"La historia de mi vida"

jueves, 2 de junio de 2011 · 01:00

MÉXICO, D.F., 2 de junio (apro).- Dirigida por Richard J. Lewis y estelarizada de manera brillante por Paul Giamatti, Dustin Hoffman y Rosamund Pike, La historia de mi vida (Barney’s Version, EU-2010) es un cuento agridulce, pero bastante efectivo: gana por knock out.

Por un lado, ensalza la vitalidad y perseverancia de un productor televisivo llamado Barney (una excelente actuación de Giamatti), y por otro nos muestra sus manías y defectos, que generan diversos estadios de sufrimiento tanto para él como para el resto.

La cinta, basada en una novela de Mordecai Richle, da cuenta de la vida amorosa de Barney, pormenores, ascenso y caída.

Principalmente vivimos tres relaciones que marcan la vida de este sujeto, quien pasa de un bohemio pretencioso a un exitoso productor.

Conoceremos a Clara (Rachelle Lefevre), una hippie de pasado tormentoso que se convierte en una culta y mimada niña rica (Mini Drive), y a la sencilla y cálida Miriam (Pike).

Barney es un tipo sumamente interesante, es bonachón y, hasta cierto punto, parece que se deja pisotear. Al menos su primera mujer y quizá su amigo Boogie (Scott Speedman) nos hacen pensar eso, pero es capaz de tomar las riendas de su vida, aunque eso implique pasar por encima de los demás.

Así pues,  la cinta posee maravillosas lecciones de vida que van de lo sublime a lo trágico y nos hacen soñar con la posibilidad de un mundo mejor, al tiempo que nos dicen que la vida, en un abrir y cerrar de ojos, nos puede quitar todo, a veces con la colaboración de uno mismo.

Lo interesante es que, para bien o para mal, Barney es dueño de su propia historia, hace y deshace a su antojo, y aunque puede resultar por momentos deleznable, muchos de sus actos resultan una gran fuente de inspiración, así como sus errores. En ese sentido, la cinta presenta dilemas morales y éticos cuyas respuestas no resultan sencillas.

Sobresale también la participación de Hoffman como el padre de Barney, un exdetective retirado quien siempre tiene historias maravillosas y políticamente incorrectas qué contar.

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