Ciclistas de oro: Se contactaron por internet y ahora celebran su gloria

sábado, 17 de agosto de 2019 · 11:22
El jueves 1, las ciclistas mexicanas Jéssica Salazar y Daniela Gaxiola conquistaron la medalla de oro y lograron imponer un récord en el ciclismo de velocidad en los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Un accidente en competencia, redes sociales, un récord Guinness y hasta Rafael Ortega, exjefe de Servicios Médicos de las Chivas Rayadas del Guadalajara, son parte de la historia de éxito que ambas atletas de alto rendimiento comparten a Proceso. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Jéssica Salazar y Daniela Gaxiola crecieron en mundos similares por coincidencia. En el caso de la primera, su familia practicaba el ciclismo por recreación; en la casa de la segunda, para competir de manera más formal. Hace cuatro años, previo a los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, Gaxiola buscó en redes sociales a Salazar y a su entrenador, Iván Ruiz. Ambos probaban suerte en el ciclismo BMX, deporte extremo que combina la modalidad de carrera y las acrobacias con una bicicleta tipo cross con llantas de 20 pulgadas. Daniela se preparaba en el Centro Mundial de Ciclismo de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y supo de Jéssica por referencias y el seguimiento que le hacía a distancia. “Le veía cualidades para hacer una buena dupla. Le comenté que probara en el ciclismo de velocidad. Me respondió: ‘Justamente estoy analizando si continúo en BMX o me inclino por el ciclismo de pista’”, relata la corredora originaria de Culiacán, Sinaloa. Salazar le confió que no tenía una bicicleta para practicar en pista. Para motivarla, Gaxiola se la prestó. “Te la envío y luego vemos cómo le hacemos”. Además, viajó directamente a Guadalajara, lugar de residencia de su futura compañera, dispuesta a convencerla de que podrían iniciar una aventura juntas. Ese mismo año, con apenas unas semanas de entrenamiento, ambas compitieron en el campeonato nacional de la especialidad con un equipo de ruta… Y ganaron. Un mes después participaron en su primer torneo internacional, el Campeonato Panamericano de Ciclismo de Pista Élite de Chile, e –inesperadamente– conquistaron el título en velocidad por equipos, luego de superar a las parejas favoritas: Monique Sullivan y Kate O’brien, de Canadá, y Juliana Gaviria-Martha Bayona, de Colombia. Jéssica también se coronó en la prueba individual. Un año después revalidó el título como la mejor exponente de la velocidad en los 500 metros individual durante el Campeonato Panamericano en Trinidad y Tobago. Pero habría más. En noviembre de 2016 el Velódromo Bicentenario de Aguascalientes fue el escenario de la mayor proeza deportiva de Jéssica Salazar: se convirtió en la ciclista más rápida del mundo. En la prueba de 500 metros contrarreloj femenil marcó 32.268 segundos, superando los 32.794 que hizo la rusa Anastasiia Voinova en 2015. Su marca fue homologada por la UCI hasta marzo de 2017; al año siguiente el nombre de Jéssica Salazar apareció en las páginas del Guinness World Records en sus ediciones 2018 y 2019. Se enteró de que formaba parte de las reseñas del internacional libro porque un conocido le avisó que había leído su logro en la publicación. Enseguida, la ciclista fue a comprar el ejemplar. De alguna u otra manera, está familiarizada con el Guinness World Records porque en su casa solían comprar alguno de los tomos. “Me acuerdo que mis hermanos y yo veíamos los récords mundiales, pensábamos que era inalcanzable aparecer en sus páginas. Es muy importante para mí y me causa mucha emoción ser parte de ese libro. “Se necesita mucho trabajo estar ahí y ver tu nombre en esas páginas. De repente siento nostalgia de cómo siendo pequeños no tenemos idea hasta dónde podemos llegar.” Su aparición en la publicación de récords mundiales le ha abierto puertas para obtener patrocinios; incluso, colaborará con una agencia automotriz. “Ellos saben que no cualquier persona consigue estar en esas páginas. Ahora he tenido más apoyo después de ganar el título en la prueba y, principalmente, por el libro Guinness”, agrega la ciclista. Cuenta que no supo lo que había conseguido aquel día que logró la hazaña deportiva. Cuando se bajó de la bicicleta le avisaron que impuso una nueva marca. “Fue maravilloso. ¡Wow! ¿Qué hice? Iba en la bici y sentía la velocidad, pero la carrera la pasé muy lenta, tanto que recuerdo muchas cosas de la prueba, como cuando iba en la curva e, incluso, cuando llegué a tomar aire”. Agrega que no sabía cómo expresarse cuando supo lo de su marca. “No me caía el veinte de que la meta que tenía trazada a largo plazo se había hecho realidad. El siguiente objetivo es volver a imponer la marca”. En el reciente campeonato del mundo, en el que participó con Daniela, ambas quedaron en cuarto lugar en la prueba de velocidad por equipos. “Lo hemos conseguido con Yuli Verdugo y con Dani. Todo eso tiene que ver con nuestra preparación y con la misma presión de que tenemos un récord del mundo en el equipo. De esa manera, Dani se presiona, yo me presiono y la otra chica se presiona, pero lo asumimos de la mejor manera”. Apoyo especial Salazar habla de manera particular sobre un patrocinador cuyo nombre no figura en sus bicicletas ni en su indumentaria deportiva. Se trata de Rafael Ortega, exjefe de los Servicios Médicos del equipo de futbol Chivas de Guadalajara. Conocido como “El médico de los deportistas”, en 2014 la operó de un ligamento. