Rumsfeld y la insensibilidad estadunidense

lunes, 27 de diciembre de 2004 · 01:00
Washington (apro) - La indiferencia al dolor ajeno del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quedó demostrada: con frialdad menospreció el efecto psicológico que provocó en la sociedad estadunidense el sangriento ataque insurgente perpetrado el martes 22 a una base militar de Estados Unidos en Mosul, Irak La arrogancia y dureza son dos de las características más notables de la personalidad de Rumsfeld Son, a la vez, sus más puntos débiles De ellos sacan provecho sus enemigos políticos del Capitolio: piden su cabeza como una manera de compensar a los familiares de los 14 soldados que murieron en el ataque de Mosul Los familiares, por cierto, expresaron su coraje y repugnancia ante la indeferencia al dolor ajeno que demostró el jefe civil de más alto rango en el Pentágono No hay duda de que el puesto de Rumsfeld pende de un hilo Pero, al parecer, no renunciará ni el presidente George W Bush lo correrá en estos momentos, o por lo menos no lo hará hasta después de que se celebren las elecciones de Irak, programadas para el próximo 30 de enero Las “características” de la personalidad de Rumsfeld condensan en sí mismas la percepción que tiene el mundo entero sobre el gobierno de Bush Pero debido a esa misma arrogancia que ha demostrado el presidente de Estados Unidos ante sus críticos y detractores, no les dará gusto a los que piden la renuncia del secretario de Defensa Dos son las razones Ambas igual de simples: la primera: sería aceptar que cometió un error al pedirle a Rumsfeld quedarse en su puesto para el segundo mandato presidencial que inicia el 20 de enero La segunda: despedirlo sería dar una señal de derrota y vulnerabilidad a los grupos insurgentes y presuntos terroristas iraquíes Ello sin contar que la comunidad internacional daría una lectura más sofisticada a dicho despido: que después de casi dos años de la guerra unilateral contra Irak, la Casa Blanca finalmente acepta que fue un error intervenir militarmente en ese país El sueño guajiro de la gran mayoría de la población de este planeta -- con la excepción de los más de 50 millones de estadunidenses que el 2 de noviembre reeligieron a Bush-- sería ver al gobierno de Estados Unidos aceptar que cometió un error Pero tal posibilidad es nada más eso: pura ilusión Washington no se equivoca Los errados son todos los que critican al todopoderoso presidente republicano y a sus subalternos, como Rumsfeld y el vicepresidente Richard Cheney Tal es la mentalidad desde el poder del imperio En esa mentalidad y en las acciones inhumanas que comete el gobierno de Bush, los medios de comunicación de Estados Unidos son cómplices Acostumbrados a la espectacularidad y al efecto de las imágenes morbosas –tal como lo fueron las fotografías degradantes, dignas de la nota roja, sobre el maltrato a los prisioneros en la cárcel de Abu Ghraib--, los periódicos y medios electrónicos de Estados Unidos minimizaron o, en algunos casos, ignoraron, nuevos documentos desclasificados que muestran con mayores detalles la violación de los derechos humanos de los prisioneros de guerra a manos de las tropas de Estados Unidos Dichos documentos revelaban que estas torturas y humillaciones no eran una excepción, sino la regla Mediante acciones legales, cinco agrupaciones no gubernamentales pusieron al descubierto más violaciones a los derechos humanos perpetradas por soldados estadunidenses contra prisioneros de guerra iraquíes, afganos y de otras naciones árabes detenidos durante la guerra en Afganistán (octubre de 2001) y la invasión a Irak (marzo de 2003) Estas violaciones --cometidas en las prisiones de Afganistán e Irak, así como en la de Guantánamo, Cuba-- son tanto o más graves que las perpetradas en Abu Ghraib Incluyen, por ejemplo, ejecuciones extrajudiciales Y están documentadas y detalladas en los nuevos papeles desclasificados por el Pentágono Como no hay fotografías ni videos sobre estas violaciones, o si existen no las desclasificó el Departamento de Defensa, la noticia quedó marginada en las páginas interiores de los grandes periódicos estadunidenses, con la excepción del Washington Post que la destacó en su primera plana En la televisión fue casi nula la difusión del caso, o ni siquiera mencionado por cadenas de noticias defensoras de Bush y de la guerra en Irak, como Fox News Frente a este tipo de violaciones de derechos humanos cometidas por los soldados estadunidenses, los agentes judiciales mexicanos aparecen como unos angelitos cuando utilizan sus métodos de interrogatorio Pero no es con base en estas violaciones que la prensa, políticos y sectores de la sociedad estadunidense piden la renuncia de Rumsfeld, sino en lo “insensible” que se muestra con los peligros y padecimientos de los soldados desplegados en Irak Rumsfeld, después de todo, no es más que un granito de arena en la inmensa playa de abusos contra los derechos humanos que cometen las tropas del Pentágono

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