ADELANTO DE LIBROS: "Rapsodias de América", de Gabriel de la Asunción Michel Padilla

lunes, 22 de julio de 2002 · 01:00
México, D F, (apro)- Con el subtítulo de "Flor y canto de la destrucción de México-Tenochtitlan", el libro "Rapsodias de América", que acaba de lanzar Amat Editorial, es un amplio trabajo de investigación de Gabriel de la Asunción Michel Padilla, nacido en El Limón, Jalisco Su labor ha sido exhaustiva: rastrear los poemas precolombinos que dieron cuenta de la gran tragedia del mundo azteca: la caída de su capital, México-Tenochtitlan Se trata de 48 rapsodias que, en su conjunto, constan --como lo destaca el volumen-- 6 mil 213 versos En el prólogo, el autor escogió el milagro del Tepeyac para destacar el parteaguas de esa conquista, que así como provocó la derrota mexica, dio lugar al hecho del guadalupanismo, que a decir del autor fue el prodigio que salvó a la nueva nación Ahora en tiempos de la canonización de Juan Diego, no faltan los creyentes que intentan darle fuerza a la creencia de la aparición de Tonantzin en los lares de La Villa Este es el prólogo: "No existe en América hecho más vivo y prodigioso que aquel acaecido en Tepeyácac, nariz del monte en el año de Nuestro Señor de 1531: Un hombrecillo, un pobrecillo de origen chichimeca nacido en Cuauhtitlán, después de escuchar el canto de las aves preciosas, puso sus ojos en el rostro de la Mujer Celeste, se deleitó en contemplar su admirable perfección; con ella conversó, entretejió con ella sus palabras; ella le pronunció palabras con cariño, le dio su tierno amor, amor traído de Ilhuicatlalpan, la Tierra celeste; le ofreció su ayuda, su protección, su ternura celeste para acercarle así su corazón "Después de edificar su teocaltzin, su casita divina, en el llano, como ella lo había solicitado, la ciudad de México-Tenochtitlan, se conmovió cuando fue a contemplar cómo su preciosa imagen había aparecido después que el hombrecillo había puesto en el hueco de su tilma las bellas y fragantes flores; pues sólo por maravilla divina, el monte se había convertido en Xochitlalpan, la Tierra florida, en Tonacatlalpan, la Tierra de nuestro sustento, en Ilhuicaltlalpan, la Tierra celeste: ahí brotaron bellas y fragantes flores, y por maravilla divina apareció la preciosa imagen de la Noble Señora Celeste, vinieron a conocerla como algo divino, se volvió el centro de la sociedad, el centro de la nuestra nación, ella es la base de nuestros discursos, de nuestros cantos, de nuestra justicia "Pero ¿por qué mereció la Nación Mexicana que el cielo le obsequiara, no sólo sus cantos, sus fragantes flores sino también la preciosa imagen de la Noble Señora Celeste? "El sacrificio, el holocausto al que había sido sometida a causa de la fidelidad a las cosas sagradas: fueron derrumbadas sus casas divinas, fueron sacrificados sus guerreros, sus sacerdotes Fueron afligidas sus mujeres, sus niños, sus ancianos "Por eso Ipalnemohuani, el Dador de la Vida, después de obsequiar sus cantos y sus bellas flores, les dio un nuevo mandato: llevar a las naciones de la tierra, el sortilegio de la Flor y el Canto, la alegría de Ilhuicatlalpan, la Tierra celeste y la paz que irradia el rostro de Tonantzin Guadalupe, que así se llamaba la mujer celeste, la poderosa tierna Madrecita de los hombres "En estas rapsodias, querido lector, se narran los hechos lamentosos que constituyeron la destrucción de la antigua nación mexicana y el parto de la modernidad de la nueva nación, la que escogió Tonantzin Guadalupe para establecer su morada celestial, su casita divina en el llano Con ninguna otra nación se hizo semejante maravilla"

Comentarios