Suharto: La muerte de un dictador

lunes, 4 de febrero de 2008 · 01:00
México, D F(apro)- Ausente del poder hace 10 años, la muerte de Haji Mohamed Suharto no ocupó las primeras planas de la prensa internacional Sin embargo, en Indonesia, luego del anuncio oficial, el presidente Susilo Bambang Yudhoyono decretó siete días de luto nacional, ordenó colocar las banderas a media asta en todo el país y pidió a sus compatriotas que rezaran por él, porque, dijo, "dio un gran servicio a la nación" No todos están de acuerdo Si bien las encuestas demuestran que, efectivamente, Suharto era un gobernante respetado y hasta popular entre un gran número de indonesios, dado que impuso el orden y logró cierta bonanza económica para el país; para otro número no menor, era un dictador sanguinario y corrupto, que sólo favoreció a una élite y, sobre todo, a sus familiares y allegados en el interior, y a los intereses occidentales, económicos y políticos, en el exterior En 1998, paradójicamente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) logró en pocos meses lo que en 32 años no habían conseguido ni la oposición política ni la guerrilla en Indonesia: arrojarlo del poder Y no porque el organismo financiero de pronto se preocupara por el bienestar de los indonesios, sino porque el viejo dictador no quiso sujetarse a sus tradicionales "recetas", debido a que afectaban directamente sus negocios y los de su familia Fue una disyuntiva insalvable: con un país que la codicia llevó hasta la bancarrota, la única opción de rescate era una multimillonaria inyección crediticia desde el exterior Pero, para obtenerla, había que poner en marcha un severo programa de ajustes que, por un lado, limitaría el saqueo gubernamental y, por otro, ahogaría la ya exigua economía popular, con riesgo de un violento estallido social Tres veces se comprometió Suharto a emprender las reformas y tres veces se retractó, proponiendo medidas alternativas que no fueron del agrado del FMI ni del gobierno de Washington La presión fue subiendo, hasta que llegó el ultimatum: o hacia los ajustes o no había crédito; y tuvo que claudicar En abril de ese año se firmó un acuerdo definitivo con el Fondo y éste desplazó a Yakarta a un grupo de expertos, para vigilar que esta vez no hubiera trampas Y no las hubo El aumento de entre 25 y 70 por ciento a los precios de la gasolina, la electricidad y el transporte para una población que en ocho meses había visto cómo se perdía el 75 por ciento de su poder adquisitivo, resultó intolerable La inconformidad rebasó con rapidez los acotados espacios estudiantiles, sindicales y de la magra oposición política, para tomar las calles La revuelta se generalizó y fue todavía más allá: no sólo exigió dar marcha atrás a las medidas económicas, sino también apertura política Lo sorprendente fue que, quienes lo orillaron a tomar estas medidas, también le plantearon esta exigencia Evidentemente, el viejo modelo autocrático de Suharto ya se había agotado para los nuevos tiempos de la globalización, tanto así que, al final, tuvo que dimitir Y no sólo eso, sino que además fue puesto bajo arresto domiciliario, por cargos de violación masiva a los derechos humanos y corrupción gubernamental Hasta ese momento de su corta vida independiente (1949), Indonesia sólo había conocido a dos gobernantes: Sukarno y Suharto, ambos diametralmente opuestos Ruta torcida Considerado el padre de la independencia, Ahmed Sukarno se levantó en armas y fue prisionero político del colonialismo holandés Ya como jefe de Estado, apoyó los procesos de descolonización y el desarrollo de las nacientes economías nacionales Y, junto con Nehru, Nasser y Tito se destacó en la defensa de los intereses del emergente Tercer Mundo que, a la postre, habría de derivar en el Movimiento de Países No Alineados La primera reunión de este grupo, en 1955, se celebró precisamente en Bandung, Indonesia Acorde con estas posturas, en 1965 Sukarno procedió a la nacionalización del petróleo, hasta entonces en manos de holandeses y británicos Pocos meses después, un grupo militar encabezado por el general Suharto le arrebató el poder, alegando que buscaba impedir la "penetración comunista" Promovido a jefe de Estado en 1966, el general no habría de abandonar ese cargo sino hasta 32 años después Nacido en 1921 en el seno de una familia campesina en la isla de Java, Suharto siguió desde el principio una ruta torcida Siendo joven, se enroló en las fuerzas coloniales de los Países Bajos y estudió en una academia militar holandesa Luego, durante la Segunda Guerra Mundial, comandó una milicia local, organizada por los ocupantes japoneses que desplazaron a los europeos Y, finalmente, cuando el movimiento nacionalista obligó a Japón a retirarse, se unió a éste para luchar contra Holanda por la independencia Ya en el periodo independiente (1950-59), dirigió tropas en su natal Java y en Sulawesi, donde se le acusó de llevar a cabo acciones de contrabando Sometido a juicio, fue exonerado y rehabilitado en el ejército en 1962, luego de lo cual fue ascendido a general Ahí se vinculó con el ala castrense más derechista, que se proponía limpiar Indonesia de comunistas e islamistas Comisionado por Sukarno para mantener