Los maestros

miércoles, 3 de abril de 2019 · 09:27
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En campaña, la desaparición de la reforma educativa de Enrique Peña Nieto fue una de las banderas electorales que mayor éxito tuvo para Andrés Manuel López Obrador. Los maestros, como un grupo de presión social muy importante, tomaron partido y se movilizaron a favor del candidato de Morena con el interés de echar atrás una ley que afectaba sus intereses laborales. Esa fue la promesa cuyo cumplimiento exigen hoy al gobierno lopezobradorista. En las últimas semanas, los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que forman el sector disidente del sindicato magisterial, han realizado una serie de movilizaciones mostrando su fuerza al gobierno de López Obrador. Por tres ocasiones han cerrado y tomado en sus manos la Cámara de Diputados exigiendo cambios de carácter laboral y no de proyecto educativo a la iniciativa de reforma propuesta por el presidente de la República que públicamente ha dicho que no aceptará ningún chantaje. Resulta paradójico que en el 2013 el movimiento magisterial haya rechazado la reforma de Peña Nieto por razones laborales más que de contenido y ahora nuevamente piden que la reforma propuesta por López Obrador haga cambios de tipo laboral y de control en las plazas, sin aportar elementos importantes o de contenido al proyecto de educación. Las tácticas de presión que han aplicado ahora al gobierno de López Obrador son las mismas que le dedicaron a Peña Nieto: marchas, movilizaciones, tomas del palacio legislativo y plantones. Pero a diferencia de este último que los doblegó con el uso de la fuerza, incluyendo la prisión de Elba Esther Gordillo, ahora parece que tienen el sartén por el mango pues han logrado suspender los trabajos legislativos para la aprobación del dictamen de reforma constitucional y sentar en la mesa de negociación al secretario de Educación, Esteban Moctezuma. De acuerdo con especialistas en el tema educativo, el fondo de la negociación entre la disidencia magisterial y el gobierno federal es el control de las plazas por parte de los maestros de la CNTE, así como el manejo de los recursos millonarios del presupuesto federal y de los estados destinados a la educación. Esto es, la disputa por el control del aparato educativo. Desde la reforma del 2013 propuesta por Peña Nieto y la que ahora lanzó López Obrador, el control de las plazas docentes vendidas hasta en 20 mil pesos y el manejo del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo (Fone), antes denominado Fondo de Aportaciones para la Educación Básica (FAEB), que el año pasado tuvo un presupuesto de 363 mil 402 millones 157 mil 537 pesos, son los puntos clave de la negociación. El manejo o control del FAEB es clave para la administración del aparato educativo ya que sirve para el pago del sueldo del 80% de los trabajadores del sistema público de educación básica y normal, que comprende un millón 750 mil 292 plazas que ocupan 956 mil 282 personas Lo preocupante de esta situación es que no se esté discutiendo el proyecto educativo para el futuro de millones de niños y jóvenes, sino la rectoría del aparato educativo. Es decir, si se queda en manos del magisterio sindical o del gobierno. Eso es lo que está en la mesa de negociaciones. Por cierto… Aunque las negociaciones entre el CNTE y el secretario de Educación Esteban Moctezuma sigan y se traten aspectos financieros del sector educativo, el problema magisterial se ha convertido en un asunto de gobernabilidad por la situación en que se encuentra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que ha abierto la puerta a varios conflictos, entre ellos el migratorio con Estados Unidos cuyo presidente, Donald Trump, ya amenazó con cerrar las fronteras.

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