"Mario Benedetti, un mito discretísimo"

lunes, 18 de mayo de 2009 · 01:00
Proceso
Estamos ante una biografía del poeta uruguayo

La obra de 366 páginas en 29 capítulos y que incluye al final un índice onomástico, Mario Benedetti, un mito discretísimo, y que acaba de entregar el sello hispano Alfaguara al público mexicano, se debe a la paisana del escritor Hortensia Campanella, periodista cultural, directora del Centro Cultural de España en Montevideo y editora de la obra completa de Juan Carlos Onetti

El libro reproduce un número considerable de fotografías, tanto familiares como con escritores de renombre como Rafael Alberti, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Ernesto Cardenal, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Roberto Fernández Retamar, Jorge Edwards, y personajes de la política como Fidel Castro y el expresidente uruguayo Tabaré Vázques, el cantautor Joan Manuel Serrat, el pintor Mariano Rodrígez, la crítica Nancy Morejón y la fundadora de la Casa de las Américas de Cuba (que acaba de cimplir 50 años) Haydeé Santamaría

Cada capítulo ha sido dispuesto por la biógrafa para integrar un texto del autor de La tregua, ya sea poema o prosa

         Señalan los editores: "Esta biografía nos contagia el entusiasmo de Benedetti y su lúcido pesimismo, su coraje y compromiso, su constancia y honestidad Hortensia Campanella nos muestra al hombre en toda su extensión, y nos ofrece la oportunidad de conocer todos los detalles de uno de los mejores escritores contemporàneos Un autor humilde, no muy amigo de los homenajes y fastos, un mito discretísimo que nos ha regalado una importante obra literaria"

El siguiente es el fragmento inicial del prólogo, donde Campanella habla de la factura de su libro:

"Había una cola de persona, de a dos, de a tres; eran casi todos muchachos bullangueros, y luego estaban también los que parecían supervivientes de los años sesenta Se extendía metros y más metros, doblada junto a la fuente de la Cibeles, subiendo por la calle de Alcalá Muchos llevaban libros, y todos, paciencia; no había habido mucha publicidad, pero se habían pasado la noticia con euforia: Mario Benedetti cumplía ochenta años, había una semana de homenajes en la Casa de América de Madrid, pero ese jueves estaba él solo leyendo sus poemas Así que ése era el día que reunía a la multitud

"Cuando lo acompañe a través del jardín veía las miradas sonrientes, oía, como él, los saludos espontáneos, y de pronto una chica muy joven se le acercó con una flor, era un nardo, creo Se la dio, y cuando el escritor, un tanto confuso, me la entregó, le pregunté a ella cómo se le había ocurrido aquello Y me contestó: 'No quería pedirle nada; me ha dado tanto, que pensé que lo único que podría hacer yo era traerle una flor'

"En medio de las muestras de admiración, de cariño, caso de veneración que he visto ofrecerle al escritor uruguayo, me había quedado grabada esa escena transparente y expresiva Y ha resurgido, vívida, cuatro años más tarde en otro espacio bien diferente De nuevo, la cola de gente paciente esperando para asistir a un acto en el que va a estar Benedetti Pero ahora los entusiastas van a entrar en el paraninfo de la Universidad de la República, en su Montevideo, como él dijo, 'el corazón de mi país' Le van a hacer entrega del título de Doctor Honoris Causa, pero la ceremonia será acorde al estilo serio aunque informal de una joven república falta de centenarias tradiciones No hay birretes, ni togas, y junto al homenajeado estará un cantautor Daniel Viglietti, con las canciones que nos llevan a las palabras de los años duros Ya han pasado casi veinte desde el final de la dictadura y de su regreso del exilio, y sin embargo, esta escena tiene la emoción de un corolario, de un símbolo Cuando se terminaron las palabras y las canciones y los aplausos, todos evitábamos mirarnos para no ver la lágrima en ojo ajeno Entonces se oyó a otra muchacha --pura coincidencia-- gritar: 'Gracias, Mario' Y así cerró el círculo Porque, en realidad, después de tantos años de leer y oír los textos de este escritor peculiar, lo que queda es la convicción de que vida y obra de Mario Benedetti conservan un armonía especial que recae, como un influjo, como una fuerza, como un regalo, sobre los lectores Y, más allá de los vaivenes de esa obra, tan amplia, tan variada, tan arriesgada, por encima de los desniveles inevitables, de los gustos y disgustos que depara, la coherencia y a honestidad son de agradecer

"Y esos sentimientos implican cercanía, naturalidad en el trato Hace pocos años se organizó un panel: una joven poeta y un joven crítico, profesor universitario comentaban la obra del escritor, contando con su presencia Hubo una parte importante del acto dedicada a las preguntas del público y pronto nos dimos cuenta de que la gente se dirigía al crítico llamándole 'profesor', mientras que al anciano poeta le decían 'Mario' Nada más que espontaneidad

"Así, a uno le nacen las ganas de saber como es que un pequeño ángulo de América del Sur puede producir artistas y escritores que sintonizan con tantos públicos y que pasan a la historia de sus respectivas vocaciones (Torres García, Barradas, Juana de Ibarborou, Onett, Horacio Quiroga, Mario Benedetti) Y, cerrando el objetivo, también uno empieza a interrogare acerca de la vida de este escritor, cómo fue su formación, de dónde sale la solidez de sus citas, cómo se llevaba con sus padres, por qué ha tocado prácticamente todos los géneros literarios, cuáles han sido sus modelos, las alegrías que han llevado sus textos a tantas canciones, el compromiso que provocó once años de exilio

         "Del mismo nodo que él le preguntaba a su abuelo cómo era su pueblo en Italia, cómo había sido su viaje en barco hasta el Río de la Plata, yo me he puesto a interrogar  a familiares, a los amigos, a los testigos de una vida tan larga e intensa He buscado el testimonio de cartas, documento, textos propios y ajenos para encontrar pistas, explicaciones, ángulos desde donde mirar una vida, la vida de Mario Benedetti Una vida que ha ido persiguiendo la utopía y que por eso mismo ha encontrado en la poesía su mejor expresión, o por lo menos, la más querida, la más auténtica Así, en uno de los últimos poemas que el escritor uruguayo dedica a la poesía, ya a sus ochenta  años, la ilumina como 'altillo de almas', la descubre como 'tragluz para la utopía', la propone como 'un drenaje de la vida que enseña a no temer la muerte'"

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