CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) advirtió que la crisis de desplazamiento interno en Centroamérica se ha agravado por la pandemia de covid-19. En una rueda de prensa en Ginebra, Suiza, ACNUR alertó que una creciente situación de violencia e inseguridad crónicas, junto con restricciones relacionadas al covid-19, están poniendo en riesgo las vidas de decenas de miles de personas en el Norte de Centroamérica, al tiempo que exacerba las dificultades ya existentes. A finales de 2019, abundó, la violencia obligó a unas 720 mil personas a abandonar sus hogares, casi la mitad de ellas desplazadas dentro de sus países. El número en Honduras ascendía a 247 mil personas y en El Salvador a 71 mil 500, mientras que el resto huyeron a otros países. La red de líderes comunitarios en zonas de alto riesgo para identificar posibles desplazamientos advirtió a ACNUR que se espera un rápido aumento de los movimientos forzados de población tan pronto como se levanten las medidas de bloqueo por el covid-19. La Agencia de la ONU para los Refugiados detalló que las restricciones a la circulación dificultan la obtención de ayuda y protección a quienes la necesitan, y que las personas que se ven obligadas a huir para salvar sus vidas se enfrentan a mayores obstáculos en su búsqueda de seguridad. Asimismo, comentó, la pérdida de empleos informales que ha ocasionado la pandemia provoca que los habitantes de comunidades vulnerables pierdan sus únicas fuentes de ingreso y recurran cada vez más a estrategias negativas como el trabajo sexual, donde arriesgan su salud o quedan expuestos a la violencia y explotación de las bandas de delincuentes. De acuerdo con el portavoz de ACNUR, Andrej Mahecic, los grupos delictivos utilizan los encierros ocasionados por la contingencia sanitaria de covid-19 para reforzar su control sobre las comunidades, a través de la extorsión, el tráfico de drogas, la violencia sexual y de género, así como el uso de desapariciones forzadas, asesinatos y amenazas de muerte contra las personas que no cumplan sus órdenes. Por otra parte, ACNUR resaltó que el hecho de que los desplazamientos internos sean intraurbanos y que a menudo afecten conjuntamente a una persona o familia, provoca que los nuevos movimientos sean difíciles de detectar. Por ello, comentó, trabaja con sus socios y las oficinas de la Defensoría del Pueblo en Honduras y El Salvador para garantizar una respuesta más oportuna a los riesgos más inmediatos. Actualmente asesora a distancia y trabaja con albergues en casos de alto riesgo; ha ampliado sus programas de asistencia en efectivo para ayudar a satisfacer necesidades básicas como la adquisición de alimentos, medicamentos y vivienda; y trabaja con organizaciones asociadas y autoridades locales en la distribución de cestas de alimentos y artículos de limpieza. ACNUR advirtió que el impacto de la pandemia en el norte de América Central amenaza con revertir los progresos en la creación de medios de vida y oportunidades de empleo para los desplazados internos, y en el aumento de la capacidad de las autoridades estatales para atender sus necesidades, por lo que, comentó, se encuentra dispuesta a apoyar los esfuerzos de los gobiernos estatales para continuar atendiendo las necesidades de los desplazados internos y las comunidades en riesgo, de acuerdo con los compromisos internacionales asumidos. (Melisa Carrillo)