El Caribe embravecido

sábado, 6 de marzo de 2004 · 01:00
Todavía abiertos –y sin visos de cerrarse– los frentes en Asia Central y el Medio Oriente, a la administración de George W Bush empiezan a surgirle turbulencias en la cercana zona del Caribe, justo cuando arranca en serio la contienda por su permanencia o expulsión de la Casa Blanca Y no parece que en los ocho meses que faltan para los comicios las altas olas que se han levantado vayan a bajar Apenas se conjuró sospechosa y precariamente la crisis en Haití, cuando ya está ardiendo otra vez Venezuela y los afanes de los republicanos por utilizar la carta de Cuba en el juego electoral, han vuelto a caldear las relaciones con La Habana, en una partida que puede permanecer en simple retórica o llevar a situaciones abiertamente conflictivas Por lo pronto, el manejo de la crisis haitiana deja algo más que sospechas Arrastrada durante tres años, desde las cuestionadas elecciones de fines de 2000, se le dejó crecer en lugar de buscar una verdadera solución política Manejada oficialmente la negociación en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la que luego se añadió la Comunidad de Países del Caribe (Caricom), dos docenas de misiones visitaron la isla francófona sin lograr más que promesas y acuerdos a medias Todavía en la Cumbre Extraordinaria de las Américas, celebrada a mediados de enero en Monterrey, Haití no fue tema de conversación y su presidente, Jean Bertrand Aristide, asistió a ella como si nada pasara Y, sin embargo, desde septiembre del año anterior las calles de varias ciudades haitianas hervían de protestas, con violentos enfrentamientos entre partidarios y opositores del gobierno que ya habían cobrado 40 muertos, brutalidad policiaca, detenciones ilegales, censura de prensa y demás violaciones que estas situaciones entrañan Ni un mes después, la violencia se había desbordado Pero no por parte de la oposición política y civil, que por primera vez en la historia de Haití había logrado conjuntar un gran movimiento democrático en contra del gobierno autoritario en turno, sino por bandas armadas extremadamente violentas y de una procedencia más que dudosa Primero fue el Frente de Resistencia Revolucionario De Artibonite, emanado de un llamado “Ejército Caníbal”, un cuerpo paramilitar que le habría hecho el trabajo sucio a Aristide y que después se le habría volteado por disputas de poder Pero después, fueron claramente remanentes del duvalierato y del gobierno golpista de Raoul Cedras los que cruzaron sin mayores dificultades las frontera desde República Dominicana y tomaron el control de la sublevación armada Si se hace caso de publicaciones y centros de estudio independientes de Estados Unidos, como The Nation o el Council on Hemisferic Affairs, Washington desde hace tiempo habría estado jugando un peligroso doble juego en el que, por una parte, defendía la constitucionalidad del gobierno de Aristide y, por otra, enviaba fondos a sectores de la oposición En todo caso, se habló de la oposición política, nunca de una armada Aunque a la luz del desenlace, ahora pueden surgir serias dudas El caso es que el gobierno de Bush no decidió intervenir sino hasta el último momento y dejó, inclusive, que otros países, notoriamente Francia, mediaran en la crisis Cabe decir que París de ninguna manera lo hizo en forma desinteresada Antigua metrópoli de Haití, no hay duda de que a pesar de 200 años de independencia, Francia conserva todavía lazos históricos, lingüísticos y culturales con el pueblo haitiano Y tampoco hay que olvidar, que el exditador Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier encontró justamente refugio en la Riviera francesa Pero todavía hay más Francia, en pleno siglo XXI, todavía conserva posesiones coloniales en el Caribe En las Antillas Menores se encuentran la Martinica y la Guadalupe; y, más abajo, ya en el macizo de América del Sur, frente a las aguas del Atlántico, está la mayor de sus posesiones ultramarinas: la Guayana Francesa En todas ha habido manifestaciones de descontento social e intermitentemente reclamos de independencia Y no era cosa de dejar que los ánimos se caldearan en la zona Así, el gobierno de Jacques Chirac aprovechó para defender sus intereses en la región y, de paso, le dio un carácter “multinacional” a la intervención en Haití, muy diferente al de Irak, lo que parece enviar un claro mensaje de que el Elíseo no desea tener un nuevo diferendo con la Casa Blanca y menos en una zona que ésta considera netamente hegemónica De hecho, más bien le facilitó la salida Al final, fue el Pentágono el que más efectivos militares envió a la isla y, lo más inicuo, que el presidente interino que sustituyó a Aristide, Boniface Alexandre, tomó posesión ante el embajador de Estados Unidos en Puerto Príncipe, como si de un gobernador colonial se tratara Para colmo, el defenestrado exmandatario acusó a Washington de sacarlo y llevarlo por la fuerza a la República Centroafricana, en lo que calificó de un virtual golpe de Estado El secretario Colin Powell negó rotundamente esta afirmación, pero la verdadera intervención de Estados Unidos en todo este asunto, está todavía muy lejos de ser aclarada Por lo pronto, lo que queda claro, es que fueron los rebeldes armados y no la oposición