Tigres: el capricho que mató a una novena clásica

martes, 14 de febrero de 2017 · 10:43
El anuncio fue inesperado: el magnate Carlos Peralta decidió sacar de la Liga Mexicana de Beisbol a los míticos Tigres supuestamente porque no está de acuerdo con la cantidad de jugadores naturalizados que cada novena puede alinear. Pero las verdaderas causas de la salida parecen ser más bien económicas, ya que en 2017 Tigres recibirá mucho menos dinero público. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El dueño de los Tigres de Quintana Roo, el empresario Carlos Peralta, solicitó la salida de este equipo de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), inconforme por la política de libre contratación de peloteros mexicanos de doble nacionalidad. Sin embargo, esta postura contrasta con la que apenas hace un par de años pregonaba: no discriminar a los jugadores que no nacieron en territorio nacional. El anuncio de Peralta, que pone fin a una trayectoria de 62 años de este equipo en la LMB, es el punto culminante del conflicto que estalló en septiembre pasado, cuando la Liga se dividió en dos bandos: los clubes que consideran que debe existir un límite en la contratación de los peloteros de doble nacionalidad –en beneficio de los nacidos y formados en México– y los que, con base en la legislación mexicana, defienden la libre contratación. Hasta la noche del viernes 10, la información en manos de este semanario indicaba que Peralta ya había vendido el equipo, que se mantendrá en Cancún durante 2017 pero con otro nombre. El gobierno de Quintana Roo no había sido informado sobre el cambio de propietario. Carlos Peralta Quintero, dueño y director de Grupo IUSA, envió una misiva al presidente de la LMB, Plinio Escalante, el pasado jueves 2. En ella expuso que puso a la venta el club (sin el nombre ni el logotipo) por “los conflictos y diferencias de visión que se han generado entre los diferentes grupos”. Los Tigres forman parte del conjunto de ocho integrado por Diablos Rojos del México, Guerreros de Oaxaca, Piratas de Campeche, Olmecas de Tabasco, Sultanes de Monterrey y Saraperos de Saltillo. Ellos apoyan restringir el número de peloteros mexicanos nacidos en el extranjero. La euforia por los Tigres y el beisbol se le agotó a Peralta con la salida del gobernador priista Roberto Borge, durante cuyo mandato intentó que Chetumal fuera una de las nuevas plazas de expansión de la LMB. En septiembre de 2014, concluida la temporada de la LMB, Peralta envió un correo electrónico a Plinio Escalante en el que externó la necesidad de expandir la Liga. Le dijo que “los tiempos” exigen que crezca de 16 a 18 o 20 clubes. El empresario le informó que ha estado “involucrado en el tema de nuevas plazas para nuestro beisbol de verano, debido a que somos una Liga que decimos que es nacional, y para ser nacional tenemos que abarcar de norte a sur, de este a oeste, no sólo enfocarnos en ciertas zonas del país”. Desde hace varios años, abundó, hay empresarios y plazas dispuestas a integrarse. “Veo viable la incursión de ciudades que ya han tenido Liga Mexicana como Chetumal, que es, literal, frontera sur del país con Belice. Además de ciudades como Nuevo Laredo y León”. Peralta incluso planteó la posibilidad de explorar “mercados nuevos para nosotros”, como Sinaloa, Nayarit, Sonora y Jalisco. Anticipando la respuesta del presidente de la LMB, Peralta enumeró la soluciones a posibles problemas que frenarían la expansión. “Entiendo perfectamente que la primera pregunta es de dónde se sacarán a los jugadores, que si los estadios no están en condiciones, entre otras. Seamos sinceros, cuando se quiere, se puede. Tenemos una academia de desarrollo (en El Carmen, Nuevo León), y participamos invirtiendo nuestro dinero en los diferentes sistemas de sucursales, precisamente para eso, fomentar jugadores para nuestros equipos y no pensar en primera instancia en venderlos a Estados Unidos, sino antes de eso darles una oportunidad en lo que están siendo forjados, debutarlos y jugarlos en la Liga. Además, existen jugadores de experiencia que ya no están jugando porque los rosters (listas de jugadores) se cierran y tienen que ser dados de baja.” La propuesta clave Entre las propuestas de Peralta para expandir la LMB la más importante era la contratación de peloteros mexicanos nacidos en el extranjero o naturalizados. “El gran número que existe y busca una oportunidad permitiría completar los rosters para que la Liga siga creciendo”. El empresario invocó el artículo 30 de la Constitución y le pidió a Escalante que la LMB deje de “discriminar” a jugadores mexicanos con base en su propio reglamento: “Sería positivo el respetar a