el orden en el país, aprovechó la coyuntura para dar un golpe de Estado Ya con el poder en la mano, puso en marcha un programa denominado "Nuevo Orden", que básicamente consistió en ilegalizar al Partido Comunista; "depurar" al gobierno y al Parlamento; eliminar a los generales rivales; perseguir a los sindicatos y partidos de oposición, y censurar a la prensa Debido a esta censura, las cifras de la represión que se desató en los primeros años de su gobierno varían, pero todas son masivas Según la fuente, el número de muertos y desparecidos oscila entre medio y un millón, y el de detenidos, entre 100 mil y 300 mil Quienes sobrevivieron, purgaron largas penas de cárcel, sus bienes fueron expropiados y ellos inhabilitados para ejercer cualquier cargo público en caso de ser liberados, haciéndose estas restricciones extensivas a sus familiares En conjunto, los 32 años del régimen de Suharto se caracterizaron por el uso extensivo de la tortura, el secuestro y el asesinato contra los disidentes, sobre todo en las provincias del país con fuerte presencia de movimientos independentistas, como Aceh, Papúa Occidental o Timor Oriental Sólo en ésta última, que las tropas de Yakarta invadieron en 1975 cuando concluía el mandato portugués sobre la parte oriental de la isla, se calcula que murieron unas cien mil personas, la tercera parte de su población total A cambio, Sukarno fue generoso con sus aliados externos, que no pocas veces le facilitaron información de inteligencia para combatir a los disidentes De inmediato devolvió la explotación petrolera a sus antiguos dueños y amplió sus lazos comerciales con Estados Unidos, Australia y Japón, al tiempo que suspendía sus relaciones con China y reducía el activismo de Indonesia en los foros del Tercer Mundo Más tarde se uniría a la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN), organismo directamente vinculado con el despegue capitalista en esa zona En el plano interno, la economía corrió de la mano de un grupo de expertos formados en Estados Unidos, a los que popularmente se conoció como "la mafia de Berkeley" La privatización de los recursos naturales, la apertura a las multinacionales y el endeudamiento con el FMI y el Banco Mundial fueron los ejes de la estabilidad económica que le otorgó considerables índices de popularidad entre la élite y una reducida, pero ascendente clase media Ante todo, empero, Sukarno se dedicó a gobernar en beneficio de sí mismo, de su familia y de sus amigos A lomos del partido Golkar, convertido de facto en partido único, prácticamente no hubo miembro de su familia o de su estrecho círculo de amistades que no haya detentado algún cargo público o tenido intereses en la banca o en alguno de los grandes ramos industriales del país Según los expedientes reunidos tras su caída, en 32 años de gobierno Suharto habría acumulado una fortuna en efectivo de 15 mil millones de dólares, sin contar acciones en empresas, propiedades, joyas y obras de arte Hay datos de que su familia controlaba 32 mil kilómetros cuadrados de propiedades en todo el archipiélago, incluyendo cien mil metros cuadrados de oficinas en Yakarta, desde donde manejaba su emporio También una demanda por la malversación de 571 millones de dólares en donaciones gubernamentales a beneficio de una fundación propia En cualquier caso, en las listas de Transparencia Internacional y el Banco Mundial, el exdictador indonesio ocupa uno de los primeros lugares entre los dirigentes más corruptos de los últimos decenios Nadie, sin embargo, pareció preocuparse del saqueo patrimonial y de las matanzas que ocurrían en este país durante la Guerra Fría, ya que no fue sino hasta que se inició la globalización y, sobre todo, que la crisis financiera de 1997 en el sudeste asiático puso a temblar al sistema capitalista, cuando se empezó a hablar abiertamente de corrupción y violación de los derechos humanos en Indonesia Al parecer, Suharto no entendió las señales de que los tiempos y las reglas habían cambiado, y pretendió continuar con los métodos que le habían dejado tan buenos dividendos Así que fueron sus propios aliados los que lo orillaron al derrumbe Expuestos sus crímenes, inútilmente se intentó llevarlo a juicio, ya que siempre se interpusieron "motivos de salud" Y, como tantos otros dictadores, murió impune el pasado 27 de enero Quizá la mejor conclusión la emitió José Ramos Horta, Premio Nobel de la Paz y actual presidente de Timor Oriental ?que obtuvo su independencia después de un último baño de sangre en 2002?, al ser interrogado durante una visita oficial en Brasil por la Folha de Sao Paulo sobre la muerte de Suharto: "Se pone fin a una época ?dijo? que se caracterizó por la matanza de cientos de miles de personas, y se cierra un capítulo de la sórdida política externa de los países occidentales, que pregonaban la democracia y los derechos humanos, pero apoyaban las dictaduras más violentas" De todos modos, pidió a sus compatriotas perdonar al exdictador "No vamos a juzgar a un muerto? Timor Oriental es libre, y en la victoria debemos ser magnánimos" Dentro de Indonesia misma, no es probable que todos piensen igual (4 de febrero de 2008)

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