Y sobre el olfato, ¿qué?

martes, 24 de diciembre de 2013 · 16:42
MÉXICO, D.F. (apro).- Pues sí, impredecibles humanos lectores de la presente: según noticia de días pasados, se va confirmando lo que ya estaba investigándose en los medios científicos y académicos desde hace décadas: que los cerebros de hombres y mujeres tienen conexiones muy diferentes, lo que explica por qué los hombres sobresalen e incluso hasta son brillantes en algunas tareas y las mujeres lo son en otras. Estudios llevados a cabo por la doctora Ragini Verma en la universidad estadunidense de Pensilvania, consistentes en crear mapas neuronales por medio del escáner, parecen confirmar que el hemisferio derecho del cerebro es el centro de la intuición y de los sentimientos, por lo que, con mayor frecuencia que el izquierdo, genera y recibe impresiones de simpatía, afecto e incluso amor y humor, que son no lógicas y desafían las reglas del razonamiento convencional. Al mismo tiempo, ese hemisferio derecho percibe las sensaciones del entorno de manera más global y simultanea. Los mapas neuronales de la doctora Ragini Verma también van confirmando que las funciones básicas del hemisferio izquierdo del cerebro son opuestas y complementarias de las del derecho, ya que en el mismo se controla y facilita el intercambio entre el centro de percepción y el de la acción y tiene la facultad de la abstracción, o sea, de llegar al conocimiento de una cosa prescindiendo de las demás que están con ella, lo que estimula y facilita la capacidad de análisis. Igualmente, en los medios científicos y académicos, se ha venido asegurando que las funciones del hemisferio izquierdo del cerebro predominan en los hombres, mientras las del derecho son más propias en las mujeres. Esto no significa predominio de un sexo sobre otro, pues según estudiosos de las ciencias sociales, hay indicios suficientes para asegurar que tanto los hombres como las mujeres se han complementado en los procesos civilizatorios de la especie. También que hay evidencias de que los grupos primitivos eran más inclinados a la igualdad entre hombre y mujer, que las relaciones entre los sexos era más igualitaria que en sociedades más desarrolladas, más modernas y civilizadas, sin excluir esa globalidad en la que respiran, lo que, esta su servidora, considera que no es motivo para que se sientan orgullosos, ni se peguen estrellitas en la frente. Y hay más, pues entre los estudiosos de las ciencias sociales, no faltan los que afirman que en las sociedades primitivas había dos mitos fundamentales: el mito de la diosa madre y el mito del cazador, siendo el mito de la diosa expresión y símbolo de la vida, y el del cazador expresión y símbolo de la muerte, teoría que apoya y hace creíble la falta de castas militares, de autoridad central o artes de la guerra en la época neolítica, donde los arqueólogos no han encontrado en sus excavaciones pruebas que afirmen que los pueblos neolíticos guerreasen en forma organizada, como vergonzosamente para la especie humana, ocurre en sociedades más modernas, más desarrolladas y más civilizadas, incluyendo esa globalidad en la que se mueven y los mueven. Rueda por ahí una observación que los hombres admiten y las mujeres han demostrado y demuestran: que las mujeres son más conscientes de sus sentimientos y que en general, las mujeres son más capaces de realizar tareas múltiples y simultáneas mejor que los hombres. Por lo hasta aquí expuesto y teniendo en cuenta que no algo, sino mucho, huele a podrido, no en Dinamarca, sino en lamentada globalidad en la que respiran, donde la gangrena de la corrupción y el cinismo son flores que donde quiera echan raíces, descomponiendo y corrompiendo el tejido social con sus mefíticos tufos, servidora opina y sostiene que otra característica de las mujeres es la de tener un olfato más sensible que el de los hombres. Así lo demuestra que únicamente dos de ellas, aunque comprometidas y servidoras del poder, que como bien saben corrompe y puede corromper hasta la médula si es absoluto, a pesar de ello han tenido el valor de manifestar el rechazo y pedir explicaciones, en público y en voz alta, por el escándalo producido por el espionaje mundial llevado a cabo por el tenido campeón de la libertad y acérrimo defensor de la igualdad de oportunidades para todos: los USA. Mientras, sus colegas hombres, en el mejor de los casos, lo hicieron tímidamente, ¿por miedo a ser políticamente incorrectos?, o guardaron silencio, ¿por incapaces de ver más allá de la punta de la autora de la presente, o sea, por miopía intelectual, por ser mentirosos por naturaleza o por conveniencia, o por no tener olfato? De todas maneras, considero que por el bien de ustedes, los humanos, les seria de gran utilidad que los que gobiernan a los pueblos, esas minorías de políticos, religiosos y empresarios, sufrieran el castigo de Pinocho cuando mintieran con promesas que no cumplen y perjudican con sus decisiones. ¿Qué opinan al respecto? Deseándoles lo mejor. LA NARIZ   P.D. Me tomo la libertad de recomendarles la lectura de la obra “El alfabeto contra la diosa”, de Leonard Shlain, de la Editorial Debate S. A.; de paso felicito a los estimados lectores que no ignoran los nombres de las dos honorables damas que, a pesar de estar comprometidas con el poder que corrompe y servirse del mismo, han tenido el valor de decir en voz alta y de manera pública que mucho huele a podrido en esa globalidad en la que mal respiran. Vale.  

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