Ralph, El Demoledor

lunes, 19 de noviembre de 2012 · 21:09
MÉXICO, D.F. (apro) Para todos los que además de haber crecido con la televisión como compañera de juegos y con una consola de videojuegos bajo el brazo, Ralph, el demoledor (Wreck-it Ralph, EU-2012) es una verdadera delicia. Por un lado, tenemos referencias culturales hacia una amplia gama de videojuegos (Street Figther, Mario Bros y Pacman, entre otros) capaces de llenarnos de nostalgia a los nacidos a finales de los 70 y principios de los 80. Por otro lado, tenemos una historia conmovedora en donde un villano desea romper con los moldes establecidos y convertirse en héroe, situación con la que avezados o no avezados en la materia de videojuegos se pueden identificar. Así pues, la cinta es capaz de funcionar tanto para padres o adultos contemporáneos como para niños cuyas referencias culturales de los juegos de video no se remontan más allá de su fecha de nacimiento. Ralph es un excelente villano de videojuegos, lo ha sido por 30 años. Sin él, su universo no tendría sentido. Pero a nadie le caen bien los villanos, situación que no detendrá a Ralph con sus planes. Ralph decide inmiscuirse en un nuevo juego de video --uno que no es el suyo--, con el propósito de ser el héroe, pero lo echa todo a perder y resulta que sin querer libera a un mega villano que pondrá en peligro a otros universos de videojuegos. Ralph tiene la oportunidad de recomponer las cosas gracias a una chica de otro videojuego quien le enseñará a Ralph lo que significa ser un chico bueno. Ralph, el demoledor conjuga con éxito el universo narrativo de los videojuegos y el cinematográfico, cosas que pocas cintas del tipo consiguen; en general, las cintas que provienen de los videojuegos carecen de buenos guiones o tratan de ser tan fieles al producto original que descuidan el lenguaje cinematográfico. La ventaja que tiene Ralph es que ese videojuego no existe, por lo tanto no le debe nada a ningún público. Y de esta manera se pudo crear una historia con algo interesante que decir, capaz de llegar a mucho público.

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