nuestra Constitución Mexicana en donde dice que todos somos mexicanos por nacimiento y/o naturalización y dejar de ser discriminantes porque aunque nos escudemos en nuestro reglamento de Liga, la realidad es que ya estamos yendo en contra de la Ley. Por lo que, si abrimos esta oportunidad a todos esos jugadores mexicanos no nacidos en territorio nacional, tendremos más peloteros. Al final, los llevamos a los Clásicos Mundiales o a representativos nacionales, al grado que en su momento sólo algunos han tenido nuestra aprobación para jugar como mexicanos en la Liga, incongruentemente si es que ya son mexicanos”. La preocupación de Peralta por el trato discriminatorio que han recibido los peloteros mexicanos de doble nacionalidad fue atendida de inmediato. Diez días después, en una asamblea, los presidentes o dueños de equipos eliminaron de su Reglamento de la LMB el artículo 13.1, que indicaba: “Para que un jugador sea considerado como mexicano deberá haber nacido en México. Si es nacido en el extranjero, de padre mexicano o bien de madre mexicana, el acta de nacimiento mexicana no deberá tener una extemporaneidad mayor de seis años a la fecha de nacimiento”. Este artículo había ocasionado que peloteros mexicanos con doble nacionalidad jugaran en calidad de extranjeros. A otros, no obstante, se les dispensaba el candado, como a Fernando Valenzuela Jr. Así, era a gusto o capricho de los equipos quién sí y quién no recibía trato de mexicano. El 25 de septiembre de 2014 tuvo lugar la Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria de presidentes de los equipos integrados en la Asociación de Equipos Profesionales de Beisbol de la Liga Mexicana A.C. Discutieron el asunto de la nacionalidad de los jugadores. En esa sesión, además de la modificación al artículo 13, se acordó que los equipos enviaran “al presidente de la LMB, antes del 10 de octubre, sus propuestas para reglamentar el proceso de acreditación de nacionalidad de los jugadores, así como su registro y contratación, los cuales serán consensados para ser votados en la asamblea de noviembre en Oaxaca”. Y añadieron: “Gil Velázquez podrá jugar en la LMB como mexicano siempre y cuando compruebe que lo es, mientras Fernando Valenzuela Jr. tendrá que tramitar su nacionalidad mexicana para ser considerado como tal en la LMB con los Leones de Yucatán” (Proceso 1997). El 8 de noviembre se realizó la mencionada asamblea en Oaxaca, en la que se reglamentó cómo será la contratación de mexicanos nacidos en el extranjero: los equipos acordaron que los peloteros deberán contar con pasaporte y entregarlo a más tardar el 16 de febrero de 2015, junto con una carta en la que soliciten a la LMB permiso para competir y accedan a participar en un draft para esa temporada. En 2015, cuando los Tigres festejaron 60 años de vida, obtuvieron su título 12 en la LMB, el tercero desde que se mudaron a Cancún (2011 y 2013). El contexto político Casualmente, la drástica decisión de Peralta de sacar a los Tigres de la LMB coincide con el anuncio del nuevo gobernador de Quintana Roo, el panista Carlos Joaquín, quien anunció un recorte significativo en el presupuesto que la entidad destina a apoyar equipos de profesionales. Tigres, que en los últimos 10 años recibió en promedio 50 millones de pesos por temporada, en 2017 sólo consiguió 20 millones de pesos (Proceso 2101). Con el cambio de dueño, y ya sin poder usar la marca Tigres, el gobierno estatal analizará si seguirá dotando de recursos al nuevo equipo. La indignación de Peralta por la libre contratación de los peloteros mexicanos nacidos en el extranjero parece el pretexto que necesitaba para deshacerse del equipo heredado de su padre, Alejo Peralta. Es más, el empresario ni siquiera esperó la resolución del presidente de la National Association of Professional Baseball Leagues (o Minor League Baseball, MiLB), Pat O’Conner, quien fungió como árbitro en el conflicto entre ambos grupos. Cinco días antes de que O’Conner se pronunciara, Peralta anunció la salida voluntaria de los Tigres. El martes 7, el directivo estadunidense fue contundente. Anunció que los jugadores mexicanos nacidos en el extranjero podrán ser contratados libremente en la LMB. Desde el punto de vista del grupo de los ocho, el otro grupo de siete –formado por Leones de Yucatán, Pericos de Puebla, Vaqueros de la Laguna, Acereros de Monclova, Toros de Tijuana, Rojos del Águila de Veracruz y Rieleros de Aguascalientes– se salió con la suya. Si es su deseo, podrán jugar con un roster de 30 peloteros mexicanos que no nacieron en territorio patrio. O’Conner consideró que restringir la libre contratación de peloteros mexicanos nacidos en el extranjero