'Vampiros vs El Bronx”: empresarios chupasangre

viernes, 16 de octubre de 2020 · 17:06
MONTERREY N.L. (apro).- Al barrio bravo del Bronx arriba un grupo de vampiros que espera asentar ahí su imperio. Eligen ese sitio de Nueva York porque, como dicen despectivamente, a nadie le importa quién se pierde en sus calles. Por eso les resultará fácil pasar desapercibidos entre la comuna variopinta, afirman los pérfidos seres sobrenaturales. Pero no cuentan con que, entre ellos y su propósito, se interpone una pandilla de adolescentes dominicanos, que ama a su raza y que luchará a muerte para defenderla. Vampiros vs El Bronx (Vampires vs The Bronx, 2020) es una suave comedia social exhibida en Netflix, que mezcla elementos sobrenaturales, con crítica política sobre el rezago de algunas comunidades en Estados Unidos, de las que se apropian personas adineradas y sin escrúpulos. Estos monstruos de las sombras son elegantes y solo salen de noche. Utilizan un aliado humano que los representa de día para comprar propiedades. Cuando adquieren un edificio nuevo, el dueño misteriosamente desaparece, asesinado por crueles mordidas en la yugular. https://youtu.be/JnzKS0KAL-o Tres chicos bilingües y orgullosamente latinos, se dan cuenta de que algo extraño pasa en el vecindario. Miguel (Jaden Michel), el de más iniciativa, llama a sus amigos para que, juntos, desenmascaren a esta pandilla de peligrosos seres del más allá, que se quieren apoderar de los edificios más importantes. Los antagonistas aquí son, en realidad, empresarios de bienes raíces que buscan gentrificar esta parte de la ciudad, llena de gente humilde que terminará desplazada hacia otros sitios marginados, mientras la zona se revalúa y se convierte en un próspero enclave de desarrollo. De esta forma, los vampiros no sólo le chupan la sangre a las personas, sino también a la comunidad, a la que aniquilarán a base de billetazos. Pero estos valerosos muchachos están dispuestos a frustrar sus planes. Aunque les cueste la vida. Mezcla de Los Muchachos Perdidos (The Lost Boys, 1987) y Stranger Things (Stranger things, 2016), la historia de horror saleroso se regodea en los clichés de las cintas de vampiros. Mofándose de las tradiciones y del miedo que provocan estos seres que han fascinado desde siempre a la humanidad, la cinta se presenta de tipo B, con efectos especiales básicos y un comentario festivo sobre los usos y costumbres de la pintoresca comunidad latina, donde los chicos son corregidos a chanclazos, y donde la pertenencia al barrio y a la familia son indispensables para la supervivencia colectiva, en un mundo hostil y lleno de acechanzas. Sus armas en este combate final son la estaca, el ajo y el crucifijo. Sus técnicas de combate son las que usa Wesley Snipes en Blade. Como se acostumbra en una colectividad hispana que se respeta, los valores religiosos son relevantes. Hay que ir a misa y honrar al cura. Estos muchachos son obligados a ir al templo, pero sus propósitos son dobles, pues mientras escuchan el sermón, para su cruzada contra los colmilludos deben obtener agua bendita y ostias, que no les serán proporcionadas si las solicitan. Es un buen espectáculo ver cómo el líder de los vampiros, legatario de las hazañas cruentas del Conde Drácula, con toda su solemnidad de tinieblas y el pavor místico que transmite, se enfrenta con vecinos decididos que no permitirán que ningún enviado de ultratumba se apropie de su territorio. Vampiros vs El Bronx es una divertida aventura de terror que, más que sobrecogimiento, provoca risas.

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