PUEBLA, Pue. (apro).- Un grupo de hombres armados asaltó a cerca de 30 turistas que hacían un recorrido por el pueblo mágico de Cuetzalan, en la Sierra Norte de Puebla. Según testimonios, ayer al mediodía, sujetos desconocidos colocaron piedras para obligar a dos camionetas que transportaban a los turistas detenerse a la altura de la comunidad de Xochical, camino que seguían para dirigirse al centro recreativo Las Hamacas. Después de que se detuvieron, de la maleza salieron entre seis y siete personas con el rostro cubierto y armadas que obligaron a los turistas a bajar de las camionetas y a entregar sus pertenencias y el dinero que portaban. Al lograr su cometido, los asaltantes se dieron a la fuga, mientras que los turistas continuaron su camino hacia el centro recreativo donde pudieron comunicarse con la policía municipal para denunciar lo ocurrido. Sin embargo, de acuerdo con los mismos testimonios, las patrullas tardaron más de una hora en llegar a prestarles auxilio porque refirieron no contar con gasolina para los patrullajes debido al cierre de la administración municipal que está por concluir este 14 de octubre. No es la primera vez que se registra este tipo de asaltos en Cuetzalan, pues en julio, dos grupos de turistas también denunciaron haber sido víctimas de asaltantes que operaron de manera similar. El 21 de julio, un grupo de seis hombres armados, en esa misma zona de Las Hamacas, atacó a una familia y a una pareja para despojarlos de sus pertenencias y horas después, aparentemente el mismo grupo delincuencial, asaltó a otros paseantes en un lugar cercano. El 15 de abril de 2017, tres turistas fueron asesinados cuando hacían un recorrido por un lugar conocido como la “Cueva del Diablo” y fueron sorprendidos por asaltantes. La inseguridad que priva en Cuetzalan no sólo afecta a los turistas. A principios de este año, los pobladores de la Sierra Norte participaron en una marcha para denunciar la presencia de grupos de la delincuencia organizada en la zona. En esa ocasión, los habitantes acusaron que los grupos delictivos, ajenos a su comunidad, llegaron al mismo tiempo que las comunidades se organizaron para defender su territorio de los llamados megaproyectos mineros e hidroenergéticos que se pretenden instalar en esa región. A partir de eso, los asaltos en caminos, vehículos y asesinatos se han vuelto comunes, se quejaron.