Corea del Norte: registro de negocios turbios

viernes, 9 de agosto de 2013 · 21:54
BEIJING, 9 de agosto (apro).- Las autoridades panameñas recibieron el “pitazo” de que en un carguero con bandera norcoreana que venía de Cuba había algo más que un “regalo humanitario” entre dos países unidos por su posición antiestadunidense. Más de un centenar de policías abrieron los 27 contenedores y, enterrados bajo más de 220 mil sacos de azúcar, encontraron dos cazas Mig-21Bis de fabricación soviética, quince motores para esos aviones, una antena de radar de un sistema de defensa antiaérea, dos misiles enteros y otros nueve en piezas. La Habana reconoció que era “armamento obsoleto que iba a ser reparado en Corea del Norte” y Pyongyang ha exigido repetidamente la liberación de los 35 tripulantes y la carga. No era difícil desconfiar del viejo carguero oxidado, insalubre y “pestilente”, según lo definieron los agentes. En 2010 ya había sido detenido en el puerto ucraniano de Oktyabrsk con drogas y municiones en su carga. El capítulo evidencia el tráfico de armas, uno de los negocios turbios con los que Corea del Norte alivia su comatosa economía. Un recorrido por las aprehensiones de los últimos años revela que Pyongyang extiende su mercancía por Asia, África o América, siempre con países mal vistos por Occidente. Casi 500 cilindros de grafito para producir misiles balísticos fueron encontrados en las bodegas de un barco en el puerto surcoreano de Busan con destino a Siria en marzo del año pasado. En 2009 se habían interceptado 35 toneladas de armas convencionales en Tailandia a bordo de un vuelo chárter con dirección a Irán. Dos años antes fue material destinado a misiles Scud el encontrado en un barco rumbo a Siria. Hacia África también se ha registrado un tráfico intenso. Suiza realizó la primera aprehensión en 1996: fueron misiles Scud y cohetes de artillería destinados a Egipto. Desde entonces se han interceptado diferentes cargamentos hacia Eritrea, República del Congo, Burundi o Libia, casi siempre armas convencionales y cohetes de corto alcance. El contrabando en Asia se ha concentrado en Myanmar. La Junta Militar que gobernó con mano de hierro el país durante décadas mantuvo relaciones comerciales constantes con China mientras sufrió las sanciones globales. El grueso de las exportaciones norcoreanas son misiles de corto y medio alcance. Los de largo alcance son más difíciles de ocultar y su dudosa fiabilidad tampoco anima las órdenes de compra. Pyongyang ha rediseñado misiles soviéticos, como los Scuds, y algunos de ellos, especialmente los de medio alcance, son certeros, señala por e-mail Bruce Cummings, reputado norcoreólogo de la Universidad de Chicago. “Son los mejores que pueden conseguir países que sufren el embargo estadunidense como Irán y Siria. También Pakistán ha comprado muchos. No son de última generación, pero son eficaces”, continúa. El misil Ghauri paquistaní, el Shahab iraní, o el reactor sirio que destruyó Israel tienen diseño norcoreano. “Son viejos, pero eso no significa que no sean peligrosos”, corrobora por e-mail Victor Chan, director de los Estudios Asiáticos de la Universidad de Georgetown (Washington) y negociador estadunidense durante el mandato de George Bush en las conversaciones que buscaban la desnuclearización norcoreana. Los tres ensayos nucleares norcoreanos desde 2006 provocaron las sanciones del Consejo de la Seguridad de la ONU, una de las cuales alcanza al tráfico de armas a excepción de las ligeras. Seúl, sin embargo, calcula que Pyongyang consiguió 155 millones de dólares el pasado año de las armas, lo que prueba la dificultad de cumplir las resoluciones de Naciones Unidas. Las cuentas estadunidenses elevan esa cifra hasta los mil 65 millones de dólares entre 2001 y 2004 sólo en contrabando de armas convencionales. Victor Chan prefiere enfatizar los logros: capturas como la reciente en Panamá, donde las autoridades locales han atendido los mandatos de la ONU. O países como Myanmar o Irak tras la caída de Saddam, que han dejado de ser socios norcoreanos. “El sistema, desde luego, no es infalible. La clave es que