Lecturas 2

martes, 9 de abril de 2013 · 15:18
MÉXICO, D.F. (apro).- “No me mal interpreten, en modo alguno soy partidario de que se quite a las personas de leer lo que les venga en gana. Que se debe leer con el único afán de aprender –dijo el de la voz cantante de los amigos reunidos en la mesa a mis espaldas, en el restaurante donde estaba comiendo–, para que me comprendan mejor…”. Y a continuación declaró que le parecía excelente que los niños, y sobre todo los adolescentes, tuvieran una información oportuna, veraz y suficiente sobre lo que es, significa y las consecuencias que pueden resultar con el sexo y sus prácticas, y remarcó que esa educación sexual debería ser obligatoria en toda escuela que se respete como tal… Al decirle algunos que no veían la relación de lo del sexo con la insistente promoción en los medios de 20 minutos de lectura diaria para todos los humanos, grandes y chicos, el de la voz cantante respondió que para ahí iba, que como todos bien sabían, vivimos en un mundo global, en el que el liberalismo político y el poder de decisión de las grandes empresas… de sus dueños o la mayoría de sus accionistas y la burocracia a su servicio… estaban llevando a los gobiernos, fueran de derechas, izquierdas o del centro, a ser poco más que administradores de la dictadura del mercado y del dinero, dictadura donde lo importante es la ganancia, la rentabilidad de las inversiones, ideología que estaba haciendo y está haciendo estragos en una globalidad que presumía y se había vendido y se le sigue vendiendo a los pueblos como la panacea de sus males políticos, sociales y económicos… cuando en realidad los hechos estaban mostrando y demostrando que, como todas, era sociedad de clases, dividida principalmente por la posición económica, donde los ricos son los menos, y los más, pobres en diversos grados… y una sociedad en cierto modo feliz, pues en la misma las mascotas de los ricos están mejor atendidas y mejor alimentadas que los hijos de los pobres. Según el de la voz cantante, ante estas verdades evidentes de la dictadura absolutista y brutal del gran capital, estimaba que era urgente y necesario, obligatorio más bien, ir informando al futuro de la humanidad, esto es, a niños y adolescentes, qué es, cómo se mueve y quién o quiénes mueven a la economía en que viven y, desafortunadamente según todos los indicios, vivirán cuando sean adultos, para que de esa manera, con conocimiento de causa, puedan luchar contra esa tiranía de la economía capitalista, para que estén preparados para corregir sus errores, sus brutalidades. Insistió en que no se trataba de hacer de cada alumno un economista, de obligarlo a leer complicados y aburridos libros de economía, ya que ello les haría odiar la lectura. No. La cosa era más sencilla. Teniendo en cuenta que las obras literarias, relatos, cuentos, novelas, obras de teatro… son reflejo, de una u otra manera, de la sociedad en que se dan, creía que sería muy apropiado que los 20 minutos de lectura que se están recomendando en los medios, sería bueno que se llevaran a cabo sobre obras literarias de reconocido prestigio, de autores consagrados, como por ejemplo Balzac, que fue el primer escritor en hacer del dinero la principal palanca que mueve a tantos de sus personajes, en especial del choque dramático de los jóvenes con el poder del dinero; el primero que dio al dinero un valor universal que está y se encuentra y hasta se manifiesta incluso en las creencias, en los sentimientos más nobles, puros y espirituales, al que se le debe esa pequeña joya titulada EL CURA DE TOURS, en la que describe y exhibe la feroz competencia, las sórdidas ambiciones y las sucias tretas que se pueden dar entre los que pertenecen a instituciones tan sagradas como, por ejemplo, la Santa Madre Iglesia. Ya en plan de recomendaciones, señaló que también se debían leer dos pequeñas narraciones de J. Conrad: UNA AVANZADA DEL PROGRESO Y UN ANARQUISTA, en las cuales, con ironía, descubre el verdadero sentido de la palabra civilización, la publicidad y hasta que punto de encanallamiento puede caer, llevado por su fidelidad a los que le emplean y su desmedida ambición personal, el gerente de una gran empresa trasnacional. Según su opinión, la lectura de esas obras y otras parecidas, ayudarían en gran manera a los niños y adolescentes a ir comprendiendo al mundo donde viven… y les tocará vivir en el futuro, cuando sean adultos… a no ser que lo cambien para mejor, claro. Y ahí se terminó el discursear de mi desconocido, pues alguien del grupo advirtió que la plática estaba interesante, pero que dentro de 20 minutos tenían que volver al trabajo. Con diversos comentarios, se levantaron precipitadamente. Ruido de arrastre de patas de sillas. Me volví para ver si por la voz reconocía al que había estado hablando. Entre las personas que me daban la espalda en su acelerado caminar hacia la salida, me fue imposible distinguir el tono del que había llevado la voz cantante. Como les dije al inicio de la presente, por considerar que lo que había dicho el desconocido parlante puede ser de interés a más de uno, es por lo que este servidor ofrece un resumen de su disertación para los distinguidos lectores de este buzón. ¿Acerté con ello? ¿Qué dicen? JUAN D’UDAKIS

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