Cambio de piel

martes, 3 de enero de 2006 · 01:00
* La tercera generación de "polleros" preocupa hasta a sus antecesores * "Son ambiciosos y sólo les interesa el dinero", dice un "coyote" jubilado Tijuana, B C, 2 de enero (apro)- Sus ojos escudriñan cada movimiento a su alrededor Es un hombre absolutamente desconfiado Es esbelto y, a sus 47 años de edad, Alfonso Maciel, finalmente decide relatar sus experiencias como "pollero" Ufano, defiende su actividad y pondera los beneficios que tiene para Estados Unidos; pero critica también a sus colegas que sólo buscan ganancias económicas "Somos nosotros los que hemos ayudado a cumplir el sueño americano de cientos de miles de migrantes mexicanos", asegura Cuando el tema de la migración es centro de la polémica en la relación binacional entre México y Estados Unidos, Alfonso señala que también existen razones para preocuparse cuando el perfil de los "polleros" se ha vuelto más violento e interesado por las ganancias económicas "Con franqueza hay que decirlo también, actualmente hay muchos ?polleros? irresponsables que abandonan a la gente en el desierto, ante temperaturas agobiantes, porque son los jóvenes ?polleros?, son ambiciosos y sólo les interesa el dinero", dice cuando se decide a hablar Sin embargo, aclara, "esa es la tercera generación de polleros Antes, la primera y segunda generaciones, fuimos guías responsables con los migrantes, los tratábamos como gente y nos convertimos en amigos de muchos" Hoy, Alfonso tiene un pequeño negocio en Tijuana, no pasar a Estados Unidos porque en ese país existe una orden de arresto en su contra, por haber sido fichado en su época como "burro" de narcotraficantes y productor de "crystal", una droga sintética de gran consumo en esta frontera "Aún conservo mis ollas donde producía el cristal", asegura El contacto con este "pollero" se concreta gracias a la intervención de Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos, quien conoció a Alfonso cuando éste estuvo preso en San Diego, California, acusado de conspirar para introducir drogas a Estados Unidos Prácticamente fuera de negocios ilícitos, Alfonso recuerda que trabajó para experimentados "polleros", de quienes aprendió los detalles del contacto y del paso de los migrantes, así como las rutas y los métodos para escurrirse de la Patrulla Fronteriza "A esos señores yo los llamo las leyendas del pollerismo en Tijuana: don Beto Corona, ?El Pollo? o ?El Kalimán?" "Estos señores forman parte de la primera generación de polleros, que entonces se les llamaba ?coyotes? y cuya labor se acercaba más a dar un servicio para los migrantes, por el cual recibes dinero y punto", relata Oriundo de Puerto Vallarta, Alfonso defiende la actividad que durante muchos años realizó: "Los gobiernos persiguen a los ?polleros?, pero no se dan cuenta que nosotros cumplimos el sueño americano de cientos de miles de migrantes Ellos (EU) necesitan mano de obra, y acá (México) la gente tiene hambre: entonces nosotros cumplimos con brincarlos a cambio de una tarifa "Existe mucho de hipocresía en todo esto, porque hay miles de empleadores que requieren de indocumentados, porque los explotan, pero el gobierno de Estados Unidos lanza discursos de que ahora sí va a poner controles más estrictos En esto hay mucha gente coludida", asegura En Estados Unidos viven actualmente alrededor de 20 millones de mexicanos ?once millones son hijos de mexicanos pero nacidos en ese país-- De los restantes 9 millones, 35 son indocumentados, según arroja el observatorio de flujos continuos que aplica el Colegio de la Frontera Norte (Colef) De esos 20 millones de mexicanos, cerca de 12 millones viven a menos de dos horas de la frontera con México, al grado de que en California el 25 por ciento de la población es mexicana; en Texas, el 24%; y en Arizona, el 16 por ciento Condados como Star, en Texas, tiene un 85 por ciento de población mexicana