Fox, atrapado entre dos expresidentes

viernes, 29 de marzo de 2002 · 01:00
Mientras el presidente de la República aparecía en Monterrey rodeado de los más importantes líderes del mundo, en la política nacional se terminaba de fraguar la disputa de fondo por el poder El conflicto entre Carlos Salinas y Ernesto Zedillo está terminando por convertirse en un emplazamiento al presidente Fox Entiéndase bien Lo que está de por medio no es quién ocupa --u ocupará-- los cargos públicos en México Ernesto Zedillo no tiene ningún interés en regresar a la política abierta A Carlos Salinas seguramente le gustaría, pero tiene límites constitucionales y políticos que limitan su margen de acción Y la permanencia de Fox en el gobierno está fuera de toda discusión Lo que está de por medio es terminar de saber si este gobierno sabrá aprovechar la oportunidad que tiene --así sea tardía-- de reconstruir la autoridad y la política, para dar un nuevo impulso a la economía; o si estaremos observando a una administración acorralada, reactiva e inercial El emplazamiento de los expresidentes Carlos Salinas ha fijado su posición En su artículo ¿Desarrollo sin financiamiento? (El Universal, 19 y 20 de marzo de 2002), pone ante los ojos de quienes lo quieran ver, un movimiento político mayor Ernesto Zedillo, por su parte, con su silencio político actual y con las últimas decisiones de su administración, también está jugando sus cartas Son dos personalidades distintas, dos caracteres opuestos: uno, osado; el otro, retraído Carlos Salinas de Gortari tiene un arma poderosa en sus manos Sabe cómo funciona en los límites la política nacional No se ha dado por vencido Más allá de la pasión, el rencor o el cinismo que se quieran descubrir en sus afirmaciones, Salinas está pensando en términos de poder Sabe que el poder lo tiene Fox Que los instrumentos y la lógica del antiguo régimen --por más que otra cosa se diga en los discursos-- no han cambiado Y que, por lo tanto, es la decisión del presidente la que determinará el desenlace en su disputa con Ernesto Zedillo La apuesta de Carlos Salinas es salir a la defensa del presidente Así lo presiona y ofrece ayudarlo La forma es, en momentos, sutil; en otros es directísima Le demuestra al presidente que está metido en un problema mayor: su popularidad ha caído por la inseguridad y el estancamiento de la economía Ayuda a racionalizar el problema: aparte de la recesión externa, no hay crecimiento porque no hay financiamiento, y no hay financiamiento para el desarrollo por las deudas ocultas que le heredó a Fox la administración anterior Le ofrece la salida: enjuiciar a la administración anterior Se ofrece a ayudarlo: sus amigos políticos pueden inclinar la balanza Ernesto Zedillo, a quien con tanta frecuencia se le ha menospreciado, también sabe del poder del presidente Y conoce a Salinas Hoy apuesta a colocarse en el papel de una víctima (del rencor de Salinas) y sobre todo a no ensombrecer el desempeño del presidente Fox Más que en sus propios aciertos, confía en que los errores de la otra parte lo puedan salvar Su estrategia es dejar que Salinas se ponga la soga en el cuello Que Salinas termine convirtiéndose en un problema para Fox Su apuesta es que Fox lo proteja, por haber él facilitado la alternancia y por haberle dejado --a los ojos de la comunidad internacional-- una economía más o menos en orden Pero sobre todo, su apuesta es a que los excesos de Salinas --su juego de imágenes de poder y de real politik-- se conviertan en un problema para Fox Uno y otro, Salinas y Zedillo están en una disputa política mayor Ambos buscan poner a Fox de su lado Ambos han hecho movimientos que comprometen al presidente Zedillo pensó que con el daño que a Carlos Salinas le significó el proceso judicial que inició en contra de su hermano Raúl, sería suficiente para contener al expresidente y para, él, colocarse por encima de Carlos Salinas Al final de su gobierno, después de la publicación del libro de Carlos Salinas, en 2000, se dio cuenta de que el problema no estaba terminado, sino que el enfrentamiento continuaría Decidió irse a la cabeza cuando filtró la conversación entre los hermanos del expresidente e incluyó --sólo entonces-- el nombre del expresidente en una averiguación Con ello pensó que daría un golpe final al crédito público de Carlos Salinas y dejó emplazado al presidente Fox a concluir con la averiguación y a actuar en consecuencia Ahora Carlos Salinas viene de regreso Él es quien hace el emplazamiento Ha calculado que las circunstancias políticas le son más favorables Ya no es Zedillo presidente Perdió el grupo político más cercano al expresidente Ha transcurrido un precioso tiempo legal que aumenta su seguridad Los cambios en el PRI le son favorables Algunos de sus amigos ocupan posiciones clave y conserva amigos fuera de México La popularidad del presidente Fox es menor que al principio de su administración Y después del primer año del gobierno, el presidente ha aprendido