AJEDREZ: El secreto de los grandes maestros

lunes, 6 de octubre de 2003 · 01:00
México, D F, 6 de octubre (apro)- Recientemente me llegó un correo electrónico que decía lo siguiente: “Sgeún un eiudsto de una uinsrvdiead iglensa, no iomtpra el odern en el que las lerats eátsn ectasirs, la ucina csoa inrmptoate es que la prirmea y úlimta lreta eétsn esracits en la poóicisn ccrertoa El resto peduen eastr ttmeatolne mal y aún párdos lelreo sin poamblers Etso es pruoqe no leeoms cdaa ltrea por sí mmsia snio la pbarlaa cmoo un tdoo Peonmrestalne me pacere ilnírebce” Aunque probablemente la mayoría de los lectores puedan entender el párrafo en cuestión, he aquí la “traducción” al español perfectamente correcto: “Según un estudio de una universidad inglesa, no importa el orden en el que las letras están escritas, la única cosa importante es que la primera y última letra estén escritas en la posición correcta El resto pueden estar totalmente mal y aún podrás leerlo sin problemas Esto es porque no leemos cada letra por sí misma sino la palabra como un todo Personalmente me parece increíble” Aparentemente esto ocurre no sólo en español sino en la mayoría de los lenguajes (Por cierto, he desarrollado un programita para generar este tipo de textos, sólo por diversión Quien lo quiera, mándeme un mensaje de correo electrónico a morsa@la-morsacom y a vuelta de correo le llegará el programa, escrito en Delphi 7, incluyendo el código fuente) Así, si creíamos que leemos letra por letra un texto, pues nos hemos equivocado Aparentemente nuestros cerebros han asimilado una serie de patrones, los cuales no son otras cosas que las palabras, las cuales se codifican y se guardan de manera misteriosa, pero sin duda de forma muy eficiente, de manera que al ver una palabra, en lugar de leerla y armarla, letra por letra, lo que estamos haciendo simplemente es buscar en nuestro acervo de palabras para ver si está y la reconocemos De ser cierta esta idea, lo cual parece serlo, encontraríamos una explicación a ese misterioso fenómeno de los errores en un texto que escribimos, y que solamente encontramos después de haberlo impreso Es decir, no importa las veces que lo revisemos en la pantalla de la computadora Es regla general que cuando se imprima el documento encontremos errores que nunca vimos Lo simpático del asunto es que tiene la clave para jugar mejor al ajedrez y que en cierta medida revela lo que los grandes maestros hacen al jugar De la curiosa frase recibida en mi buzón es evidente que da un dato fundamental: el cerebro es una máquina de procesamiento de patrones Así entonces, en muchos sentidos, los jugadores fuertes saben qué jugada hacer prácticamente desde el momento que ven una posición Cuando se les pregunta cómo es que encontraron prácticamente a vuelo de pájaro la mejor jugada, responden con un mohín moviendo la nariz en señal de “es una especie de olfato”, pero bajo el esquema de lo que estamos considerando, es mucho más probable que este “olfato” no sea más que una colección de patrones ajedrecísticos, de posiciones típicas, y no sólo de estructuras de mate, sino de otros géneros de posiciones, incluso en las aperturas Por eso, me parece, es importantísimo estudiar ajedrez De esta manera el cerebro va adquiriendo estos patrones arquetípicos que muestran cómo se deben manejar cierto tipo de posiciones Quienes no estudian y creen que pueden resolver todo en la partida viva, pues se equivocan, si no totalmente al menos en parte Es cierto que sí, un jugador talentoso encontrará quizás las jugadas correctas analizando meticulosamente la posición Sin embargo, podría ahorrarse un valiosísimo tiempo de reflexión si conociera de antemano ciertos patrones, producto probable de estudiar sistemáticamente nuestro juego Desde luego que no todo son patrones Sin duda el jugador fuerte, el gran maestro, tiene una certeza sobre la manera de evaluar correctamente una posición Eso se adquiere a través de varias actividades: (i) ver muchas posiciones parecidas, analizando lo que otros han jugado en esa posición (por eso las bases de partidas son fundamentales para todo aquel que quiera mejorar su juego); (ii) conocer los elementos básicos, como por ejemplo, los finales más comunes, desde los de peones hasta los de torres; (iii) conocimiento de las partidas modelo más importantes de la historia del ajedrez Aquí hay cientos de encuentros memorables, que todo jugador debe entender para tener una visión histórica y práctica de cómo se atacan cierto tipo particular de posiciones y, desde luego, (iv) un trabajo constante en el desarrollo de la habilidad táctica, la cual se traduce precisamente en analizar patrones de combinaciones típicas, que nos darán una ventaja enorme sobre aquel que no haya hecho este trabajo Y si usted hace eso (lo cual requiere tiempo, dedicación, disciplina y trabajo constante), entonces no habrá quién lo detenga en el camino a la maestría ajedrecística

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