"Guerra Fría": pasión en tiempos de guerra

viernes, 15 de febrero de 2019 · 18:02
MONTERREY, N.L. (apro).- Guerra Fría (Zimna Wojna, 2018) se va relatando, lentamente, a través de la magnífica cámara de Lucasz Zal que presenta, con encuadres de armonía y contrastes perfectos, la pasión desbordada de un músico y una cantante, en los tiempos de la postguerra de Europa. Finalizan los 40 y comienzan los 50. Polonia reconstruye su identidad sobre las ruinas que dejó la Segunda Guerra Mundial. Pero el país no puede ser enteramente libre. Parece ser que los opresores cambian de rostro solamente. En ese tiempo tumultuoso el estudioso de música Wiktor tiene un flechazo instantáneo con la enigmática y bella Zula, aspirante a cantante. Lo que inicia como un apasionado encuentro se convertirá en una tormentosa oscilación afectiva con encuentros y desencuentros, en un agotador viaje entre países y durante años. https://youtu.be/Wn1EPLiUNwg El escritor y director Pawel Pawilkowski compacta una pequeña pieza de orfebrería fílmica, de apenas 89 minutos de duración, con un sello totalmente europeo, por la sobriedad de su propuesta densa, retratado en un dulce blanco y negro. Introduce los personajes en una pequeña caja de emociones y la agita para que saquen sus sentimientos más profundos. El romance flamígero es implosivo. Él es un virtuoso del piano, un director musical reputado que se desliza lentamente hacia una vida de sufrimiento introspectivo. De ser un apuesto artista, se va transformando en un tecladista de cabaret, un bohemio desilusionado y cínico, que vive con el recuerdo del amor que no ha conseguido superar. A su vez, ella entiende que es inútil desprenderse de un pasado familiar de abuso que la ha marcado, convirtiéndola en una persona melancólica e impulsiva, una loca talentosa que parece estar, permanentemente, al borde del suicidio. Y, sin embargo, la presencia del amante le da sentido a todo de una extraña manera pues, si bien, es a su lado donde quiere estar, se esmera por alejarse, buscando únicamente encuentros furtivos. Los personajes están unidos por ligas emocionales intensas y devastadoras. El amorío entre el maestro y la alumna augura un final incierto. Procedentes de mundos distintos, buscan llegar a un entendimiento que parecen encontrar únicamente en la intimidad. Pero la energía que los une es demasiado poderosa y, al mismo tiempo, destructiva. No hay espacio para las desatenciones. Todo va enfocado hacia ellos. El mundo está convulsionado. Las fronteras se cierran y las naciones se repliegan, pero, en medio del caos están ellos dos intentando encuadrar su relación que está en permanente conflicto. Guerra Fría es una cinta visceral. La anécdota y el escenario son muy similares a otras producciones: un amor huracanado en tiempos de guerra. Lo que la hace diferente es el excelente ritmo, pausado y sostenido, y la fotografía poética que la convierte en un extraño deleite visual, con fotocomposiciones perfectas, y referentes precisos de la época. Son maravillosos tanto la música incidental como las piezas diegéticas, interpretadas por la cantante.

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