que no podrá gobernar sin alianzas que lo respalden El desquite de Salinas Salinas escoge tema y tiempo ¿Desarrollo sin financiamiento? Justo cuando arrancaba la Cumbre sobre la Financiación para el Desarrollo Él sabe del significado de la Conferencia y sabe que él podría haber sido uno de los principales protagonistas Que a Zedillo, Kofi Annan le encargó --con otros prestigiados economistas y líderes políticos-- estar al frente del Grupo Especial de Alto Nivel que preparó el documento central para la Cumbre que, para colmo, es en Monterrey El golpe de Salinas a Zedillo está bien colocado Pega donde duele Reestructura sus argumentos del libro (México, un paso difícil a la modernidad) y se monta en la nueva circunstancia política Con sus propias palabras, o haciendo suyas las posiciones de otros, se posiciona Acusa Denuncia El argumento de Salinas es: --El presidente Fox ha perdido su notable nivel de popularidad y aceptación debido a la recesión económica y a la inseguridad La culpa no es, sin embargo, de Fox, sino de la herencia que le dejó Zedillo Si el presidente no se deslinda, acabará pagando un costo alto que, además, no le corresponde --Zedillo incurrió en errores muy graves y en responsabilidades en el manejo de la devaluación de diciembre de 1994, en el diseño de la política económica para hacerle frente y en el rescate bancario Esos errores y responsabilidades públicas le han dejado costos muy altos (deudas ocultas) a la sociedad --Debe hacerse una investigación a fondo sobre el proceso de toma de decisiones que llevó al Fobaproa y a un déficit oculto de más de 4% del PIB Este déficit y la forma como se hizo el rescate bancario le representan un costo excesivo a la sociedad y dejan al país sin financiamiento para las pequeñas y medianas empresas (el crédito bancario pasó de 10% del PIB en 1994 a 1% en 2000) --Introduce una pregunta cuya fuerza no se puede desconocer: ¿Por qué, con un déficit fiscal mayor de 4%, una deuda interna multiplicada, un déficit de cuenta corriente aún alto y un peso sobrevaluado, no hubo crisis en 2000? Si en cada uno de los rubros a los que Zedillo atribuyó la devaluación de 1994 y la crisis posterior, su propio gobierno dejó problemas mayores, ¿por qué en diciembre de 2000 no hubo crisis? Salinas atribuye la diferencia a que Vicente Fox no repitió el error de diciembre de 1994 --Zedillo manejó al Ministerio Público como instrumento de persecución política y ello es la causa principal del aumento de la inseguridad --Si el presidente se deslinda de la administración anterior y se aclaran las responsabilidades, el presidente Fox podrá recuperar popularidad y tendría un mejor final de gobierno (hasta aquí los argumentos de Salinas) Los argumentos económicos de Salinas son parte de un debate que nunca se ha podido conducir con rigor Su etiología sobre el problema de la inseguridad actual carece de rigor y sólo es introducida para redondear su golpe político Y en cuanto a su defensa política, se queda en los argumentos conocidos Salinas tiene un objetivo principal: Zedillo El problema para Fox El objetivo político de Salinas es destruir el prestigio de Zedillo y, si es posible, empujar los acontecimientos para que incluso se le enjuicie Piensa que de esa manera él puede recuperar una parte de lo perdido El objetivo político de Zedillo fue, también, acabar con el prestigio político de Salinas y, para rematar, dejar encausada una investigación contra su persona Cada uno está en lo suyo Pero independientemente de las razones de cada uno --queriéndolo o no--, Salinas y Zedillo han emplazado al presidente Fox ¿En qué consiste el emplazamiento?: --Zedillo le dejó al actual gobierno, con el caso de Salinas, un problema mayor Es un problema, ya sea que el gobierno actúe, no actúe o actúe tarde --Salinas le está pasando el problema de Zedillo al gobierno de Fox Está denunciando ante la opinión pública: Que Zedillo dio información privilegiada en diciembre de 1994 a un grupo reducido de empresarios para que convirtieran sus pesos en dólares Que, contra la autonomía del Banco de México, Zedillo dio la contraorden a la Comisión de Tipo de Cambio que había recomendado poner a flotar el peso para conservar las reservas que restaban Que deben investigarse las responsabilidades del rescate bancario: la falta de reglas claras y discrecionalidad; la conversión de los pagarés del Fobaproa en deuda pública, sin la autorización del Congreso; la venta discrecional y por debajo del precio de los activos; el altísimo costo de los rendimientos de los pagarés --Ante las denuncias a la opinión pública que hace Salinas: si el gobierno investiga, se abrirá un frente más grande que el de Pemex; y si no lo hace, la pregunta será: ¿por qué no? --Salinas le mete ruido --con argumentos cuya solidez es debatible pero que no se pueden desdeñar-- al tema económico Si en efecto existen las deudas ocultas, ¿qué procede desde el punto de vista de la contabilidad gubernamental, el papel del