De acarreados y dedazos

miércoles, 6 de marzo de 2002 · 01:00
México, D F (apro)- Aunque a los priistas como Manuel Bartlett o Roque Villanueva no les gusta pronunciar el término "acarreo" y prefieren referirse a esa singular práctica electoral como "movilización", uno de sus derivados, la palabra "acarreado", pasó ya a la historia de la lengua española como el adjetivo dicho en México de "una persona que es llevada en autobús a un lugar para que participe en una manifestación o para que vote" Después de casi un siglo de elecciones organizadas por el priismo en México, y de cuatro de existencia de la Real Academia de la Lengua Española, resulta que la definición de "acarreado" llegó al diccionario de ésta (DRAE) en su más reciente edición, la del pasado 2001, justo un año después de que el PRI perdió por primera vez la elección por la Presidencia que, se temía, ganara precisamente con "acarreados" El término, que no estaba incluido en la edición anterior del DRAE --la vigésimo primera, publicada en 1992-- llegó sin tener precedente en las 138 listas de mexicanismos registradas desde 1761, y que son la base del índice editado por la Academia Mexicana de la Lengua, fuente fundamental de la española El mexicanismo más cercano a esta palabra, del cual existe definición, es el vocablo "acarreo", consignado en 1960 por Peter Boyd Bowman en su diccionario "El Habla de Guanajuato", en el que indica que la palabra es parte de la terminología minera que se empezó a extender en aquella entidad desde 1548 "Un acarreo --dice-- es la acción de empujar los carros que corren por una vía de rieles colocados y reparados por los rieleros, que se llenan bajo las tolvas y son acarreados; es decir, empujados a lo largo de una vía por los carreros" Sin embargo, ni Bowman ni ningún otro lexicógrafo de mexicanismos registraron el término "acarreo" en su acepción política, aunque la práctica electoral se haya registrado casi a lo largo de los 70 años de régimen priista Otra novedad en el DRAE, producto del legado lingüístico del que fuera llamado partido único, es el término "dedazo"; éste sí ya documentado al menos desde 1987 Ese año, el "Vocabulario del uayeísmo en la cultura de Yucatán" --el uayés es el nombre despectivo que se le da a los mayas yucatecos que llegan al mundo del habla española-- definió "dedazo" de la siguiente y explícita forma: "Aun cuando su morfología y fonología debieran indicar 'golpe dado con el dedo', la voz dedazo es en México propia de la terminología de la política electorera Llámase dedazo al acto mediante el cual el que las puede 'indica' (supuestamente con el dedo índice) quién es o debe ser la persona que debe ser señalada para que en supuestas elecciones libres o democráticas se vote por ella, para algún cargo de elección popular "El dedazo --continúa la definición-- se utiliza desde el señalamiento de las autoridades municipales, pasando por los diputados, senadores, hasta el mismo presidente de la República En tal señalamiento intervienen los 'dedos' de las personas que tienen poder para hacerlo: en primer lugar, los caciques para autoridades municipales; el gobernador de cada estado de la República, que funciona como cacique en este acto político; para los diputados locales, el propio cacique o gobernador local, con la consigna de más arriba, con la orden de muy arriba; para los candidatos a diputados locales y federales y, en cuanto al presidente de la república, el que está en turno designa al que debe sucederle "Como se ve --sigue-- existe toda una secuencia escalafonaria de dedos que dan el dedazo" Del terreno político, la definición de este léxico brinca al plano sexual, y luego los combina: "Mas no debe olvidarse --dice-- que hay dedazos sexuales, como los que se dan las parejas en los cines o lugares propicios, lo cual lleva a considerar que, en los dedazos electorales, no es raro que sean precedidos de dedazos sexuales cuando de señalar candidatos femeninos se trata" Menos explícita resulta la definición del "Diccionario de México" de Juan Palomar de Miguel, editado en 1991, quien dice que dedazo es el "acto por el cual la autoridad superior designa a una persona para un cargo sin tomar en cuenta las formas legales de votación democrática, anticipándose a las mismas" La definición que incluye el DRAE en su XXII edición se ajusta a la de Palomar de Miguel, y agrega que el término es de uso común tanto en México como en Honduras, y lo define como la "designación de un candidato a un puesto público de parte del Poder Ejecutivo, sin las formalidades de rigor" Esta fuente también incluye los términos "dedocracia" y "dedocrático", y al primero lo define como la "práctica de nombrar personas a dedo, abusando de la autoridad"; y al segundo como un adjetivo coloquial "perteneciente o relativo a la dedocracia", aunque estos sí están en la edición anterior del DRAE, que incluye que "el dedo" es la manifestación de la omnipotencia divina El diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española explica, por su parte, que "dedo" llega al español a través del latín "dígitus", y éste a su vez proviene de la raíz "deik", que significa "mostrar, pronunciar solemnemente" Esta fuente agrega que de la raíz "deik" al español también llegan palabras como dicción, dicha, adicto, adicción, bendecir, condición, jurisdicción, dictamen o dictador

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