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) cubrió los gastos de la intervención quirúrgica, pero cuando se acabó el dinero para las terapias, Ortega la recibió en su clínica para que continuara con la recuperación. La rehabilitación requirió 50 sesiones terapéuticas y el seguro sólo cubrió 20 a un costo de 500 pesos cada una; no obstante, el especialista asumió el resto del tratamiento. “El doctor ha sido de los grandes apoyos que he tenido en mi carrera deportiva. Pese a darme el alta médica me sigue apoyando con algo económico. Ha sido una parte importante de mi carrera. “Imagínate que me hubieran operado y no hubiera quedado bien por falta de terapia. A lo mejor no estaría en el lugar al que he llegado.” Salazar explica que se lesionó en un torneo nacional de ciclismo BMX cuando chocó contra una de sus compañeras y cayó de rodillas. Ahí se le tronó el ligamento. “Fueron cinco meses de terapia; además, durante tres meses no toqué ninguna bicicleta”. Recuperada, regresó a las competencias internacionales, pero no le fue como esperaba. Se desesperó porque no sabía si continuar o meterse al ciclismo de pista. Decidió seguir en BMX hasta los Juegos Centroamericanos de Veracruz 2014. Ahora asegura que su récord mundial fue posible porque tuvo el entrenamiento y estuvo con las personas indicadas: su familia, su entrenador de ciclismo BMX y Daniela Gaxiola. Cuenta Salazar: “Daniela me escribía cuando estaba entrenando en Suiza, me motivaba y me decía que podíamos hacer buenas cosas, pelear un ciclo olímpico y ser campeonas panamericanas. Me convenció. Iván y yo no sabíamos cómo serían nuestros entrenamientos, pero confiamos en que ella nos ayudaría, nos guiaría sobre los trabajos por hacer”. Jéssica se inició en el ciclismo de montaña a los 13 años porque sus padres lo practicaban con fines lúdicos. Una vez se le ocurrió participar en una competencia estatal en Jalisco. Desde ese momento se involucró en carreras nacionales. Luego siguió en la Olimpiada Nacional, la competencia más importante para los jóvenes que aspiran a un sitio en el deporte de alto rendimiento. Tiene cuatro hermanos y también hacen ciclismo. Nacida para correr Daniela Gaxiola proviene de una familia de ciclistas. Su papá y dos hermanos de su mamá también lo practicaron. A los 4 años, la pequeña de los Gaxiola realizó gimnasia y natación por simple distracción. Pero a los 8 años ya estaba en competencias de novatos en Culiacán. A los 13 participó en su primera prueba oficial, realizada en 2007 en Aguascalientes; se colgó la medalla de bronce en su primera Olimpiada Nacional en la carrera por puntos. Ahí estaba el detector de talentos y su descubridor, Alberto Miranda, quien la invitó a formar parte de un equipo que estaría concentrado en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento (CNAR). Desde su ingreso al CNAR se acostumbró a ganar la Olimpiada Nacional; casi siempre fue la favorita para conquistar de tres a cuatro medallas. Nacida el 25 de noviembre de 1992, en Culiacán, Sinaloa, Daniela ha participado en el Campeonato Mundial de Ciclismo de Pista desde 2011. En marzo de 2014 concluyó en el quinto lugar en la prueba de keirin en el Campeonato Mundial de Ciclismo de Pista, en Cali, Colombia. Medallista en los campeonatos panamericanos, ganó dos oros (Santiago 2015, en equipo de velocidad, y Aguascalientes 2016, en keirin), una presea de plata (Mar de Plata 2012 en keirin) y dos de bronce (Mar de Plata 2012 y Aguascalientes 2016 en velocidad). En Juegos Panamericanos Daniela obtuvo una presa de plata (Guadalajara 2011 en keirin) y un bronce (Guadalajara 2011 en equipo de velocidad). El jueves 1 en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, Jéssica Salazar y Daniela Gaxiola conquistaron el oro en la prueba de velocidad por equipos e impusieron un nuevo récord continental. Ambas hicieron un tiempo de 33 segundos y 424 milésimas y volvieron a vencer a los representativos de Canadá y Colombia. Este texto se publicó el 11 de agosto de 2019 en la edición 2232 de la revista Proceso

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