PLATOS LASER: Junio, mes de Carlos Pellicer

sábado, 3 de junio de 2006 · 01:00
México, D F, 2 de junio (apro)- Lo llaman "Nuestro Poeta de América"; versificador del trópico tabasqueño, gigantesca ceiba cuyas ramas llenan de color el universo, un artista humano, generoso y devoto, congruente en sus ideales de justicia social, en fin: el genio telúrico, insuperable en las letras mexicanas Para quien esto escribe, Carlos Pellicer (1897-1977) es el cantor del mes que vivimos desde su poética Hora de junio, de 1937 Ya entre sus poemas no coleccionados aparecía uno dedicado a Junio, el séptimo de ocho escritos en 1922, es decir, cuando Pellicer rondaba los 25 años de edad Son sólo dos estrofas y concluye: La tierra está tibia como el cuerpo de un pájaro, como el cuerpo de una ave (sic) bajo lustrosas plumas Entre la lluvia de oro de una acacia zumba larga, largamente una cigarra? En 1924 escribió una Oda a Junio, dedicada a Antonio Caso con el subtítulo en mayúsculas "Estadio Nacional", con epígrafe del primer cantor olímpico Píndaro, un himno deportivo influenciado por el espíritu vasconceliano de La raza cósmica Y plasmó otras odas a héroes nacionales o de mitos clásicos Es muy probable que por entonces Pellicer comenzara a planear un libro poético extenso en alabanza latinoamericanista, de afán místico y muy ambicioso Lo intituló Esquemas para una oda tropical (a cuatro voces) y apareció en 1933, insertándolo cuatro años más tarde en el tomo Hora de junio, "dedicada a mi hermano", Juan Pellicer: Hora de junio: espiga verde aun, fuerza de abril, ligera ¡Ya de un golpe de remo y a la orilla de alta mar! El cuerpo hermoso quiere el infinito y ya no la belleza ¡La belleza sin nombre, oh infinito! En su estudio de 1987 sobre las vicisitudes sufridas por el tabasqueño para cumplir con aquella Oda tropical, a la postre inconmensurable que no concluiría, el historiador Samuel Gordon explica: "A abril de 1937 se remonta el texto más temprano en que Pellicer se refiere a los Esquemas y es, precisamente, en el contexto de esa edición: ?Mi libro de poemas Hora de junio representa diez años de labor sobre dos poemas fuertes: Esquemas para una oda tropical y La voz, reposa un arco poemático de temas diversos??; los Esquemas continuarían apareciendo en subsiguientes ediciones hasta 1962, siempre insertos en Hora de junio" Pero los versos íntimos dedicados al mes de junio de 1937 igual recurrieron como temática poética y amorosa, sobrepasando al menos dos aquel año De ambos sonetos, el de junio de 1967 es uno de los más bellos en imágenes de asombro: Si sólo de tus ojos yo tomara la actitud para ver, sólo a ti viera Si yo a tu corazón pudiera entrar, saldría bien poblado de luceros (?) Horas de junio pensando en tus ojos, en tu sangre tan bella (?) El último lo escribió en su casa de Las Lomas de Chapultepec el 18 de junio de 1969, Cuatro, con estos dos tercetos afectivos, profundos: Junio a fuego es mi atmósfera Te quiero para quererte siempre como quiero A ti que sin saberlo me acompañas Te doy toda mi sangre Yo te digo que si te buscas entre mis entrañas verás que entre tu sombra yo te sigo Dejaremos al final de este escrito los ocho poemas de Hora de junio (1937), conocidos algunos gracias a que Silvestre Revueltas se inspiró en tres de ellos para componer música incidental (la coreografía fue de Gloria Contreras) y porque Pellicer mismo los grabó para la serie de discos Voz Viva (UNAM); pero nos resulta harto curioso que nuestro poeta musical haya dejado fuera de ediciones un soneto más, fechado en noviembre de 1937 en Budapest He aquí un fragmento: Junio otra vez nos junta y nos separa (?) Sentí quererte como si yo volviera de la muerte (?) Y hoy más que nunca siento que contigo la poesía retornó a su fuego Junio que hace ya tiempo te trajera quemó en mis manos esta flor de fuego como si fuego solamente fuera Silencios y alteraciones Otro soneto no coleccionado data de junio de 1944 y revela: JUNIO, Gabriel, anunciación florida en que un arcángel sin las alas llega Viene en su pie la voz que me doblega y el silencio en la boca de mi herida (?) Cielo de junio su esplendor despliega para que el sueño su virtud le pida Yo te digo, Gabriel, toma en el viento la flor que sube y con seguro acento suspéndela y desátala Descubre lo que junio anticipa del otoño: Una nube tardía es todo octubre y un suspiro la muerte de un retoño No ha faltado quien atribuya este apasionado éxtasis pelliceriano a un rapto místico cuyo objetivo sería el arcángel San Gabriel, en recuerdo del sincero amor de Pellicer por la fe a Cristo y sus tres sonetos a los arcángeles (Práctica de vuelo, 1956); sin embargo, otro poema con