Situación

jueves, 22 de septiembre de 2011 · 20:28
MÉXICO, D.F. (apro).- Perplejos y angustiados humanos: perdonen el atrevimiento, pero resulta que su servidora puede decirles algunas cosas que, pienso, les serán útiles para explicarse por qué están como se encuentran en esa globalidad en la que viven. Desde hace años, desde mi primer encuentro con una criatura representante de los de su especie, me di cuenta de que son seres confundidos, contradictorios, pero también presumidos y arrogantes, ya que al preguntarle quién era, me contestó que lo ignoraba, que podía decirme lo que había sido por la mañana, pero como había cambiado varias veces, ya no era la misma; que le molestaba tal situación, pues tantos cambios borraban de su memoria lo que en un principio sabía muy bien y ya no sabía otra cosa que cambiaba, lo que hacía que ella no fuera nada, sino cambio. ¡Extraña manera de perder la identidad, el no saber quién se es, por ser una, otra y otra cosa! ¿No les parece? Semejante explicación me fue hecha con un tono pretencioso, lo que, tengo que confesarlo, me molestó, y más me molestó cuando tuvo la insolencia de decirme que lo mismo me ocurriría a mí. ¡Qué osadía! Tanta impertinencia en un ser tan pequeño despertó mi curiosidad sobre ustedes, los humanos. Mis investigaciones al respecto confirmaron mis sospechas sobre su naturaleza. Las mismas me dieron a conocer que son los seres más presumidos que se mueven sobre la tierra. Alardean de haber sido creados a imagen y semejanza del Creador, a tal punto que varias de sus religiones aseguran que tal hecho despertó la envidia del diablo y por eso les tienta. Pretenden que existen, pero que son los inicios en tener conciencia de su existir, y no sólo tienen conciencia de su existencia, sino que quieren también cambiarla… ¡no es eso querer enmendar la plana al Creador? ¿Pues no, según creyentes, el mundo, obra de la suprema sabiduría, no puede ser sino el mejor de los mundos, como afirmó Leibniz, uno de sus filósofos?... Pobrecillos de ustedes, pues todos esos supuestos no han hecho de los humanos más que un nudo de contradicciones en sus vidas, pues las mismas no son más que una continua lucha entre la realidad de lo que son, sus necesidades y los fines que se proponen y persiguen. Bien, ese es su problema. El conocerlos, de rebote, me ha hecho sentirme muy requetebién con lo que soy: un lepidóptero, o sea, uno de esos insectos que conocen mejor con el nombre de mariposa, uno de esos seres bellísimos que parece que existimos para dar alegría y color al mundo, a parte de otras cosas útiles, de los que se puede decir que somos como flores vivientes. Qué más quisieran ustedes que ser como nosotras. Sí, nosotras, como ustedes, también estamos sujetas a cambios, pero siempre, siempre para ser mejores, más bellas… mientras que ustedes, los humanos… verdad es que comenzamos como orugas o gusanos, luego nos envolvemos en un capullo, donde nos convertimos en crisálidas, y salimos de ese sudario transformadas en esos preciosos seres; nunca fallamos en nuestro último cambio, siempre, siempre, siempre terminamos en coloridas y delicadas mariposas, de manera tan segura y firme, que por ello, ustedes, los humanos, nos han convertido en símbolo del renacimiento, de la resurrección… en cambio ustedes… ¡qué desastre!... sí, pueden ser extraordinarios, y haber sido hechos a imagen y semejanza del Creador. No se discute, ¿pero qué con eso? Tienen que admitir que los cambios a los que están sujetos, los cambios que padecen o ustedes mismos se provocan no siempre son para mejor, no siempre los mejoran; tienen que admitir que su sabiduría tampoco les garantiza el mejorar, que muchas veces sus pensamientos, palabras y obras son más propias del diablo que de la suprema sabiduría y suprema bondad del Creador a cuya imagen y semejanza han sido hechos. ¡Qué situación para Él y para ustedes! Bueno, tal vez este equivocada y estoy confundiendo la gimnasia con la magnesia, que puede que no sea lo mismo el pensar humano y el pensar de una mariposa, lo admito; pero considero que lo expuesto en la presente bien merece que lo mediten. De ustedes es la decisión. Con el sincero deseo, por bien de ustedes, el Creador les ilumine. Queda a sus órdenes en el PAÍS DE LAS MARAVILLAS. LA ORUGA

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