La lección de Tlaxcala

jueves, 18 de noviembre de 2004 · 01:00
México, D F, 17 de noviembre (apro)- La derrota de la esposa del gobernador de Tlaxcala, Maricarmen Ramírez, el domingo anterior, tiene consecuencias no sólo para el PRD sino también para Marta Sahagún, quien se veía reflejada en sus aspiraciones presidenciales en la senadora perredista Maricarmen, como Marta, estuvo empecinada en aprovechar el cargo de su esposo Alfonso Sánchez Anaya para entrar por la puerta grande al gobierno de Tlaxcala, sin tener una trayectoria política propia y, mucho menos, sin contar con una base de trabajo ciudadano Para cumplir la ambición de su esposa, Sánchez Anaya fue permisible a la campaña que la senadora realizó utilizando la figura del gobernador, así como lo está haciendo el presidente Vicente Fox con su esposa Marta Sahagún Si legalmente la postulación de Maricarmen era factible, desde el punto de vista de la ética política rebasaba los límites y se acercaba al viejo problema de la política mexicana como es el nepotismo Pero esto poco le importó a Maricarmen Ramírez, quien sin ningún empacho tomó la decisión de continuar y extender el proyecto de gobierno de su esposo seis años más Para ello nunca hizo caso de las recomendaciones que le hicieron en su momento en el PRD, para desistir en sus ambiciones políticas, e incluso acudió al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación cuando su partido se negó a reconocer su candidatura Sus oídos estaban más atentos a los apoyos como el de Marta Todo el tiempo que duró el litigio político, el gobernador Sánchez Anaya – como le hace Fox con Marta--, nunca dejó de apoyarla y sólo tomó una distancia prudente simulando que no estaba impulsando la carrera política de su consorte Maricarmen tampoco deslindó la figura política de su esposo y, tomando como trampolín la obra de gobierno de Sánchez Anaya, lanzó su programa de campaña una vez que el PRD fue obligado a reconocerle su derecho de ser la candidata El escándalo que precedió la campaña de la esposa del gobernador no fue bien visto por los tlaxcaltecas, que dieron la espalda al proyecto transexenal de los Sánchez-Ramírez Los huecos en la confianza ciudadana fueron aprovechados por el PAN y el PRI Así, de más de 25 puntos porcentuales que llevaba de ventaja al principio de la contienda, la senadora terminó perdiendo hasta con seis puntos ante el ganador panista Héctor Ortiz Ortiz, quedándose en el tercer sitio La candidatura de Maricarmen Ramírez había alborotado las aspiraciones de otras esposas de gobernadores, e incluso revivió las ilusiones de Marta Sahagún, que nunca ocultó su simpatía y su apoyo por la Hillary tlaxcalteca, como ella misma se reconocía Envueltas en sus propias ambiciones y necesitadas de reflejarse en alguien, Marta y Maricarmen se miraron como en un espejo agorero que les anunciaba el triunfo por sobre todos sus enemigos Por eso la derrota de la senadora es también un mensaje para las mujeres que quieren aprovechar un espacio de poder que no les pertenece para sus fines personales, como es el caso de Marta Sahagún de Fox Ante la derrota, la senadora de Tlaxcala escogió la justificación más fácil al culpar al PRD de haber afectado su campaña con los escándalos provocados por la negativa de reconocerla como su candidata Lo que no quiere ver la primera dama de Tlaxcala es que una de las conductas que más rechaza la ciudadanía es la corrupción que implican los poderes heredados de esposo a esposa en cargos de gobierno Tan fuerte es su ceguera que desde la derrota ya anunció que regresará al Senado para impulsar una ley que proteja los derechos de las esposas de los gobernantes, cuando lo que se necesita es una ley que regule derechos y obligaciones de las primeras damas, entre ellos la de no utilizar la infraestructura ni la imagen de sus maridos para llevar a cabo sus proyectos políticos personales Por su semejanza con Marta Sahagún, lo ocurrido a Maricarmen Ramírez en Tlaxcala tendría necesariamente que poner en alerta a la primera dama de este país, y no sólo por lo que significa la derrota de un intento de nepotismo, sino sobre todo porque seguramente quien llegue a sustituir al gobernador Sánchez Anaya tendrá la obligación de revisar las cuentas que deja el gobernante La venganza en política es una de las más fuertes que existen porque tienen de por medio la demostración del poder Si en Tlaxcala el gobernador Sánchez Anaya manejó los recursos para favorecer a su esposa, una auditoria a las finanzas seguramente lo mostrará Quizá eso nunca lo tomó en cuenta la senadora del PRD y, en el caso de Marta Sahagún, tampoco Por eso, en el caso de Marta, las consecuencias de una derrota en sus aspiraciones políticas, la dejaría inerme ante los múltiples enemigos que se ha creado, y tal vez por eso es que tratará de quedarse con un puesto de elección popular por la vía plurinominal, como un escaño en el Senado, para tener el fuero por al menos seis años, y protegerse así de cualquier investigación por malos manejos de recursos públicos o presuntos casos de tráfico de influencia, principalmente de sus hijos, como ya se comienza a difundir entre políticos y empresarios

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