice. Con suma paciencia y una silla, la gente se sentó a esperar a que Francisco pasara en el Papamóvil para saludarlo. La temperatura comenzó a descender, pero eso no impidió que gritaran consignas, cantaran, planearan con sus acompañantes a qué acto asistirían o si lo seguirían en los lugares públicos donde se presentará en la capital del país. [caption id="attachment_429893" align="alignnone" width="702"]Reparten cobijas para los seguidores del Papa en avenida Insurgentes. Foto: Octavio Gómez Reparten cobijas para los seguidores del Papa en avenida Insurgentes. Foto: Octavio Gómez[/caption] “¡Se ve, se siente, Francisco está presente!”, coreaba con insistencia un conjunto de señoras. Y así pasaron las horas. Grupos de chicas que estudian en escuelas religiosas y privadas o en escuelas de monjas cantaron los 16 temas musicales del disco promovido por Angélica Rivera, titulado “México se pinta de luz”, presentado ante la prensa el 25 de enero en el Hospital Infantil Federico Gómez, nosocomio que visitará el pontífice el domingo 14 de febrero, día del amor y la amistad. Los coordinadores de las vallas, reconocidos por su chaleco verde fosforescente, también se encargaron de animar al gentío y organizar las porras: “¡El Papa Francisco, consigo trae a Cristo!”. Y cantaron “Cielito lindo”, la tradicional canción que compuso Quirino Mendoza en 1882. Las horas pasaban, pero no la paciencia. Un detalle llamó la atención: Grupo Banorte regaló cobijas azules con la imagen del Papa y la leyenda: “¡Pon fe, por esperanza, pon amor! Cobijando a los mexicanos”. Otro dato que no pasó desapercibido fue que para acercarse más a la Nunciatura Apostólica, “la casa del Papa”, se podía entrar solamente con boleto. La media luna salió con la oscuridad de la noche, cuando alrededor de las siete y cuarto llegó el Papa Francisco al aeropuerto. Las señoras siguieron la transmisión desde sus Ipads o sus smartphones. Gritaban cada que los conductores de las transmisiones especiales narraban los pasos del pontífice hasta subirse al Papamóvil. [caption id="attachment_429938" align="alignnone" width="702"]Bergoglio en el Papamóvil. Foto: Benjamin Flores Bergoglio en el Papamóvil. Foto: Benjamin Flores[/caption] Cuando este acto se transmitió por televisión, la gente comenzó a salir de sus casas para esperar el paso del Papa. Se repartieron estandartes de plástico con la leyenda: “Bienvenido SS Francisco”. La gente hizo una ola con sus manos. Estaban ahí, presentes, pero con dudas, como José, que preguntó a su esposa: “¿Toda esa gente que sale de trabajar a esta hora, cómo se va a mover?”. O Martha, que quiso saber: “¿Y quién pagó todo el viaje?”. Ninguno obtuvo respuesta de sus vecinos de ocasión. A las 8:55 de la noche pasó un sonriente Papa. La comitiva circuló muy rápido. Fueron segundos llenos de gritos y aplausos. “¡Lo vimos! Estamos bien bendecidos por verlo”, y siguieron la recomendación del sacerdote: se fueron a sus casas a compartir la bendición.

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