Congreso, las consecuencias para la economía y los altos costos políticos que implicará resolver el problema, o no resolverlo? Si para obtener en diciembre de 2001 un 1% del PIB de ingresos fiscales adicionales, hubo un costo político tan alto, cómo se superará ese obstáculo que, en efecto, limita las posibilidades de financiamiento y crecimiento --El conflicto entre los expresidentes le mete ruido a la política: dentro del PRI y en las relaciones del PRI con el gobierno Por ejemplo: ¿está el gobierno en posibilidad de separar el caso de Pemex de la dialéctica del conflicto entre los expresidentes? La respuesta al emplazamiento Zedillo ha declarado su retiro de la política Se dice, a sí mismo y a los demás, que ya es expolítico Salinas ha declarado y quiere demostrar que está de regreso en la política Se dice, a sí mismo y a los demás, que fue un perseguido del autoritarismo y que el responsable de su desprestigio fue Zedillo Cada uno de ellos tiene: su explicación, sus razones, sus argumentos; sus pretensiones de evasión o aspiraciones de reconocimiento; sus temores o deseos de revancha Pero, por todo lo ocurrido, su enfrentamiento no terminará Ahora bien, aunque el pleito entre ellos no acabe, a la política sí le conviene terminarlo: hasta donde sea posible, llevarlo al terreno de la competencia de prestigios y del debate sobre los orígenes de las crisis económicas El aniquilamiento del contrario no se lleva con la democracia Mientras tanto, si frente al emplazamiento al que ha llevado el conflicto entre los expresidentes, se pretende ignorar el problema, la vida política empezará a girar en torno de este eje de conflicto El emplazamiento de Zedillo y el de Salinas no puede, aunque se quisiera, ser ignorado Si el gobierno tiene razones de fondo --legales-- para actuar en contra (de uno, del otro o de los dos) y está decidido a hacerlo, que lo haga y cierre el caso, o los casos, con imparcialidad, legalidad y prontitud Pero si, como todo lo indica, considera que no tiene bases suficientes, o no pretende hacerlo, necesita desmarcarse y recuperar la iniciativa frente a este conflicto y frente al futuro de la política nacional Y, una vez fijada su posición desde la ventaja que le da su legitimidad democrática plena, asegurar a los expresidentes el libre ejercicio de sus derechos en la democracia, y asegurar a la sociedad que ellos --y cualquier otro-- ceñirán su acción política a las reglas de la democracia A sus garantías y límites Se necesita una respuesta política al emplazamiento Para que ésta sea duradera, deberá aprovechar el impulso del conflicto para fijar nuevas reglas, concluir pronto los otros asuntos del pasado que proceda investigar, darles garantías a todas las fuerzas políticas y fijar las nuevas prioridades El presidente, el Congreso, los partidos y la Corte están en posibilidades de hacerlo Deben hacerlo con una idea y una estrategia de Estado, antes de que los ajustes de cuentas, las respuestas sin encuadramiento, o la falta de respuestas, lleven a los ciudadanos a concluir que el gobierno se pierde en lo intrascendente y se distrae de lo fundamental, que el país sigue entrampado en su pasado y que las instituciones (y la clase política) no están cumpliendo con sus responsabilidades Fox ha sido emplazado por los expresidentes Salinas y Zedillo pretenden que el poder presidencial juegue a su favor en el conflicto entre ellos Fox debe construir su ruta de salida: una que no esté en el uso del poder por una facción en contra de la otra Debe construir --con todos-- una respuesta política que permita colocar al poder político por encima de las facciones, incluyendo la propia Vamos, no caer en la tentación, o en la trampa de querer jugar a la política facciosa para sacar algunos de sus compromisos y recuperar una parte de su popularidad Vamos, aprovechar la ventaja que le dio la alternancia y no regresar a la vieja lógica de la exclusión Es necesario que el presidente organice la política para que ésta regrese al eje de la reforma del Estado y a la disputa democrática Si lo hace, recuperará la iniciativa Si no lo hace, terminará aceptando la ayuda que hoy le ofrece Salinas, aunque no sea a cambio de todo lo que el expresidente le pide y por todo el tiempo que el presidente esperaría Ésa es la lógica política de los emplazamientos Es un asunto serio, pero también puede terminar en una secuencia de desplantes que trivialicen, más aún, a los ojos de los ciudadanos, el final del antiguo régimen y la falta de nuevas reglas para dirimir los conflictos Si ése fuera el caso, en vez de emplazamiento, que es un término propio de la lucha política y del ejercicio de la ley, tendríamos que estar hablando de la tragedia de un país donde sus élites no pudieron ponerse de acuerdo para darle a la autoridad y a la ley el rango que, en la arquitectura de un orden democrático y en la modernización de una economía nacional, les corresponde

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