La matriz de lo que son

martes, 10 de abril de 2012 · 17:32
MÉXICO, D.F. (apro).- Decíamos en nuestra anterior carta a este buzón que por más que nos esforzamos no pudimos entender, y por lo tanto explicarnos, que ustedes, los humanos, tuvieran sentimientos tan negativos, como por ejemplo: indiferencia, desconfianza, desprecio, frecuentemente hacer objeto de acoso y marginación e incluso odiar y hasta condenar a la peculiar y preciosa materia prima que ha hecho de ustedes lo que han llegado a ser. Sí, estamos hablando de su invaluable materia o sustancia gris, cuya mayor cantidad se ubica en la corteza de sus cerebros, región donde reside la inteligencia de todo ser, cuya cantidad –de esa sustancia— es vista y considerada como directamente proporcional a la inteligencia de todo ser vivo. Esa su materia o sustancia gris, según experimentos llevados a cabo y por los que entre ustedes la estudian, tiene características bien peculiares. Por principio de cuentas, al contrario de tantas otras materias primas de las que se han servido y siguen sirviendo es para su desarrollo, como por ejemplo el petróleo y el gas natural, no se agota. ¿Es por que permanece siempre igual? ¡No! ¡Maravilla de las maravillas! Nada de eso. Resulta que crece, que los humanos van teniendo más de la misma cuanto más se sirven de ella, esto es, cuanto más la ponen a trabajar, más se llenan de ella. Estos hechos, según los que la estudian, muestran y demuestran que el cerebro de los de su especie para nada está sujeto a una estructura estática. Por esta su idiosincrasia tan singular, no ignorada por ustedes, no comprendemos, insistimos, ni nos explicamos que la hayan tratado con tanta frecuencia, y lo sigan haciendo, de manera tan injusta, siendo como es y lo saben, la matriz de lo que han llegado a ser. Recuerden: durante siglos, milenios, los humanos vivieron sumidos en el miedo, en el temor a los animales que tenían mayores comillos, poseían garras y era más fuertes y veloces que ellos, a la oscuridad de la noche, en la que vivían con sobresaltos al oír los rugidos de los animales de presa. Y recuerden también que, merced a las peculiares características de su materia prima o sustancia gris, como quieran llamarla, su lamentable situación fue cambiando poco a poco, pues gracias a ella fueron creando útiles, herramientas y armas, y lograron una de sus más vitales adquisiciones: el uso del fuego, elemento con el que sus antecesores, en sus noches negras, respondieron al titilar de las estrellas en el alto y lejano cielo, lo más importante, con él pudieron calentarse cuando el frío los abrumaba, iluminar sus cuevas o cabañas y así mantener a raya a los animales depredadores, cocinar sus alimentos, dar gran impulso a la alfarería, hacer posible la fundición de los metales y el trabajo de los mismos. Tengan igualmente presente y no olviden que también debido a la muy particular manera de comportarse de su sustancia gris, le deben, entre otras muchas cosas más, las siguientes, básicas e imprescindibles para su desarrollo y progreso: la invención de la rueda, indispensable en el desarrollo de sus medios de transporte, carretas, ferrocarriles, automóviles y sus modernos aviones, así como también en la composición de no pocas de sus máquinas-herramientas; recuerden, asimismo, que a su materia prima, a su sustancia gris, le deben la domesticación de los animales, la agricultura, el arte de tejer con diferentes fibras, el alfabeto, la medición del tiempo, la imprenta, el teléfono, la radio, la televisión, la bomba atómica, las naves espaciales y esa maravilla de los llamados cerebros electrónicos, ordenadores o computadoras… ¡ah!, se nos estaba olvidando, también a ella le deben el descubrimiento de eso que llaman propiedad privada, fuente de tantos conflictos siniestros y trágicos les provocó en su pasado… y continua provocándoles en esa su globalidad en la que respiran. Desde luego también sabemos que su prodigiosa materia gris, matriz de lo que son, más de una vez los ha metido y mete en problemas siniestros y trágicos. ¿Dónde está la culpa? ¿En ella… o en ustedes, los humanos? Admitimos que, por nuestra parte, lo ignoramos, pero en ello andan trabajando los mejores de nosotros, los de mayor experiencia: Argos, Belkan, Flush, Miguel, Colmillo Blanco, Snoopy, Rintintin y este su humilde servidor que firma la presente. El resultadote nuestro esfuerzo se lo daremos a conocer en próxima carta en este mismo buzón. Sin más por ahora, queden con el seguro afecto de todos los de nuestra especie. RIQUET

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