podría derivar en demandas judiciales, además de que convalidaría un acto de discriminación. “No puedo mirar hacia otro lado ni alentar a una Liga miembro a participar en la discriminación ilegal. Por consiguiente, no habrá límites de roster para los jugadores de doble nacionalidad”, escribió el directivo en un correo electrónico que envió a las partes involucradas. Pat O’Conner se extendió en sus argumentos. Dijo que entiende la importancia de desarrollar jugadores en México y nacidos en el país, pero recalcó que limitar la contratación de quienes tienen doble nacionalidad viola la Constitución y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, lo cual puede derivar en demandas judiciales. “Los límites actuarían como: (a) una restricción al acceso a un trabajo; (b) una restricción de la participación en una asociación; (c) una restricción de la participación en actividades deportivas”, explicó. En teoría, esta decisión pone fin a la disputa, al menos durante la temporada 2017, pues ambos grupos aceptaron el fallo de O’Conner. Queda otro frente abierto. Entre el grupo de los ocho –ahora siete con la salida de Tigres– hay dudas acerca de la legalidad de los documentos con los cuales los peloteros de doble nacionalidad están acreditando que son mexicanos hijos de padre o madre mexicana. En la última asamblea de la LMB, realizada en la Ciudad de México el pasado 11 de enero, el presidente ejecutivo de Tigres de Quintana Roo, Cuauhtémoc Rodríguez, reveló que “un porcentaje alto” de esos jugadores acreditó la nacionalidad mexicana con actas de nacimiento falsas, todas ellas obtenidas en una población llamada Castaños, en Coahuila. “No son mexicanos, son ilegales. Es algo que la presidencia de la Liga no checó. El acta de nacimiento del papá o la mamá que los acredita como mexicanos de ahí la sacaron. Se violaron muchas cosas. Plinio debió tener a alguien revisando eso. Nosotros actuamos de buena fe. Los pasaportes se consiguen fácilmente en México, por desgracia”, aseguró el directivo, que fue respaldado por otros presidentes (Proceso 2098). En la temporada 2016, en la LMB jugaron 779 peloteros, de los cuales 88 son mexicanos nacidos en Estados Unidos (11.2%) y 11 son naturalizados (1.41%). En entrevista, Escalante aclara que la LMB pagó a un despacho de abogados especializados es asuntos migratorios (que trabaja con Diablos Rojos del México) para que realizara una investigación a fondo. De los 99 casos, se eligió una muestra aleatoria de 13, sobre todo de los equipos Toros de Tijuana, Pericos de Puebla y Acereros de Monclova (estos dos pertenecen al empresario coahuilense Gerardo Benavides Pape), que son los que contrataron más jugadores de doble nacionalidad. El resultado de la investigación es que los papeles son legítimos. “Algunos presidentes manifestaron dudas y pensaron que había una irregularidad por la rapidez con la que salieron los documentos cuando se supone que son procesos muy lentos. También porque hay varios casos de actas de Castaños. No verificamos uno por uno porque cuesta 10 mil pesos cada investigación. Si los presidentes me dicen nombres de quienes tienen sospechas investigaremos los necesarios, así sean todos”, explica Escalante. Pero a un grupo de presidentes nadie les saca de la cabeza que esas actas de Castaños fueron obtenidas de modo irregular. Todas fueron expedidas por la Oficialía 5 y firmadas por la funcionaria del Registro Civil de Castaños, Martha López Fuentes. Trámites exprés, al estilo México, dicen. Ante esta preocupación, O’Conner recomendó que la oficina que comanda Escalante tome medidas para evitar documentos fraudulentos. “Si es necesario, la Liga debería considerar trabajar con una tercera parte independiente para verificar la exactitud de la información del jugador. Si la Liga necesita ayuda, podemos solicitar recomendaciones de Major League Baseball sobre empresas con las que han trabajado para validar la información”, indicó. El viernes 24 en la Ciudad de México tendrán lugar dos asambleas de la LMB, en una se abordará el tema de la separación voluntaria del club los Tigres y la venta del equipo. A mes y medio del arranque de la temporada 2017 de la LMB es incierto el número de equipos que jugarán, pues la compra-venta de los Broncos de Reynosa al empresario Arturo Blanco, dueño de Transportes Potosinos, y su socio Mauricio Martínez, no se ha concretado para convertirse en los Bravos de León. La expansión de la Liga no sólo no llegó. Peralta mató a uno de los clubes más emblemáticos del beisbol nacional. Este reportaje se publicó en la edición 2102 de la revista Proceso del 12 de febrero de 2017.

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