Rusia y China observen las resoluciones en sus fronteras aéreas y terrestres. Así se cumplirían de forma drástica”, señala. El comercio legal norcoreano con el mundo es muy reducido debido a su condición de paria global y las sanciones de la comunidad internacional. La mayoría de sus exportaciones son materias primas como carbón y magnesio que compra China. Pyongyang domina a escala internacional un pequeño nicho de mercado gracias a su experiencia de décadas: la construcción de estatuas de dictadores. Muchas de ellas se dirigen a África. Las exportaciones legales norcoreanas dejaron 2 mil millones de dólares en 2009. Frente a éstas se colocan los negocios turbios como el contrabando de armas y piedras preciosas, la falsificación a escala industrial de billetes de 100 dólares y la droga. La larga tradición de cultivo y venta de estupefacientes de todo tipo responde a la lógica elemental de los precios de mercados. La ideología juche que creó Kim Il Sung, fundador del país y abuelo del actual dictador, propugna un autoabastecimiento que requiere algo más que la venta de materias primas o grano. La producción de droga exige poca inversión y rinde grandes beneficios en un mercado siempre ávido. El régimen empezó en los años setenta porque los fondos de Pyongyang escaseaban y las embajadas tenían que autofinanciarse. En 1976 fueron interceptados cargamentos de cientos de kilos de hachís en Noruega y Egipto de diplomáticos norcoreanos. El año siguiente fueron las autoridades venezolanas e indias las que pillaron in fraganti a los asiáticos. El último caso fue especialmente doloroso, porque India era un país amigo y era la propia secretaria la que llevaba en mano un maletín con 15 kilos de hachís. Las detenciones fueron constantes durante los años siguientes: los oficiales e incluso embajadores ejercían de mulas y eludían la cárcel por sus pasaportes diplomáticos. La práctica era bochornosa incluso para un país tan desapegado a la diplomacia ortodoxa como Corea del Norte, así que se olvidó. El hachís dejó paso a la heroína. Un desertor ha asegurado que Kim Jong-il, el anterior dictador, ordenó en 1997 que cada unidad colectiva dedicara 25 acres a la flor de amapola, la base de la heroína. Y últimamente se ha virado a la metanfetamina porque su producción es aún más fácil y el mercado japonés la demanda. Según Tokio, 46% de la droga que llega a Japón es norcoreana. La droga norcoreana sigue su avance por el mundo, en especial por Asia, Pero hay un cambio de patrón radical: el gobierno es inocente ahora porque el tráfico se realiza a sus espaldas. De hecho, los expertos aseguran que los quebrantos para su imagen global siempre superaron en mucho sus magros beneficios económicos. Lo certificó en 2011 el Departamento de Estado de Estados Unidos con un doble anuncio: había disminuido sensiblemente la producción de narcóticos auspiciada por Pyongyang mientras la producción privada se había disparado. Es consecuencia del propio cuadro nacional, en el que la economía planificada no funciona y los norcoreanos se aferran a la sumergida para sobrevivir. Desde 2005, los pequeños talleres de metanfetaminas se han multiplicado en el territorio. Corea del Norte fabrica el llamado “hielo” a partir de la materia prima que suministran las mafias chinas, que también se encargarán de su comercio. El fuerte olor que provoca su manipulación hace imposible que quede oculta a la policía. Pero en Corea del Norte todo se puede hacer en la práctica si se soborna a la persona indicada. Ante la el aumento del flujo de droga hacia su territorio, China ha incrementado la presencia de fuerzas de seguridad en los ríos fronterizos. El asunto enfrenta a los estudiosos de un país inescrutable. Algunos niegan las millonarias cifras que se atribuyen al comercio de la droga. “La prensa y los gobiernos occidentales exageran groseramente las estadísticas. Un ejemplo es que Corea del Norte presuntamente trafica con heroína, pero la NSA (agencia de espionaje estadunidense) nunca ha encontrado campos de amapolas en el país”, señala Cumings.

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