democrática los que forzaron el desenlace Y aunque ya renunciaron a su pretensión de ejercer el control policiaco del país, participan en las negociaciones y es evidente que esperan recibir una tajada de poder En este marco, surgió una noticia extraña: el deseo del exiliado “Baby Doc” de retornar después de 17 años al país Así las cosas, de momento se conjuró la violenta anarquía que reinaba en la isla y el éxodo masivo de balseros haitianos, que probablemente era lo que Washington más temía Durante los próximos meses una fuerza “multinacional” preservará el orden y se darán los pasos para convocar a elecciones “democráticas” Nada indica, empero, que los problemas de fondo hayan quedado solucionados y, mucho menos, que se instaure el tipo de democracia que la oposición cívico-política propugnaba Mientras, en otra parte del Caribe, porque no hay que olvidar que Venezuela es también un país caribeño, como era previsible volvió a estallar la violencia política al vencerse el plazo para que el Consejo Nacional Electoral diera su fallo sobre la validez de las firmas reunidas por la oposición, para celebrar un referendo revocatorio sobre el mandato del presidente Hugo Chávez Y el fallo fue que sólo dos tercios de los 24 millones de firmas necesarias podían ser validados, mientras que el resto debía ser sujeto a ratificación Con ello se posterga una vez más la consulta popular que ha sido manejada, por todas las partes, como la única salida legal a una gestión presidencial que ha dividido a la sociedad venezolana al grado de la partición, el enfrentamiento y hasta aquel tragicómico golpe de Estado que hace dos años sacó del poder a Chávez por tan sólo una horas A diferencia del caso haitiano, la OEA se movió entonces a gran velocidad para reinstaurar el orden constitucional, aunque de fondo no se arregló nada Con sus obvias diferencias, pero hay ciertas similitudes que pueden trazarse entre el conflicto haitiano y el venezolano: dos presidentes democráticamente elegidos, provenientes de corrientes de izquierda (desvirtuadas), autoritarios y mesiánicos, que han dividido a la población entre quienes los adoran y los detestan, con enfrentamientos callejeros continuados y violentos y con datos creíbles de que hay sectores de la oposición que reciben subrepticiamente el apoyo de Washington Aunque claro, Venezuela no es Haití Es por lo menos 30 veces más grande, tiene tres veces más población, instituciones más sólidas, recursos más vastos y, sobre todo, un elemento fundamental: el petróleo Arma de dos filos, pero que Chávez tiene en sus manos mientras detente el poder Quzás por eso se atrevió hace unos días a amenazar a Estados Unidos con cortarle el suministro si intervenía en los asuntos venezolanos, a “pendejear” a Bush y a lanzarle una apuesta sobre quien permanecería más tiempo en el poder Está claro que la administración republicana con gusto se desharía del insolente excoronel, aunque parece poco probable que lo intente en este periodo preelectoral Por lo pronto ha recurrido a la manida fórmula de que el pueblo venezolano lo eligió y el mismo pueblo debe decidir si se queda Lo que no implica que deje de operar por lo bajo, que se mantenga la tensión política y que la violencia continúe en las calles con una evolución imprevisible Y, finalmente, en este escenario no podía faltar Cuba, la mayor de las Antillas Como se podía suponer, conforme se acercaran las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la Casa Blanca volvería a agitar el fantasma de Fidel Castro Es una de las cartas recurrentes del lobby republicano, sobre todo en La Florida, donde se asienta la mayor parte del exilio anticastrista No hay que olvidar que ese estado le dio los votos defintorios en las elecciones pasadas a Bush y no es cosa de perder ese espacio Así que, el secretario de Estado, Colin Powell, ya empezó a atizar los ánimos de la oposición interna y externa a través de una “Comisión para una rápida transición de Cuba hacia la democracia”, cuyas tareas no están muy claramente definidas Desmesurado como es, Fidel Castro ha creído descubrir entre ellas planes para asesinarlo o un “ataque relámpago” para derrocarlo Es poco probable que esto suceda Aunque claro, después de lo que ocurrió con Saddam Hussein uno se puede imaginar cualquier cosa Por lo pronto, lo que sí se anticipa, es un periodo de agitación política, instigado tanto desde Washington como desde La Habana Como cada año, dentro de poco se realizará la votación en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, lo que desatará la consabida tormenta política, esta vez magnificada con fines electorales Dependiendo de qué países voten, Bush podrá capitalizarlo o no El resto vendrá sobre la marcha Sea cual sea la evolución de estos tres escenarios en la región caribeña, las decisiones que tome la administración Bush al respecto serán utilizadas, para bien y para mal, en las campañas políticas El ya virtual candidato demócrata a la presidencia, John Kerry, adelantó la tónica “La política exterior del presidente George Bush ha sido la más inepta, arrogante e ideológica y, definitivamente, queremos y vamos a revertir esa maldición”, sentenció Y las aguas, ciertamente, están embravecidas

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