Positivo para la lucha social el triunfo de AMLO: William I. Robinson

lunes, 2 de julio de 2018 · 20:14
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Observador como académico del proceso electoral que dio el triunfo como presidente de la República a Andrés Manuel López Obrador, el sociólogo William I. Robinson considera que el resultado es muy positivo para el pueblo mexicano: “No porque su presidencia podría, ni pretende, desafiar los intereses del gran capital transnacional, sino porque abre importantes espacios para las luchas sociales desde abajo, a la vez que podría frenar la extrema corrupción e impunidad que reina en el Estado.” Vía correo electrónico desde California, Estados Unidos, en donde es profesor de Sociología y Estudios Globales e Internacionales en la universidad del Estado, campus Santa Bárbara, el autor del libro América Latina y el capitalismo global. Una perspectiva crítica de la globalización (Siglo XXI Editores) detalla: “Acordémonos que las fuerzas delictivas y paramilitares, siempre en cierta medida vinculadas con el ‘estado mafioso’, desataron una oleada de terror durante la campaña. Este terrorismo estuvo menos apuntalado a la cúpula de Morena que a las movilizaciones populares surgidas alrededor de la campaña. La derecha, las fuerzas delictivas dentro y fuera del Estado, la clase política tradicional y los priistas, temen a estas movilizaciones desde abajo --a la expresión política organizada e independiente de los de abajo-- más que temer a un gobierno de Morena en sí. Aunque claro, infunde miedo a las fuerzas políticas del estatus quo la mera promesa de AMLO de acabar con el estado mafioso y su impunidad, de rendir cuentas con estos mafiosos y de imponer la transparencia en los asuntos de Estado.” Se le pregunta qué tantos cambios podrá realizar López Obrador, particularmente en la economía, en tanto que investigadores como él sostienen que existe un sistema capitalista global y hegemónico que domina el mundo y no basta luchar contra él desde un Estado nacional: “El programa económico de AMLO sólo se diverge ligeramente del modelo neoliberal, viéndose diluido el contenido izquierdista, primero en el programa del 2012 con relación al del 2006, ya ahora aún más con el programa diseñado en la campaña del 2018 en relación con el 2012.  En parte, esta derechización del programa refleja la realidad latinoamericana y mundial del resurgimiento de la derecha (en algunos casos, la derecha neofascista), y sobre todo del declive de la izquierda en América Latina. “Como se sabe, Morena giró hacia el centro e incorporó a la alianza electoral incluso a fuerzas conservadoras y neoliberales e individuos con dudosa trayectoria política --los llamados ‘chapulines’.  Ya indicó que no revertirá la privatización del sector energético, ni tampoco habrá reforma agraria, ni una abrogación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), ni renacionalizaciones del sector financiero ni otros sectores que eran públicos antes de la contrarrevolución neoliberal, ni un mayor cambio en las políticas impositivas que pudiera efectuar una redistribución real de los ingresos.” El catedrático, que se considera como un “intelectual orgánico” de los movimientos sociales agrega que cuando más el programa de López Obrador será socialdemócrata: “En la medida que contempla la intervención en el mercado y una reorganización de las políticas fiscales y presupuestarias a favor del bienestar social de la población. Aun así, no está claro de dónde provendrán los recursos para una mayor ampliación de los programas sociales. “Hay que añadir aquí que la propuesta de ampliar el mercado interno, y de basar el desarrollo en dicha ampliación, sólo hasta cierto punto es positivo, ya que surgirán contradicciones y conflictos con los sectores populares si esta estrategia se basa en que el capital privado nacional e transnacional se postulen como agentes de dicha ampliación.” Y analiza también el triunfo del candidato de la Alianza Juntos Haremos Historia en el contexto global: “Ahora bien, el capitalismo global está en crisis. Se trata de una crisis estructural (la que llamamos ‘sobreacumulación’) y además es una crisis de legitimidad de los Estados. Frente a la crisis, ha habido a nivel mundial, una polarización entre fuerzas populares y la extrema derecha, y esta última ha ganado mayor terreno en Europa, en América Latina, y en Asia. AMLO asumirá la presidencia en un momento de creciente tensiones internacionales, desigualdades mundiales casi sin precedente, la escalada de conflictos sociales, políticos, y militares alrededor del mundo. “Es decir, vivimos momentos de mucha incertidumbre e inestabilidad tanto en el sistema internacional como en la economía global. Mayores trastornos en el sistema global hace impredecible el desenvolvimiento de la política y habríamos de ver cómo redundan en México estos trastornos, sobre todo si hay otro colapso del sistema financiero global, tal como muchos de nosotros venimos pronosticando.” Concluye el académico: “Al final de cuentas, el triunfo electoral de AMLO es muy positivo para las masas de mexicanos no obstante los límites que tendrá su presidencia. La mayor esperanza de esas masas ahora reside en una mayor movilización de los movimientos sociales en pos de sus intereses. Será crucial que AMLO respete la autonomía de estos movimientos y que su gobierno los apoye sin tratar de cooptarlos.”  

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