Análisis Político: La nueva ofensiva contra los trabajadores

domingo, 27 de enero de 2002 · 01:00
Sin duda se sincronizaron Lo curioso es que fue primero el Secretario de Hacienda y después el Presidente Pero ambos coincidieron en el propósito: hay que flexibilizar las relaciones laborales, lo que supone el verdadero objetivo de la tan anunciada y fracasada reforma a la Ley Federal del Trabajo y moderar, dijo el Presidente Fox, los aumentos salariales A lo largo de los muchos últimos años, particularmente a partir de la década de los ochenta, más o menos, el mundo capitalista entendió que tenía que destruir los cimientos del Estado de Bienestar, aquél invento de los países que firmaron el Tratado de Versalles que puso fin a la primera Guerra Mundial (1919) y que el presidente Roosevelt utilizó con eficacia para superar la crisis de su país iniciada en 1929 Esa destrucción tuvo y tiene dos objetivos principales: los derechos que las leyes otorgan a los trabajadores y los sistemas de Seguridad Social En el caso del Derecho del trabajo las múltiples reformas que se han hecho a las normas laborales atentan en contra del principio tutelar a favor de los trabajadores que es de esencia En el caso de la Seguridad Social, la intención es la absoluta privatización de los servicios y su aprovechamiento financiero por empresas privadas y en especial, en las situaciones terminales, por las compañías de seguros La introducción del Sistema de Ahorro para el Retiro, copia vil de la fórmula chilena pinochetista, no persigue otro fin Hay ejemplos de sobra En América Latina, en primer término Panamá y enseguida Colombia Pero hay muchos otros países que han seguido el camino de la llamada ?flexibilización? Quizá con la notable excepción de República Dominicana, cuyo Código de Trabajo fue reformado por un proyecto de contenido social preparado por sus dos más distinguidos laboralistas: Rafael Alburquerque y Lupo Hernández Rueda y de la Ley Orgánica del Trabajo de Venezuela, obra casi personal de Rafael Caldera En Europa hay ejemplos de sobra y podríamos mencionar a España en un lugar especial Desde 1982 las reformas al Estatuto de los Trabajadores para romper con el principio de la estabilidad en el empleo y sustituirlo por contrataciones temporales, quizá amortiguadas por una última reforma que abarató el despido a cambio de mayor estabilidad, son notables Entre nosotros, tan respetuosos de la forma y tan violadores del fondo (lo que deja un poco en entredicho la famosa frase del inolvidable maestro Jesús Reyes Heroles), la solución ha sido la llamada ?Razón de Estado? Su eficacia, total Sin reformar la ley, simplemente no la aplicamos Y se valen requisas, intervenciones administrativas, paros técnicos y demás hazañas que anteponen el interés del poder sobre el interés del respeto a la Constitución y a la ley De ello, por cierto, Don Jesús Reyes Heroles hizo una notable conferencia en la Universidad de Alcalá de Henares, la antigua y original Universidad Complutense de España Paco Gil invoca como motivo para la flexibilización el logro de un crecimiento económico sostenido y cita entre otras cosas la posibilidad de abrir la inversión privada al sector energético Aclara que no se trata de un tema sobre la soberanía nacional, sino de eficacia económica Y precisa que eso deberá lograrse eliminando los costos de la contratación y despido de trabajadores en el mercado laboral (entrevista en LA JORNADA, sábado 19 de enero) Fox, más cauto, propone nada más la moderación en los incrementos salariales Hay que recordar que ante el rotundo fracaso de una reforma integral de la Ley Federal del Trabajo (LFT), hoy se persigue por los ámbitos de la STPS una mini reforma de unos cuantos artículos, alrededor de treinta, que satisfagan a los representantes de los dos sectores interesados Esto último parece bastante difícil, pero con los discursos y entrevistas citados, no puede dudarse de que un proyecto que tenga el aval de la Secretaría estará dirigido a la famosa flexibilización El problema es que en estos días: enero y febrero de manera especial, coinciden las revisiones de los contratos colectivos de trabajo y la opinión presidencial parecería dirigida a orientar la intervención estatal en los pactos que puedan celebrar las partes Sin dejar de reconocer que Carlos Abascal ha propiciado que esas revisiones, al menos el año anterior, se hicieran por encima del índice de inflación, lo que queda un poco en el aire es si esa misma política se seguirá ahora Privatización y flexibilidad Dos premisas que para los trabajadores y a sus representantes democráticos pueden representar pesadillas Porque, sin duda, confirman la tendencia conservadora de nuestras autoridades superiores Las de ahora y las de antes, por supuesto

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