dedicatoria a G S T inducen a creer que se trata de un amor carnal: Recuerdos, tríptico redactado en Tepoztlán el 13 de julio de 1955 Culmina así: Antes era junio Ahora es septiembre Pienso en ti y mi amor es tan grande, pienso en ti y el amor es tan fuerte que la luz deslumbrante de junio es el jugo frutal de septiembre Veamos algunas líneas del primero de un par de Dos sonetos de junio al poeta Elías Nandino, fechados en Las Lomas, junio de 1958: Junio trae en el hombro la paloma que otro tiempo fue un águila Sus manos señalan horizontes tan lejanos que apenas dan la altura de una loma (?) Junio en la tarde muestra su hermosura pálidamente antigua Noble causa da en sus ojos la flor de su figura ¿Aun hay tiempo de amar y ser amado? Y un pájaro es el ritmo de una pausa que da el valor del sueño y lo soñado Palabras de junio En 1937, Carlos Pellicer escribió lo siguiente al comienzo de su poemario Hora de junio: "La publicación de estos dos poemas es el testimonio de una frustración: no pude escribir la Oda tropical de acuerdo con el proyecto de hace muchos años El primer poema no es inédito Un sentido de secuencia me obliga a publicarlo, considerando esto necesario En el primer poema aludo a Quetzalcóatl sin nombrarlo, en la anécdota de Chichén Itzá Es a la mitad de este trabajo donde hago recuerdo de dos héroes culturales fruto del trópico: Buda universal, Quetzalcóatl de nuestra América Los dos poemas son una sola imagen con diferentes luces: juventud y madurez" Esquemas y La voz muestran ciertamente el oficio desarrollado por Pellicer en alejamiento del zacatecano Ramón López Velarde, el modernismo y los estridentistas Pero lo verdaderamente extraordinario son los sonetos bien armados de Horas de junio, siguiendo a Dante y Petrarca ¿Quién olvida el comienzo del primero? Vuelvo a ti, soledad, agua vacía, agua de mis imágenes tan muerta, nube de mis palabras, tan desierta, noche de la indecible poesía (?) El siguiente, inicia: Junio me dio la voz, la silenciosa música de callar un sentimiento Junio se lleva ahora como el viento la esperanza más dulce y espaciosa El tercero es todo un manifiesto: Hoy hace un año, Junio, que nos viste, desconocidos, juntos, un instante Llévame a ese momento de diamante que tú en un año has vuelto perla triste Álzame hasta la nube que ya existe, líbrame de las nubes, adelante Haz que la nube sea el buen instante que hoy cumple un año, junio, que me diste Yo pasaré la noche junto al cielo para escoger la nube, la primera nube que salga del sueño, del cielo, del mar, del pensamiento, de la hora, de la única hora que me espera ¡Nube de mis palabras, protectora! Más adelante, incluye otro par que abre con: JUNIO, jardín de junio, yo no quise sino sólo una voz de su ternura, besar el aire que en sus ojos dura y soltar en mis labios lo que dice Después, el reclamo: Junio que no cumpliste el prometido fruto del sacrificio, tú caminas y a las treinta jornadas avecinas el ave prodigiosa del olvido Yo me quedo más solo que tu olvido en la imagen creciente de tus ruinas (?) Y todavía hay otros tres sonetos ligados en Horas de Junio, que comienzan con el cuarteto: AMOR, así, tan cerca de la vida, amor así, tan cerca de la muerte Junto a la estrella de la buena suerte la luna nueva anúnciate la herida En 1949, Pellicer publicó en Subordinaciones un Soneto con este arranque: JUNIO, voz de la luz, mitad sonora, negra entraña terrestre en surco abierta, eres la desnudez sangrante y cierta, palomar de mi voz descubridora Imposible olvidar de aquel poemario su armonioso Madrigal de Junio, a la manera sonora de este género musical desarrollado por Claudio Monteverde: Si yo te fuera olvidando todo el amor te daría; Escúchalo y no lo entiendas: Llévelo la poesía; si yo te fuera olvidando todo el amor te daría El valle en junio señala nuevas orillas Vamos a ellas robándolas, míralas Orillas del mes de junio que en una estatua se aíslan; la lluvia después le deja cadáveres de caricias Junio te lleva y te trae con idéntica delicia Pensando en ti, se me va, de junio a junio, la vida No hay tonalidades que igualen las de don Carlos Pellicer en su prolongada y fecunda tarea, hoy lo recordamos cuando el soleado mes de junio está húmedo en nuestra piel y brota desbordando ríos estelares en nuestras almas (Fuentes bibliográficas: Carlos Pellicer Poesía completa Tres volúmenes compilados por Luis Mario Schneider y Carlos Pellicer López UNAM/Conaculta/Ed Del Equilibrista, México 1996 Y Esquemas para una Oda Tropical a Cuatro Voces Edición criticada, comparada y anotada por Samuel Gordon 140 páginas Gobierno del Estado de Tabasco, 1987)

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