La materia más preciosa

martes, 3 de abril de 2012 · 17:16
MÉXICO, D.F. (apro).- Incomprensibles, por contradictorios y confusos, humanos: por más que nos hemos esforzado, pues no, no llegamos ha comprenderlos y así poder explicarnos no pocas de sus erráticas y paradójicas conductas. Felizmente no ocurre lo mismo con otras, lo que se debe a los muchos siglos, milenios que lleva nuestra especie siendo sus mejores y más fieles amigos, lo que nos ha permitido intuir e incluso descifrar no pocas de sus inquietudes y angustias ante hechos que los afectan. Ejemplo: a través de nuestra larga convivencia con ustedes, nos hemos ido dando cuenta y entendiendo su alarma y zozobra ante la alarmante multiplicación de sus congéneres sobre la tierra. Tienen razón. Ya son muchos, demasiados. Vean. Según cálculos debidos a ustedes, en 1770, había aproximadamente 700 millones de seres humanos en el mundo. Dos siglos después, en 1970, su número alcanzó los 3 mil 500 millones. Hoy, inicios del siglo XXI, ya son 7 mil millones de hombres, mujeres y niños los que respiran sobre este planeta. Para que se den una idea de lo que representa ese número, les diremos que, también según cálculo de ustedes, para acomodar a dicha cantidad de personas en un lugar como el Estadio Universitario de la ciudad de México, el vaciamiento y la ocupación del mismo tendría que hacerse de manera continua, seguida durante 392 años. ¿Qué les parece? También hemos ido percibiendo y en consecuencia explicándonos, sus temores ante la continua contaminación que están produciendo en los recursos naturales básicos: tierra, agua y aire, producidos por los escapes radiactivos, el denominado esmog, la llamada lluvia ácida y la destrucción de la capa de ozono. Justificados son sus temores, pues la brutal intensidad de la contaminación y deterioro, por parte de ustedes, de la tierra, el agua, la flora, la fauna y del elemento vital sin el cual no les es posible vivir si les falta por cinco minutos: el aire, justifican con creces sus temores, pues si siguen con esa contaminación y deterioro, en ello les va la vida. Asimismo comprendemos que se preocupen tanto por los recursos, por las materias primas no renovables como el petróleo y el gas natural, sus principales fuentes de energía en la actualidad; materias primas no renovables de las que han llegado a ser dependientes como de los alimentos, de la comida que los mantiene vivos. Razón tienen para intranquilizarse y hasta para caer en el temor, ya que su disminución y no digamos su posible agotamiento van a resultar, mejor dicho, ya resultan un angustioso desafío que incluso puede llegar a ser una tragedia para la existencia de ustedes, los humanos. Ante estos hechos evidentes aquí expuestos, que hablan bien de ustedes, no sorprende, llena de estupor y no podemos explicarnos por más que no esforcemos, su siguiente postura: la poca atención que de manera general, han prestado y prestan, de la indiferencia de que han hecho y hacen gala y el poco aprecio que han manifestado y manifiestan de la abundante y maravillosa materia prima que poseen y tan a la mano tienen; materia prima única que no se agota, sino que se desarrolla más cuanto más hacen uso de la misma. De ningún modo entendemos y, por lo tanto, no podemos explicarnos, insistimos, que tantas y tantas veces la hayan marginado, ninguneando y lo continúen haciendo, siendo que a la misma deben lo que son a pesar de las incomprensibles y frecuentes veces que la han hecho objeto de su indiferencia, discriminación, desprecio, odio e incluso perseguido y hasta condenado. Para ir cerrando la presente, permítannos una pregunta: ¿saben de qué materia prima estamos hablando? Pensamos que sí, pero tememos que por su apatía hacia la misma no faltarán lectores que no sepan contestar. Si así no es ¡felicidades! Más si por así es, vamos a darles más datos para despejar sus olvidos o dudas. La mayoría de los humanos, ustedes, proclaman y aseguran que son seres de libertad y nacidos para la misma, puede que así sea, pero van a perdonarnos, ya que a nuestro corto pero leal saber y entender, ustedes, los humanos son más bien y primeramente seres de necesidades, tanto físicas como mentales…y son libres para satisfacer a las mismas gracias a la precisa materia que tan en abundancia y tan al alcance de la mano tienen. ¿Ya cayeron de quien estamos hablando? Sin más por el momento, pero con la promesa que en próxima misiva seguiremos con el tema, con perruna fidelidad queda de ustedes un nombre de los de mi especie. RIQUET

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