Industria amenazada

domingo, 22 de enero de 2006 · 01:00
No es nuevo: debido al incumplimiento del Tratado de Libre Comercio firmado en 1993, México permite la importación de alta fructosa barata, mientras los productores nacionales de azúcar encuentran obstáculos para colocar sus excedentes en el mercado estadunidense Pero la política errática del gobierno foxista está empujando al sector azucarero nacional, desde su severa crisis, al borde mismo del colapso El futuro de la industria azucarera se definirá en la Organización Mundial de Comercio (OMC), organismo que a más tardar en 2008 emitirá una resolución acerca del juicio en el que se enfrentan azucareros mexicanos y productores de alta fructosa de Estados Unidos La disputa es por el control de un mercado de 1 millón 800 mil toneladas de azúcar, que representa ganancias de mil 300 millones de dólares anuales Las empresas trasnacionales más interesadas en acaparar el mercado del azúcar en México son Archers-Daniels Midland y Corn Products International, cuyos accionistas están vinculados a Almidones Mexicanos y a Arancia Corn Products, respectivamente Estas compañías están decididas a impedir que México pueda enviar sus excedentes de azúcar a Estados Unidos y pretenden que, en cambio, el mercado mexicano sea invadido con jarabe de alta fructosa No son los únicos problemas que afectan al sector azucarero Según trabajadores del ramo, el gobierno federal propicia el hundimiento de la industria al aplicar políticas contrarias a los intereses nacionales, como la libre importación de azúcar, y no exige al gobierno de Estados Unidos el cumplimiento del Tratado de Libre Comercio (TLC) en materia de edulcorantes Por eso, aunque en los últimos años esta agroindustria logró repuntar, los trabajadores y campesinos de los ingenios son cada vez más pobres Comunidades cañeras cuya economía depende de la producción azucarera, como Ciudad Cardel, Juan Díaz Covarrubias, Lerdo de Tejada y Carlos A Carrillo, entre otras, se caracterizan por su atraso social, educativo y económico Acuerdos leoninos El litigio binacional surgió a raíz de las malas negociaciones realizadas antes de la firma del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá En los documentos signados en 1993 se establecía que si México -que entonces no producía azúcar suficiente para su propio mercado- lograba producir excedentes en 10 años, podría exportarlos a Estados Unidos Esa meta fue alcanzada poco después, pero cuando el gobierno mexicano exigió el cumplimiento del TLC, los estadunidenses se negaron a aceptar los excedentes azucareros de México, pues los grandes productores de alta fructosa pretendían invadir el mercado nacional con ese edulcorante, que resulta más barato porque deriva del maíz La industria mexicana del azúcar se acercaba al colapso Además, en noviembre de 1993 este acuerdo comercial fue saboteado con la firma de las denominadas cartas paralelas, documentos que en los hechos desvirtuaron el texto original del tratado al restringir los volúmenes de exportaciones azucareras de México a Estados Unidos La controversia con los productores estadunidenses de fructosa surgió en enero de 2002, cuando el Congreso mexicano determinó imponer el Impuesto Especial a la Producción y Servicios (IEPS) de 20% a los refresqueros y grandes consumidores de edulcorantes que compraran jarabe de alta fructosa Esta medida permitió que la industria azucarera nacional recuperara su estabilidad, al menos en corto plazo De acuerdo con el estudio Contexto actual de la agroindustria de la caña de azúcar, elaborado José Cruz Romero, investigador y asesor de la Cámara de Diputados, la industria azucarera nacional fue víctima de su propio desarrollo, y deja ver que hubo engaños y ocultamiento de información antes, durante y después de la firma del acuerdo comercial entonces impulsado por el presidente Carlos Salinas En ese análisis se relata: Al desconocer dichas cartas (paralelas), la industria azucarera recién privatizada proyectó su crecimiento para elevar la producción y la productividad de sus plantas a fin de cubrir el mercado doméstico y colocar sus excedentes en el mercado de Estados Unidos Esto se logró con creces al pasar de 35 millones de toneladas de azúcar producidas en el ciclo azucarero en que se negociaba el TLC, a 58 millones de toneladas de azúcar en la zafra 2004-2005, llegando incluso a un combinado agroindustrial de 88 toneladas de azúcar por hectárea Ello implicó, desde luego, el incremento de la superficie destinada a la siembra de la gramínea, habiendo pasado de 590 mil a 745 mil hectáreas cultivadas en el mismo período No obstante, lo que parecía un atractivo para la agroindustria azucarera mexicana se convirtió -paradójicamente- en un verdadero calvario, habida cuenta que el aumento de la producción, la productividad y la competitividad sin mercado para la comercialización de los excedentes metieron a la agroindustria azucarera en un duro atolladero Es decir, el dejar de ser deficitarios en azúcar para convertirnos en superavitarios significó que las complicaciones de este subsector se multiplicaran, haciéndole víctima de su propia capacidad El estudio destaca que la industria genera en el campo mexicano ingresos equivalentes a 135% del valor de la producción agrícola nacional (equivalente a 34% de la rama de alimentos y tabaco), lo que representa 05% del Producto Interno Bruto y aproximadamente 440 mil empleos directos De acuerdo con la Unión Nacional de Productores de Caña de la Confederación Nacional Campesina (CNC), de la agroindustria azucarera dependen en forma directa 25 millones de mexicanos, en 227 municipios de 15 estados, donde habitan 12 millones de personas Muchas de ellas laboran en los 58 ingenios del país, de los cuales el gobierno administra 22 Independientemente de sus altibajos, la industria azucarera es muy rentable: produce ganancias por casi 3 mil millones de dólares en cada ciclo Según cifras oficiales, se destinan al campo mil 700 millones de dólares en pagos para los 160 mil productores, jornaleros, operadores de