Gobierno sirio intensifica actos de intimidación en bastión opositor

lunes, 2 de mayo de 2011 · 01:00

MÉXICO, D.F., 2 de mayo (apro).- Resuelto a aplastar la revuelta que inició la oposición a mediados de marzo en demanda de nuevas reformas, el presidente de Siria, Bashar al Assad intensificó este lunes los ataques en la ciudad de Daraa y efectuó una estrategia de intimidación, casa por casa.
    Daraa es la cuna del movimiento de protesta en el país y se encuentra asediada por el gobierno desde hace más de una semana. Los habitantes luchan por encontrar alimentos, enterrar a sus muertos e intercambiar información, pues han sido obligados a permanecer en sus hogares.  
    Soldados recorrieron varias ciudades y poblados este lunes casa por casa y llevaron a cabo arrestos como parte de una campaña de intimidación que tiene el objetivo de aplastar la revuelta contra el régimen autoritario del al Assad, reportó la agencia AP.
    El conflicto ya cumplió seis semanas y lejos de disolverse, ha ido propagándose por todo el país que cuenta con unos 23 millones de habitantes. Es la revuelta más seria que ha tenido el país en cuatro décadas de gobierno de la familia Assad.
    Según el activista de derechos humanos Razan Zaitouneh, establecido en Damasco, la solución de la seguridad no está funcionando porque “la gente sigue manifestándose” y el gobierno no puede parar las protestas ahora.
    Soldados del régimen recorrieron varias ciudades y poblados casa por casa y realizaron arrestos como parte de una campaña de intimidación para aplastar la revuelta, según algunos opositores citados por AP.
    El jefe del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abdul-Rahman, afirmó que cientos de personas han sido detenidas sólo en los últimos dos días desde la sitiada ciudad de Daraa, en el sur, hasta el norte del país y los suburbios de Damasco.
"Al parecer, las autoridades adoptaron la decisión no declarada de recurrir a medios de seguridad y militares para aniquilar la revuelta", dijo el activista, cuyo organismo tiene sus oficinas centrales en Londres.
    La ciudad de Daraa, habitualmente asolada por la sequía, se encuentra en la frontera con Jordania. Desde el lunes pasado, cuando el gobierno envió tropas con tanques y francotiradores para reprimir las manifestaciones de la oposición, no cuenta con servicios de agua potable, combustible y energía eléctrica.
    "Jamás me había asustado tanto. El personal de seguridad se dividió en cuatro unidades en Dara. Hubo fuego indiscriminado de obuses el domingo, la gente está aterrorizada", dijo un habitante de Daraa que huyó el domingo por la noche a una zona a 16 kilómetros de distancia.
    Pese a que al Assad ordenó levantar el “estado de emergencia” establecido en 1962 y aprobó proyectos de ley para abolir la Corte de Seguridad del Estado, los opositores piden la destitución del presidente porque no ha cumplido con las reformas que solicitan ni con la liberación de los presos políticos.
    Oftalmólogo de profesión, Assad heredó el poder de su padre hace 11 años y enfrenta la peor crisis política que haya vivido el país en cuatro décadas y, según él, es parte de una conspiración extranjera orquestada por extremistas y matones armados, y no por quienes buscan una reforma.
    De acuerdo con cifras de grupos defensores de derechos humanos, al menos 545 personas han muerto por los actos de represión del gobierno, que han sido duramente cuestionadas por la comunidad internacional.
    Estados Unidos ya impuso penalidades financieras a funcionarios de alto nivel del gabinete de Assad y hace unos días el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó realizar una investigación sobre los actos de represión.

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