El Salvador: Las demandas de la diáspora

lunes, 20 de noviembre de 2006 · 01:00
San Salvador, 20 de noviembre (apro) - Héctor Andrade, un joven de 34 años de edad, regresó a su tierra natal, San Martín, en la periferia de San Salvador, luego de 20 años de ausencia Jamás parecería extranjero --en realidad no lo es--, pero su acento inglés lo delata como "hermano lejano", calificativo despectivo con que se denomina al inmigrante "Me fui cuando El Salvador estaba en guerra Tuve muchas pesadillas y no quería regresar Hoy regreso y todo ha cambiado", dice el joven Andrade es parte de la oleada migratoria que, en la década de 1980, llevó a casi un millón de salvadoreños al sur de Estados Unidos, especialmente a las ciudades de San Francisco y Los Angeles Actualmente, en Estados Unidos residen 25 millones de salvadoreños, de una población de aproximadamente 67 millones de habitantes Los gobernantes de El Salvador no hacen buenas cuentas cuando dicen que una cuarta parte de la población ha emigrado al extranjero En realidad, las mismas cifras oficiales indican que es más de una tercera parte la población inmigrante "Somos la nación que está en el extranjero", aclara Salvador Sanabria, uno de los líderes de la comunidad organizada de salvadoreños en Estados Unidos y que, desde hace cuatro años, organizan anualmente una convención para debatir "nuestras necesidades, intimidades, sentimientos y reclamos" La migración es una fuerza pujante, pero discriminada y reprimida a la vez Se estima que 700 salvadoreños salen diariamente de su país con destino a Estados Unidos en busca de trabajo y bienestar Recientemente, el sacerdote jesuita José María Tojeira, rector de la Universidad Centroamericana (UCA), durante una cátedra llamada "Realidad nacional", calculó que los ingresos anuales de los salvadoreños en Estados Unidos eran equivalentes a más de 10 veces el Producto Interno Bruto (PIB) de éste país, que es de 17 mil millones de dólares Tojeira no sólo mencionó el poder económico de los inmigrantes que, además, mantienen la estabilidad económica con el envío de remesas calculadas en cerca de tres mil millones de dólares anualmente (16 por ciento del PIB), sino el potencial educativo, profesional y cultural acumulado, lo que convierte a "esta nación externa" en una fuerza determinante a la hora de planear un posible cambio en El Salvador Salvador Sanabria es el director de "El Rescate", la primera organización comunitaria defensora de los derechos de los inmigrantes fundada en Los Angeles en la década de 1980 Su liderazgo en la "diáspora" lo convierte en voz autorizada para elaborar un análisis de la realidad de la migración de esta nación centroamericana "Hoy estamos en El Salvador, en la Cuarta Convención de Salvadoreños en el Mundo, en la que nos reunimos 200 líderes salvadoreños en nuestra nación de origen para auscultar nuestra realidad y ver la radiografía de lo que hoy es El Salvador", dice Sanabria, quien aclara que han llegado compatriotas residentes en Estados Unidos, Canadá, Suecia, España y Brasil, entre otros países "Muchos de nosotros tenemos varios años de no haber retornado a El Salvador, y el primer consenso que tenemos es que el país está en una situación disfuncional Hubo cambios después de la guerra civil, pero no se han superado los males endémicos que fueron condición para el conflicto armado El Salvador recibe tres mil millones de dólares anualmente de los mismos pobres que fuimos expulsados, pero no se ha sabido integrar una estrategia de desarrollo sostenido para cambiar el sistema de pobreza y otros males generadores de violencia", apunta el activista social "Es por eso que pujamos por participar Queremos estar involucrados en el diseño de políticas públicas, promover valores, cultura, combatir la pobreza y los niveles de violencia", señala Poco antes de esta entrevista, otro salvadoreño residente en Suecia, René Reyes, narró con espanto que en la entrada del hotel donde se hospedaba, una pareja de extranjeros fue asaltada a punta de pistola y despojada de todo objeto de valor Se trata de uno de los 500 asaltos y 30 extorsiones diarias que se denuncian "De milagro están con vida, porque los pudieron matar", comentó Reyes, quien se mostró impactado cuando confirmó que su país tiene actualmente la tasa de homicidios más alta de Latinoamérica: 55 por cada 100 mil habitantes El voto en el exterior Pero los líderes comunitarios de la inmigración no han retornado temporalmente a El Salvador sólo para reflexionar "Vamos a hacer exigencias serias La primera es reclamar un derecho que se nos ha negado en los últimos años: el derecho al sufragio para los salvadoreños en el exterior Es una demanda que se la hacemos no sólo al gobierno, sino a al Estado", dijo Sanabria Agregó que "hay una deuda con los salvadoreños en el exterior No podemos ser los generadores --con grandes sacrificios-- de más de 36 mil millones de dólares en los últimos diez años, en concepto de remesas familiares, y no tener participación política Por ello, exigimos que se establezcan las condiciones para nuestra participación en 2009, cuando se realicen las próximas presidenciales" "Otra cosa debe quedar clara", advirtió "El Estado salvadoreño es sujeto también de demanda internacional por sus irresponsabilidades Ya hay antecedentes de demandas internacionales en el caso de derechos humanos, pero igualmente se puede demandar porque no nos dejan votar en el exterior, que es un derecho constitucional Lo estamos estudiando legalmente con expertos en la materia y, en su debido momento, vamos a manifestarnos acerca del camino a seguir" Añadió: "También podrían ser sujetos de demandas internacionales El Salvador y otros Estados, como México y Estados Unidos, por las formas dramáticas de sufrimientos de nuestros ciudadanos cuando emprenden el camino de la llamada `ruta de la muerte`, con el fin de alcanzar la frontera estadunidense" Una organización humanitaria, CARECEN International --fundada en Estados Unidos-- estima que unas 10 mil personas de origen salvadoreño han desaparecido o muerto en el trayecto hacia territorio estadunidense, víctimas de la delincuencia o la represión oficial

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