maquinaria agrícola y transportistas Pese a las acciones de la Secretaría de Economía para evitar el colapso en esta agroindustria, su futuro es incierto Si México pierde el juicio ante la OMC, cuyo fallo puede emitirse entre 2006 y 2007, se abrirían las puertas a la alta fructosa estadunidense Con ello podría desplomarse la industria azucarera nacional Por lo menos una veintena de ingenios tendría que cerrar sus puertas y, según Cruz Romero, eso significaría que también se dejarían de sembrar más de 200 mil hectáreas de caña A juicio de cañeros y obreros azucareros, el TLC no ofrece certidumbre Por el contrario, es claro que el gobierno de Estados Unidos no aplica una política de equidad con sus socios comerciales, pues las cuotas de azúcar que ingresan a su país las define en función de razones meramente geopolíticas y no de libre comercio, indican Estudios realizados por la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y por la Unión Nacional de Productores de Caña dan cuenta de los obstáculos sanitarios y de cuotas que el gobierno estadunidense impone al azúcar mexicana para ingresar en su mercado, pese que el TLC sólo especifica el pago del arancel correspondiente Y es que, cuando a Estados Unidos no le conviene instalar los paneles que señala el TLC, sencillamente no cumple el tratado Y si se trata de impugnar y demandar a nuestro país para salvaguardar sus intereses, lo hace mediante las reglas del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) ante la OMC, lo cual manifiesta un trato inequitativo A estas presiones se añade que Canadá tiene la posibilidad de exportar a México jarabe de maíz de alta fructosa con arancel cero, aunque no firmó el Tratado de Libre Comercio en materia de edulcorantes, En una de las investigaciones mencionadas se plantea que, a pesar de esta situación, el 30 de septiembre de 2005 el gobierno mexicano publicó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo de la Secretaría de Economía para importaciones definitivas de fructosa de Estados Unidos, en virtud de que nuestro vecino del norte otorgó acceso a su territorio a 250 mil toneladas métricas de azúcar mexicana, a cambio del ingreso a México de un tonelaje similar de fructosa Sin embargo, establece el estudio, si se considera que esta decisión del gobierno de Estados Unidos tiene su origen en las desvastaciones causadas por huracanes y ciclones en diversos estados productores de caña y remolacha de azúcar, y no en una respuesta de cumplimiento al TLC; resulta a todas luces evidente la actitud ventajosa de los estadunidenses, que vuelven a dar a México un trato discriminatorio, ya que a los otros países que les asignan cuotas de azúcar no les ponen como condición la compra de un volumen similar de jarabe de maíz de alta fructosa Vicios En 2001, el gobierno del presidente Fox expropió buena parte de los ingenios azucareros por medio de un decreto polémico Mediante ese recurso, enajenó 22 plantas a varios industriales que las habían adquirido en el sexenio de Carlos Salinas Uno de los empresarios más afectados fue Enrique Molina Sobrino, dueño del Consorcio Azucarero Escorpión (Caze), que operaba nueve ingenios, entre ellos el San Cristóbal, uno de los más productivos del país El endeudamiento de los grupos empresariales con el gobierno y la supuesta parálisis de la industria fueron los principales argumentos de la administración foxista para expropiar 28 plantas productivas Posteriormente, el gobierno federal tuvo que regresar seis ingenios a los dueños originales, pues perdió los juicios en los tribunales al no acreditarse plenamente el objeto de la expropiación Otros juicios aún están por resolverse En marzo de 2004, cañeros de la CNC denunciaron en la Cámara de Diputados que el gobierno vendió de manera directa el ingenio San Francisco El Naranjal al grupo Gargonz, propiedad de Francisco García González, quien fue director del grupo Caze Aseguran que el empresario paga la caña a precios preferenciales, no exporta sus excedentes de azúcar y los vende en el mercado nacional De acuerdo con un análisis de la comisión especial del Congreso que da seguimiento a la problemática de esta agroindustria, el principal obstáculo para su desarrollo es el propio gobierno, pues en las políticas que pretende imponer el presidente Vicente Fox influyen intereses poco claros Según ese documento, aunque el gobierno señala que busca la viabilidad de la industria, existen vicios y prácticas que atentan contra el mercado azucarero, como el contrabando de azúcar proveniente de Brasil, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua El estudio resume otros vicios y algunas de sus consecuencias: Situaciones de carácter comercial y financiero internacional y nacional, como elevados inventarios por importaciones excesivas de azúcar; ingreso al país de importantes volúmenes de alta fructosa; reducido nivel de exportación a Estados Unidos; agroindustria en manos del sector privado, con altos niveles de endeudamiento, desvío de recursos, falta de reinversión y de financiamiento para la operación de los ingenios en campo y fábrica, llevaron al sector azucarero nacional a una crisis severa, económica y socialmente inaceptable Por falta de respuestas a sus obligaciones, muchos ingenios fueron tomados, lo mismo que oficinas del gobierno federal y las calles de la Ciudad de México, por campesinos desesperados ante la falta de pago a su producción Tan sólo en la zafra 2005-2006 se produjeron 5 millones 800 mil toneladas de azúcar y se molieron 50 millones de toneladas de caña, lo que actualmente mantiene estable a la industria Pero el futuro es incierto El análisis concluye que es necesario modernizar las plantas de producción porque la mayoría de las fábricas carece de mantenimiento, lo que ocasiona retrasos en la molienda; además, los sistemas de producción son obsoletos Sin embargo, señala José Cruz Romero, por ahora nadie quiere arriesgar con inversiones en la industria, pues se encuentra sumida en un escenario de total incertidumbre l

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