Los números de la encuesta del Colef, además, muestran que cada año cerca de 600 mil mexicanos migran a Estados Unidos y regresan al país alrededor de 250 mil, es decir, cada año el número de mexicanos en el país del norte crece en 350 mil Buenos y malos En un recorrido por los puntos que utilizaba para pasar a los migrantes, Alfonso muestra cruceros que hoy son sumamente vigilados por la Patrulla Fronteriza, con reja metálica e iluminación, en puntos conocidos como Los Laureles, El Mirador y el Bordo, en la frontera con San Ysidro, California Actualmente son zonas muy vigiladas por la Patrulla Fronteriza "Yo sí paso, porque sé las mañas, pero ahora aun a mí me costaría trabajo", reconoce --¿Cómo empezó? --Empecé como "talonero" o "enganchador" Abordaba a los migrantes en las casetas telefónicas de la calle 5ª y en la central camionera Me pagaban 25 dólares por cada "pollo" que acarreaba Era 1973 Cobrábamos de 200 a 225 por cada pollo Después, me llevaban al cruce para vigilar a los migrantes, los manejábamos como si fueran un rebaño Así me aprendí los caminos, y a los seis meses me hice guía Nosotros usábamos varias rutas, la de Playas de Tijuana, la del Mirador y la de los Laureles "En mi primera pasada, nos tocó una luz roja de revisión migratoria en San Clemente El chofer nos ordenó bajar de la Van Corrimos en distintas direcciones Yo me escurrí y me llevé a un muchacho que iba para el Valle de San Fernando Lo metí por un túnel que nos condujo al rumbo de la playa Pedimos dos aventones para llegar "La familia del muchacho me pagó 200 dólares por entregar a su familiar, dinero que nunca había tenido antes Me hospedé en un hotel del centro de Los Ángeles y en la mañana salí a comprar cosas, sin saber qué", recuerda Alfonso supo qué hacía el "talonero", el guía, el chofer y el "chequeador" (sic) ?el que vigila los movimientos de la autoridad--, ya que poco a poco fue escalando y hacía todo lo que sus jefes le indicaban, para no cometer errores y saber los pormenores de su actividad Fue entonces que decidió iniciar su propia banda, donde había menores de 10 años hasta personas de 30 Él los protegía, negociaba las cuotas de pasada, recibía el dinero y distribuía los pagos: "Pasábamos como 3 o 4 veces por semana y eran grupos de 10 a 16 personas Lo más que pasamos en un solo viaje fueron 34 personas, yendo yo al frente Yo sacaba 10 mil dólares libres para mí" --¿Cómo operaban? --Conectábamos a los clientes y hacíamos grupos Por la tarde dejábamos un vehículo por la zona de Imperial Beach Pasábamos a la gente, una vez que no hubiera vigilancia de la Border Patrol Llegábamos hasta el vehículo, los subíamos agachados en los asientos y en la cajuela; a veces los regañábamos, porque querían asomarse Y teníamos algunas rutas por donde no había vigilancia policiaca El primer punto era San Diego Más adelante, íbamos para Encinitas, Ocean Side, cerca de San Clemente Ahí nos escondíamos cerca de una arboleda, mientras el "chequeador" iba a ver cómo estaba la vigilancia, compraba algo de comer y leche para que comieran algo "Ocasionalmente los metíamos a un hotel que estaba cerca del mar en Encinitas, ahí esperábamos la llamada del ?chequedador? A los que iban a Chicago o Nueva York, les comprábamos su boleto en el aeropuerto de Los Ángeles A veces les dábamos ropa de segunda mano para que se cambiaran y se vieran presentables --¿Qué nacionalidad eran? --Muchos mexicanos, a los centroamericanos nos los pasaba otro grupo que los traía desde allá Nosotros les cobrábamos algo más, pero dábamos una cuota de 50 dólares por cada ?pollo? centroamericano o iraquí Alfonso Maciel conduce su vehículo en una zona de festivos burdeles y cantinas de la calle Coahuila ?"aquí gastaba mi dinero", recuerda-- y por los puntos donde cruzaba furtivamente a Estados Unidos, Maciel distingue que "hay de todo, ?polleros? buenos y ?polleros? cabrones"

Comentarios